El Banco Central Europeo tiene un nuevo motivo para ser optimista. Una de las últimas piezas que le faltan al BCE para poder cantar victoria en su lucha contra la inflación es conseguir que los salarios moderen su crecimiento en la zona euro, y estos están ya empezando a dar señales alentadoras para el banco central. El indicador favorito del BCE para anticipar los movimientos futuros en el frente salarial ha dado esta semana una gran alegría al banco central: el ritmo de crecimiento se ha moderado tanto, que ha caído hasta el nivel más bajo de la última crisis inflacionista, que empezó entre 2021 y 2022. Se trata de una señal que confirma el último mensaje del BCE, que intenta justificar más bajadas de tipos en 2025, ante la posibilidad de que la inflación alcance este mismo verano el objetivo del 2%.
Para el BCE, los salarios se han convertido en una de las piezas clave de cara a 2025. Con la mayor parte de indicadores macro confirmando la debilidad de la inflación, y la expectativa del banco central de que esta alcanzará en los próximos meses el objetivo del 2%, el ritmo de aumento salarial se había convertido en una piedra en el zapato para el BCE, ya que ponía en duda si los recortes de tipos podrían estar siendo demasiado fuertes. Si los salarios no se moderaban, la expectativa de que la inflación siguiese moderando su crecimiento se ponía en duda.
Por eso, Christine Lagarde, presidenta del BCE, hizo hincapié en la última reunión de política monetaria del organismo, en la necesidad de vigilar de cerca los indicadores salariales de la zona euro, al ser el componente clave en la inflación del sector servicios, el último elemento que más inflación está generando en la eurozona, a juicio del BCE. “Hay un indicador que sigue resistiendo a caer hasta nuestro objetivo: la inflación del sector servicios, esta inflación doméstica, en Europa, todavía se resiste. Sabemos que estos servicios son muy intensivos en fuerza laboral, y es [la inflación de los servicios] muy sensible a los salarios”, explicó Lagarde en la reunión.
En este frente, el discurso era optimista: “Tratamos de entender los salarios porque son super importantes para los servicios, y todos los indicadores que tenemos ahora apuntan hacia abajo. Confirmo que los indicadores salariales en 2025 irán bajando. La compensación por empleado, nuestro buscador salarial… todo mira en la misma dirección”, destacó Lagarde. Y a la primera de cambio, apenas una semana después de la reunión, este último, el “indicador de salarios negociados” (wage tracker) del BCE, ha dado una gran señal al banco central.
Un indicador salarial adelantado
El ‘wage tracker’ del BCE ha caído hasta el 1,5% en el arranque de 2025, según el dato publicado este miércoles, y es la primera vez en la que el indicador alcanza este nivel desde finales de 2021. Era, en aquel momento, cuando el repunte inflacionista de la última crisis de precios estaba ya confirmado, por lo que el BCE puede celebrar ahora cómo el indicador de salarios negociados ha dejado atrás la última crisis inflacionista, al menos hasta nueva orden.
La importancia de este indicador radica en que funciona como una señal adelantada de lo que puede pasar en el frente salarial en los próximos meses, ya que recoge la evolución de los salarios negociados entre los trabajadores y los empleadores en sus convenios y acuerdos laborales. “El indicador de salarios negociados usa datos de los acuerdos colectivos, lo que significa que recoge y agrega información de miles de estos acuerdos, entre sindicatos y asociaciones de empleados, contrato a contrato”, explica el BCE.
El indicador llegó a alcanzar un pico histórico el año pasado, en el 5,3%, y desde entonces ha experimentado una rápida corrección que lo ha llevado hasta el 1,5%. De ahí, en parte, se explica el optimismo que ha mostrado Lagarde en la última reunión del BCE en este frente. La expectativa de una menor presión salarial en los próximos meses está relacionada con la debilidad de la economía europea, con algunas dinámicas de actividad volviendo a una situación similar a la que había antes de que llegase la pandemia de Covid-19.
Esto encaja con un escenario de bajadas de tipos más agresivas por parte del BCE de lo que se esperaba hace pocos meses. El mercado, después del recorte de tipos de la semana pasada, ha acelerado sus perspectivas de ver bajadas de tipos en los próximos meses, y si antes de la reunión del BCE del miércoles pasado esperaba que hubiese 4 recortes de tipos en todo el año 2025 (incluyendo la de la semana pasada), ahora espera que haya 5 bajadas en el precio del dinero en 2025.
De Guindos quita importancia al tipo neutral
La actualidad del BCE también ha estado marcada por el último mensaje que ha dejado Luis de Guindos, vicepresidente de la institución, con el que ha tratado de quitar importancia al tipo de interés neutral, una de las cuestiones que más peso ha ganado en los últimos días, por ser clave para saber hasta dónde seguirá bajando tipos el banco central.
El próximo día 7 el BCE publicará un documento en el que analizarán dónde creen que se encuentra el tipo neutral (el nivel de tipos en el que ni se estimula, ni se afecta negativamente al crecimiento y la inflación), pero De Guindos ha querido matizar la importancia que tiene este dato en este momento.
“El rango del tipo neutral puede ser muy amplio”, asegura De Guindos, y señala cómo “nuestras encuestas a la banca proveen un indicador mejor sobre el nivel de restricción de nuestra política monetaria, al mostrar cómo están los bancos estimulando, o endureciendo, las condiciones financieras. El tipo neutral es un concepto académico interesante, pero no es muy útil desde el punto de vista de la política monetaria”, señala De Guindos.
Fuente: Revista El Economista