Año nuevo, presidente nuevo y nueva hoja de ruta. Está previsto que Donald Trump tome posesión como 47 presidente de los Estados Unidos a finales del mes de enero de 2025 y prometió que se pondrá a decretar desde el minuto uno que pise el despacho oval. Entre las primeras medidas económicas que quiere tomar está el de rebajar el impuesto de Sociedades del 21% actual al 15%, al mismo tiempo que quiere imponer los famosos aranceles universales que van desde el 10% al 20%, incluso el 60% para los productos chinos.

Según las informaciones recogidas por los medios locales, el presidente electo adelantó esta semana que “el primer día” de su mandato va a amenazar a México con aranceles del 25% a todas sus importaciones si no frena la “llegada de criminales y drogas al país”, algo que supone una violación clarísima del tratado comercial T-MEC de libre comercio entre ambas naciones.

Este insaciable trabajo contrarreloj se debe a que el republicano contará con las mayorías en el Congreso para llevar a cabo una larga lista de promesas que le dé la vuelta por completo a todo lo hecho por la administración de su antecesor, el demócrata Joe Biden. Es por esto que el presidente electo ya ha empezado a cincelar varios decretos que rubricará en su primer día de trabajo en el Despacho Oval.

Precisamente, México tiene mucho que ver con estos nuevos decretos exprés. La inmigración, su tema estrella esta campaña, seguirá ocupando un lugar prioritario en sus primeros pasos tras la reelección. Los planes que tiene son “acometer la mayor deportación de Estados Unidos”. Para realizar esta acción pedirá la colaboración de, además de las agencias federales, la colaboración de la Policía de los distintos estados. En concreto, Texas y Florida, que son territorios con gobiernos afines a la ideología de Trump.

Las redadas para encontrar inmigrantes ilegales volverán a Estados Unidos, con los costes que eso conlleva y las cuentas públicas hechas un desastre, con un déficit y una deuda desbocados.

Estados Unidos tenía en enero una deuda que superaba los 35,7 billones de dólares, según el Departamento del Tesoro. Esto supone el 124% del PIB total del país y lo convierte en la nación más endeudada del mundo, junto con China.

Al mismo tiempo, según el monitor fiscal del Fondo Monetario Internacional, la deuda de Estados Unidos cerrará este año en el 121% del PIB. En cuanto al déficit, cerró 2023 en el 7,1% del PIB y las previsiones apuntan a que en este ejercicio crecerá hasta el 7,6%.

La modificación de la enmienda 14 de la Constitución, que reconoce el derecho a la nacionalidad por nacimiento, le costará un poco más llevarla a cabo, ya que necesita agrupar los votos de dos tercios de los votos, tanto de la Cámara de Representantes como del Senado.

Por otro lado, aunque todavía está por perfilar cuál va a ser su política con respecto a los conflictos bélicos abiertos actualmente, durante la campaña avanzó en una entrevista en Fox News que sería capaz de acabar con la guerra “en un día”, sin dar más detalles de cómo lo lograría.

El que sí dio detalles, a través de un podcast, fue el que fue su mano derecha en la campaña y posiblemente su vicepresidente, JD Vance. El político aseguró que Trump empezaría por cederle a Putin los territorios ucranianos ocupados y crearían una zona desmilitarizada en la frontera entre ambas naciones. Finalmente, obligaría a Ucrania a renunciar a sus intenciones de unirse a la OTAN.

La buena relación que mantienen Donald Trump y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, no es un secreto. Ambos dirigentes se reunieron varias veces durante el anterior mandato del republicano y se deshicieron en elogios el uno del otro tras dichos encuentros. El propio Putin aseguró el pasado jueves que estaría “dispuesto a reanudar el contacto” con Donald Trump.

El mandatario ruso lo calificó de “una persona valiente”. El dirigente ruso reiteró que “las intenciones de restablecer las relaciones con Rusia y de ayudar a poner fin a la crisis ucraniana requieren, como mínimo, atención”, aseveró, y tras eso le felicitó por su reelección.

Con respecto a la OTAN, todavía no está claro el rumbo que va a tomar dentro de la alianza. En su momento, ya presionó a los aliados para que incrementasen su gasto en Defensa al 2% del PIB, y lo consiguió. En campaña prometió que si vuelve a la Casa Blanca volverá a presionar para que se eleve al 3%.

Fuente: Revista el Economista

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