El Bundesbank ha vuelto a poner sobre la mesa uno de los principales problemas de Alemania: la camisa de fuerza que impide al Gobierno endeudarse para reactivar la economía en los momentos de crisis. El ‘freno de la deuda’ ha tumbado al Ejecutivo de Olaf Scholz, y el hecho de que el banco central haya salido a dar públicamente una justificación para su eliminación puede allanar un acuerdo entre conservadores (CDU) y socialistas (SPD) de cara a las próximas elecciones.
En 2009, el Gobierno de gran coalición entre la CDU y el SPD que presidía Angela Merkel aprobó una enmienda constitucional que limitaba los déficits estructurales al 0,35% del PIB. Esa enmienda tenía como objetivo evitar crisis de deuda como las que entonces sacudían a Grecia o Italia, asegurándose de que un Gobierno no pudiera despilfarrar el dinero público sin control en épocas de crecimiento económico. El problema, como ya advirtieron algunos economistas en el momento, es que impedía lo contrario: que un Gobierno pudiera utilizar inversiones puntuales con dinero público para reactivar la economía en tiempos de ‘vacas flacas’.
Este freno ha llevado a la ruptura a la compleja coalición ‘semáforo’ entre SPD, Verdes y liberales (FDP), ante la imposibilidad de aumentar las inversiones en infraestructuras, muy envejecidas, e impulsar así la economía de un país que lleva casi dos años atascado en una recesión intermitente que no acaba de irse.
Joachim Nagel, presidente del Bundesbank, ha explicado que reformar esa enmienda constitucional permitiría realizar planes de inversión nacional a largo plazo con “enfoques muy inteligentes”, como el refuerzo del gasto en defensa o la modernización de las infraestructuras. En su opinión, el país tiene capacidad para incurrir en “déficits ligeramente más grandes” sin “poner en peligro la estabilidad financiera” del Estado. Y advierte de que Alemania se enfrenta a una situación “más complicada” que la recesión que vivió a comienzos de siglo, incluso aunque el paro sea ahora mucho menor que entonces, ya que en aquel momento “no había fragmentación geopolítica y el comercio mundial estaba en auge”.
El visto bueno del Bundesbank puede ser el impulso que necesita la CDU para aceptar reformar este artículo antes de las elecciones. Scholz quiere aprovechar las semanas restantes antes de la convocatoria electoral para eliminar este obstáculo, aprovechando que el Ejecutivo (SPD y Verdes), junto a la CDU, sumarían la mayoría absoluta de dos tercios requerida para enmiendas constitucionales.
El líder conservador, Friedrich Merz, ha indicado hasta ahora que preferiría guardarse la carta de la eliminación del freno para negociar un Gobierno de gran coalición con el SPD tras las elecciones, pero las encuestas apuntan al riesgo de que los extremos -Alianza por Alemania, en la derecha, y la Coalición Sahra Wagenknecht, por la izquierda- sumen más de dos tercios y puedan bloquear una reforma constitucional en la próxima legislatura. Las palabras de Nagel de hoy pueden ser la excusa que necesita Merz para justificar una cesión anticipada.
Fuente: Revista El Economista