El plan de Milei sigue cumpliéndose poco a poco. La motosierra funciona despacio pero sin pausa para reducir lo máximo el impacto inmediato sobre la economía. Tras lograr varios superávits fiscales, levantar cientos de controles de precios, desregular sectores y mercados y limpiar el balance del banco central, ahora el Gobierno de Javier Milei ha anunciado el cierre de la Agencia Tributaria para sustituirlo por un organismo más barato, ágil, sencillo y útil para los ciudadanos del país. Se calcula que esta medida ahorrará más de seis millones de dólares al fisco, aunque ha supuesto el despido de más de 3.000 empleados.
El Gobierno de Argentina anunció este lunes que disolverá la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), el ente de recaudación de impuestos del país, y creará un nuevo organismo tributario y de control aduanero. “En el marco de la reducción del Estado y la eliminación de estructuras ineficientes, procederá a disolver la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP)”, anunció la Oficina del Presidente Javier Milei en un comunicado.
El Ejecutivo informó que creará la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), un organismo con una estructura “más simple, más eficiente, menos costosa y menos burocrática”.
Según las autoridades de Argentina, esta medida le permitirá al Estado ahorrar 6.400 millones de pesos (6,3 millones de dólares) anuales, gracias a la reducción en 34% de la actual estructura de gestión del Fisco.
Como parte de esta decisión, 3.155 agentes de la AFIP perderán su trabajo que, según el Gobierno, ingresaron al Fisco de manera irregular durante el Ejecutivo del peronista Alberto Fernández (2019-2023). La cantidad de agentes que resultarán despedidos equivale al 15 % de la actual dotación del Fisco.
ARCA, la nueva entidad de recaudo
La Administración de Milei, que desde diciembre pasado mantiene un severo ajuste fiscal y políticas de reducción del tamaño del Estado, alegó que la medida anunciada este lunes es un “paso imprescindible” para “desmantelar la burocracia innecesaria que ha obstaculizado la libertad económica y comercial de los argentinos”.
“La creación de ARCA tiene como objetivo la reducción del Estado, la eliminación de cargos innecesarios, la profesionalización del ente, la destrucción de los circuitos corruptos, y la mejora en la eficiencia de la recaudación y el control aduanero, eliminando los privilegios del pasado y optimizando la gestión pública”, señala el comunicado.
Además se conoció que la dirección de ARCA estará a cargo de Florencia Misrahi, quien desde enero pasado es titular de la AFIP. En una comparecencia ante la prensa, el portavoz presidencial, Manuel Adorni, aseveró que la AFIP ha funcionado como “una caja política” y ha “sometido a muchos argentinos a persecuciones absolutamente inmorales”.
“Esa Argentina de la voracidad fiscal se terminó. Lo que es de cada argentino es suyo y de nadie más. Ningún burócrata del Estado tiene por qué arrogarse el poder de decirle a un argentino qué hacer con su propiedad”, afirmó.
La economía de Argentina cambia
Todas estas medidas tendrán un impacto negativo inmediato en la economía, pero se espera que en el medio y largo plazo sean muy positivas, permitiendo una asignación más eficiente de los recursos y logrando un gasto público estructural inferior, que ayude a Argentina a hacer frente a los pagos de la deuda pública.
La ‘mano invisible’ de Javier Milei (dejando hacer, retirando límites de precios y subvenciones que distorsionaban las decisiones de los agentes), que lleva en el caro desde diciembre de 2023 (justo cuando comenzaron los superávits comerciales) está impactando ya en los mercados, donde el riesgo país ha caído a mínimos de los últimos cinco años. Ahora mismo, este indicador se encuentra por debajo de los 1.100 puntos (diferencial entre el bono de EEUU y el de Argentina).
Mientras tanto, el país sigue cosechando superávits comerciales que le permiten incrementar sus reservas de dólares, otro pilar para lograr devolver parte de la deuda emitida en divisa extranjera y que tiene vencimientos importantes en 2025.
Fuente: Revista El Economista