El presidente francés, Emmanuel Macron, ha dicho este sábado que hablará con su homólogo estadounidense, Donald Trump, sobre cuestiones comerciales el próximo lunes en Washington para tratar de calmar la tensión que se ha desatado tras su llegada a la Casa Blanca hace poco más de un mes.
“Eso forma parte de los temas que vamos a defender, porque cuando se habla entre aliados y socios no se puede querer hacer sufrir al otro con aranceles”, ha respondido Macron al ser preguntado sobre si las amenazas de Trump que pesan sobre la agricultura formarán parte de las discusiones.
El presidente francés, que ha realizado una visita al Salón de la Agricultura de París que ha inaugurado esta mañana, ha afirmado que las amenazas u otras medidas están afectando a la actividad de las familias, como en la agricultura, y por eso abordará esas cuestiones con el presidente estadounidense.
“Voy a hablar de eso -ha subrayado- porque hace falta calmar todo eso. Voy a hablar porque la exportación también forma parte de la fuerza de nuestra agricultura”, que es “uno de los grandes sectores exportadores de Francia”, que no se limitan al lujo y a la aeronáutica.
El presidente francés ha insistido en que “el sector agrícola y agroalimentario es un gran sector de exportación, de forma que hay que defenderlo, hacerlo todavía más competitivo para que pueda conquistar nuevos mercados”.
Macron viaja mañana a Washington para reunirse el lunes con Trump con una agenda centrada en la guerra de Ucrania, después del encuentro esta semana en Riad de los responsables diplomáticos de Estados Unidos y Rusia, en ausencia de los ucranianos y los europeos, y de las sucesivas declaraciones de Trump sobre su intención de poner fin rápidamente a la guerra.
Preguntado si es optimista sobre la reunión, el presidente francés ha respondido que está “determinado sobre todos los temas para un diálogo que espero que será amistoso, como siempre, pero al mismo tiempo claro”.
“Compartiremos nuestros acuerdos, nuestros desacuerdos y espero, sobre todo, que encontraremos soluciones sobre la cuestión de Ucrania, sobre la cuestión de los aranceles y sobre otras”, ha destacado.
Respecto a las amenazas de Trump de imponer aranceles adicionales a los productos europeos, el Elíseo ha recordado que las cuestiones comerciales son competencia de la Unión Europea, no de los países miembros, y que las respuestas que se adopten serán “a nivel europeo”.
La presidencia francesa ha advertido de que “si la UE es atacada con aranceles injustos, estamos dispuestos a actuar“, pero haciendo hincapié en que “si hubiera decisiones, se tomarán a nivel europeo”.
Macron, que esta semana ha organizado dos reuniones sobre la crisis de Ucrania con una veintena larga de países europeos y con Canadá, lleva en sus maletas varios mensajes para Trump.
Esencialmente que no se puede pretender un acuerdo de paz sin tener en cuenta a los ucranianos, que los europeos tienen que estar también en la mesa porque lo que se decida pone en juego la seguridad de todo el continente y que los europeos han tomado conciencia de que deben asumir una parte más importante de su seguridad.
No al acuerdo UE-Mercosur
Por otra parte, Macron ha reiterado este sábado su oposición al acuerdo comercial entre la Unión Europea y Mercosur por generar “competencia desleal” a los agricultores comunitarios, y ha dicho que hará “todo lo posible” para que no salga adelante.
“Tal y como se firmó es un mal texto y, por tanto, haremos todo lo posible para que no siga su camino, para proteger la soberanía alimentaria francesa y europea”, ha declarado Macron a la prensa justo antes de la inauguración del Salón de la Agricultura de París, que este año tiene a Marruecos como país invitado.
Ha explicado que su Gobierno está trabajando para tratar de constituir una minoría de bloqueo entre los estados de la Unión Europea para paralizar el texto del acuerdo, cuya negociación finalizó en diciembre de 2024 entre la Comisión Europea y Mercosur. Una minoría de bloqueo exigiría, al menos, cuatro Estados miembros que representen, al menos, el 35% de la población.
Otra de las líneas de acción que ha citado Macron es evitar que la Comisión Europea decida escindir el acuerdo en una parte política y otra comercial para evitar que tenga que ser ratificado por los parlamentos de los Veintisiete, ante el riesgo de que en algunos -como el francés- no haya mayoría.
Macron también ha dicho que trabajará para “convencer a todos nuestros socios” para que rechacen el acuerdo con la idea de que “nuestros argumentos son los mismos en todos los países de Europa para defender la capacidad de producción europea”.
En Francia hay un consenso político prácticamente unánime contra el acuerdo UE-Mercosur, concluido tras prácticamente dos decenios de negociación, y las razones son que se estima que favorecerá la entrada de productos mucho más competitivos en términos de precios porque en Sudamérica no existen las mismas reglas medioambientales y sanitarias a las que están sometidos los franceses.
Macron también ha criticado que el texto no incluye las llamadas “cláusulas espejo” para imponer las mismas reglas de producción que tienen que cumplir los agricultores franceses y que “protegen de la competencia desleal”.
Ha comparado el acuerdo UE-Mercosur con el de UE-Canadá, que en la práctica ya se aplica y para el que Macron sí defiende la ratificación, porque, a su parecer, en ese caso los dos bloques comparten la misma concepción de la agricultura y a Francia le está sirviendo para aumentar las exportaciones.
Sector agrícola
El jefe del Estado francés, que hace un año en la misma inauguración del Salón de la Agricultura fue violentamente abucheado y atacado en un momento de grandes protestas del sector, se ha esforzado esta vez en subrayar el mensaje de que “nuestros agricultores no pueden ser la variable de ajuste”.
Ha insistido en que no pueden ser “ni la variable de ajuste del poder adquisitivo”, ni “la variable de ajuste de los acuerdos agrícolas” como el de Mercosur.
Sobre la cuestión de los precios, ha puesto el acento en el principio, inscrito en la ley, de que “no se puedan vender productos por debajo de su costo de producción“.
En las protestas del sector agrícola francés de hace un año, los principales ejes de movilización fueron el acuerdo UE-Mercosur para exigir su abandono y las demandas de simplificación administrativa frente a la burocracia que soportan los agricultores y los controles a los que están sometidos.
Los sindicatos agrícolas se quejaban de que en Francia tienen que normas nacionales que se superponen a las europeas y que les hacen menos competitivos frente a sus colegas de otros países de la UE. Por eso, una Ley de Orientación Agrícola adoptada definitivamente por el Parlamento francés el pasado día 20 estipula una serie de reglas que responden a esa demanda.
Al respecto, Macron ha afirmado que “hay que asumir que tenemos que producir para alimentar a los franceses y a los europeos, pero también para exportar”. En nombre de la “soberanía alimentaria”, ha reiterado que “nuestra responsabilidad es producir en nuestro territorio”.
Fuente: Revista El Economista