El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acaba de asestar un importante golpe a Alemania, otro más, a cuatro días de las elecciones federales del 23 de febrero, con los nuevos aranceles del 25% a la importación de automóviles, semiconductores y productos farmacéuticos.

Estados Unidos se convirtió el año pasado, por primera vez desde 2015, en el principal socio comercial de la locomotora de Europa. Según los datos del Instituto Federal de Estadística (Destatis), publicados este miércoles, mientras que el comercio con EE UU aumentó un 0,1% interanual, los intercambios con China cayeron un 3,1% en comparación con 2023.

En euros, el volumen de comercio exterior de la locomotora de Europa sumó 252.800 millones de euros entre importaciones y exportaciones, de los cuales las exportaciones a EE UU sumaron 161.400 millones de euros, lo que supone un 2,2% más que el año anterior. En cambio, las importaciones procedentes del otro lado del Atlántico ascendieron a 91.400 millones de euros, es decir, un 3,4% menos que en 2023. Esto quiere decir que el comercio alemán con Estados Unidos alcanzó un superávit de exportación de 70.000 millones de euros, frente a los 63.300 millones del año pasado.

Según explica Destatis, los vehículos a motor y sus componentes “son los productos comerciales más importantes de lado de la exportación y la importación”, a pesar de que la denostada industria alemana, marcada por fallos estructurales como los altos precios de la energía que lastran su competitividad, no está en su mejor momento.

En 2024 el sector manufacturero germano exportó menos vehículos a motor y sus piezas con respecto al año anterior, pero siguieron siendo el pilar de la economía del país.

El año pasado se sacaron mercancías de este tipo fuera de las fronteras germanas por valor 262.000 millones de euros, esto supone un 4% menos que el año 2023. Si ya las exportaciones están cayendo, el hecho de añadir un arancel del 25% a estos productos para entrar en Estados Unidos acentuaría el declive de la economía alemana, que se sostiene bajo el pilar de las exportaciones.

En cuanto a las importaciones, los vehículos de motor y sus componentes también fueron los bienes comerciales más importantes para Alemania en 2024, con un valor de 142,1 mil millones de euros (-5,8%).

A pesar de que las importaciones de bienes procedentes de China cayeron un 0,3% en 2024, hasta los 156.300 millones de euros en comparación con el año anterior, el gigante asiático siguió siendo el principal proveedor de Alemania en 2024, como lleva siendo desde el año 2015. El segundo y tercer puesto entre los países proveedores más importantes los ocuparon los Países Bajos, con importaciones procedentes de allí por valor de 95.200 millones de euros, y los Estados Unidos, con 91.400 millones de euros.

Pero esto no solamente lastra a la industria alemana, ya que será una reacción en cadena hacia los países europeos que dependen, directa o indirectamente, de la industria automovilística alemana. España está también expuesta a estas tasas que Trump quiere imponer a partir de abril. Nuestro país es el octavo del mundo que más vehículos fabrica, con casi 2,5 millones en 2023, según las cifras de la International Organization of Motor Vehicle Manufacturers (OICA). Esto supone una cuota del 2,6% del total global.

Según los datos de Anfac, la patronal nacional de industrias automovilísticas, el 20,4% de los vehículos ensamblados en España se exportaron a Francia; el 19,4% del total a Alemania y el 11,9% a Reino Unido. Esto se debe a que gran parte de las firmas que se fabrican en España tienen su matriz en esos países, que son los que distribuyen los vehículos a otras partes del mundo. Por tanto, si esas firmas se ven afectadas por los aranceles de Trump, esto repercutirá en las fábricas de automóviles españolas.

Asimismo, la economía alemana, ya de por sí debilitada al máximo, pedería toda esperanza de recuperación este año con esta nueva medida por parte de Trump. La locomotora de Europa cerró en recesión tanto 2023 como 2024, con una caída del PIB de 0,3% y del 0,2% respectivamente.

Para este 2025, el Gobierno saliente estima un crecimiento del 0,3%, mientras que el instituto económico Ifo, con sede en Múnich, proyecta un 0,4% según la opinión de más de 8.000 expertos internacionales. Sin embargo, la Oficina Federal de Estadística (Destatis) y el Bundesbank prevén un crecimiento aún más limitado, del 0,2%. Seguir perdiendo dinamismo en las exportaciones no le viene nada bien.

Influir en los resultados electorales alemanes

No parece casualidad que Donald Trump haga un anuncio de este estilo a cuatro días de las elecciones. Está claro que la administración del magnate quiere interferir en los resultados electorales, ya se vio cuando el vicepresidente J.D. Vance dio su apoyo al partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD), que parte como segunda fuerza en las encuestas, durante la Conferencia de Seguridad de Múnich.

La mano derecha de Donald Trump cargó contra el cordón sanitario que acordaron los países mayoritarios del país para evitar pactos con este tipo de formaciones. “Lo que más me preocupa en Europa no es Rusia, ni China, tampoco ningún otro actor externo. Lo que me preocupa es la amenaza interna”, dijo, aludiendo a las “élites” que supuestamente niegan la voluntad del electorado.

El ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorius, respondió con firmeza a las críticas de Vance, defendiendo las políticas europeas y subrayando el compromiso de Alemania con la democracia y la libertad de expresión. Además, enfatizó la importancia de la cooperación transatlántica y expresó preocupación por las declaraciones del vicepresidente estadounidense. Asimismo, el Gobierno reiteró su malestar ante lo que parece un respaldo implícito hacia fuerzas políticas que desafían el orden democrático de Alemania.

Pero esta no fue la única vez que alguien del entorno de Donald Trump quiso influir en la política germana. En el mes de enero, el multimillonario y actual jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental de EEUU, Elon Musk, apareció virtualmente en un acto del partido de ultraderecha AfD, donde instó a los alemanes a “superar la culpa del pasado” y que avanzasen como nación.

Asimismo, a finales de diciembre del año pasado, posteó a través de su cuenta en la red social X (antes Twitter) “Only the AfD can save Germany” (Solo AfD puede salvar a Alemania), algo que desató la indignación del resto de partidos del arco parlamentario alemán.

AfD será el segundo partido, según las encuestas

A cuatro días de que abran los colegios electorales en Alemania, la ultraderecha de AfD se presenta como la posible segunda fuerza. Según los últimos sondeos (19 de febrero) obtendrían el 20,6% de los votos, mientras que los democristianos de CDU serían el partido más votado con el 30,1%.

Pero lo más destacado de las últimas encuestas es el importante ascenso de los ‘neocomunistas’ de Die Linke, que pasaron de tener el 5% de los votos a inicios de febrero a alzarse casi con el 7% en las últimas encuestas electorales.

Todo apunta a que este domingo, 23 de febrero, Alemania vuelva a conformar una gran coalición de partidos en un Bundestag muy fragmentado pero con alianzas claras.

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