La presidenta de la Comisión Europea (CE), la alemana Ursula von der Leyen, mostró este domingo su satisfacción por el acuerdo alcanzado por los estados representados en la COP29 de Bakú (Azerbaiyán), que estipula que los países ricos aporten 300.000 millones de dólares anuales para ayudar a los países menos desarrollados enfrentar el cambio climático.
El acuerdo “marca una nueva era para la cooperación y el financiamiento climático” e “impulsará inversiones en la transición limpia, reduciendo las emisiones y creando resiliencia al cambio climático”, afirmó la política alemana en un mensaje en redes sociales. Von der Leyen declaró asimismo que “la UE seguirá liderando la situación y centrando su apoyo en los más vulnerables”.
La presidencia de la cumbre anunció el sábado 23 de noviembre que se había alcanzado un acuerdo sobre el comercio de emisiones de carbono y la creación de un mercado mundial regulado. Para la presidencia de la COP, a la que no le faltaron críticas por la forma de llevar las negociaciones, el acuerdo proporciona “mercados de carbono fiables y transparentes” a los países que colaboran para alcanzar sus objetivos climáticos.
Decepción por un acuerdo que es “un insulto”
El artículo 6 del Acuerdo de París insta a los países a cooperar para reducir sus emisiones de carbono; en virtud del mismo un país puede transferir a otro los créditos de carbono que haya obtenido mediante la reducción de sus emisiones. Esto supone que los países que liberen poco CO2 pueden vender derechos de emisión a quienes más generen, bajo la gestión de Naciones Unidas, con garantías de contabilidad y con registro de intercambios.
Sin embargo, organizaciones como Greenpeace o el Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF) criticaron la falta de ambición del acuerdo alcanzado, e incluso naciones en desarrollo expresaron su decepción y tacharon de “insulto” el acuerdo, especialmente porque consideran que los 300 mil millones de dólares anuales a partir de 2035 son insuficientes para hacer frente al cambio climático.
El secretario general de la ONU, António Guterres, afirmó que esperaba “un resultado más ambicioso” y llamó “a los gobiernos para que vean este acuerdo como una base… y construyan sobre ella”. “Ningún país consiguió todo lo que quería, y nos vamos de Bakú con una montaña de trabajo aún por hacer. Así que no es el momento de dar vueltas de honor”, afirmó el jefe del organismo de la ONU para el Clima, Simon Stiell, en un comunicado.
Fuente: dw.com