Esta semana la Reserva Federal tiene su primera cita con el mercado en la era Trump 2.0. Por primera vez desde que el presidente republicano ha tomado posesión del cargo, la Fed tiene una reunión oficial de política monetaria, un primer encuentro en el que lo más probable es que Jerome Powell, presidente de la institución, se vea obligado a responder a preguntas centradas en el último mensaje de Donald Trump, en el que el presidente estadounidense ha asegurado que “demandará inmediatamente bajadas de tipos” en cuanto el petróleo empiece a bajar. Del mismo modo en que está totalmente descartado un movimiento de tipos por parte de la Fed, el choque de trenes entre el banco central estadounidense y el nuevo Gobierno parece asegurado, ya que, con los datos de inflación actuales y a futuro sobre la mesa, la Fed todavía debe ser prudente a la hora de bajar tipos. Así lo creen varios de los principales actores que han acudido al foro de Davos, como la presidenta del FMI, Kristalina Georgieva, y Larry Fink, CEO de Blackrock, además de muchos otros analistas, y también los mercados, que sólo esperan un recorte de tipos de 25 puntos básicos en mayo, y otro del mismo calibre en septiembre.
Para la Reserva Federal, la reunión de este mes de enero parece más un trámite problemático que una oportunidad para calibrar su política monetaria adecuadamente, o para explicar las medidas que están pensando tomar en el futuro. El primer encuentro de la Fed con Trump como presidente de Estados Unidos en su segundo mandato está marcado por un foro de Davos en el que Trump ha vuelto a atacar, de forma indirecta, a la independencia de los bancos centrales, y en el que varios actores importantes para la economía mundial han vuelto a expresar su preocupación por un regreso de la inflación.
La Fed llega a su reunión de enero con los mercados descartando una senda de recortes de tipos agresiva, a pesar de las presiones de Trump. Después de bajar tipos en 3 ocasiones en 2024, ahora los inversores sólo esperan dos bajadas en el precio del dinero en todo 2025: la primera en mayo y la segunda en septiembre, aunque el escenario de un recorte en junio y otro en diciembre ha sido el más probable durante varias semanas, y encaja con lo habitual en la Fed, que prefiere hacer movimientos de tipos en las reuniones en las que actualizan su cuadro de previsiones macroeconómicas (marzo, junio, septiembre y diciembre).
En el foro de Davos, sin embargo, Trump ha lanzado un mensaje con el que vuelve a atacar la independencia del banco central, ya que, después de asegurar que está pidiendo a la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) que bajen los precios del crudo, insiste en que, cuando eso ocurra, “demandará inmediatamente bajadas de tipos”, algo que no compete, y nunca lo ha hecho, a un presidente del Gobierno.
Así, a falta de nuevas previsiones macroeconómicas por parte de la Fed, todo apunta a que la reunión de este miércoles girará en torno a este mensaje de Trump, y también es probable que se insista a Powell para que explique cual es el camino que seguirá el banco central en los próximos meses.
El ‘genio’ de la inflación tiene las piernas fuera de la lámpara
Las declaraciones en el Foro Económico de Davos la semana pasada de dos pesos pesados de la economía mundial, como son Kristalina Georgieva, y Larry Fink, la presidenta del Fondo Monetario Internacional y el CEO de BlackRock, respectivamente, son el mejor ejemplo de la preocupación que sigue latente en el mercado por la posibilidad de que se produzcan nuevos repuntes de inflación. Este peligro es, precisamente, el que ha arruinado la expectativa de que haya bajadas de tipos agresivas por parte de la Fed en 2025, y lo que ha movido a Powell a parar este proceso, opine lo que opine Trump.
“La mayor parte del cuerpo del genio está ya en la lámpara, enganchado, de alguna manera, a ella”, destacó Georgieva en Davos, utilizando la metáfora que en el pasado se hizo célebre, que ilustra la inflación como un genio que sale de la lámpara, y el cual es muy complicado de volver a encerrar dentro, una vez ha salido. El problema es que “las piernas del genio siguen colgando por fuera, y tenemos que conseguir meterlas dentro de nuevo”, insiste Georgieva.
Larry Fink, utilizó el mismo símil para alertar del peligro inflacionista: “Creo que el mercado de renta fija está dando señales de que la inflación es más alta de lo que pensamos. El genio puede estar volviendo a salir de la lámpara”, ha señalado Fink. Por su parte, Philipp Hildebrand, vicepresidente de BlackRock, y exgobernador del banco central de Suiza, insistió en que la inflación puede terminar siendo “cabezonamente pegajosa”, y cree que “no habrá muchas bajadas de tipos en EEUU” este año, “si es que hay alguna”.
En Davos, Ken Rogoff, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional, fue todavía más allá, al recordar uno de los peores temores para los inversores en renta fija, por las pérdidas que le puede generar: “Las probabilidades de que haya un recorte de tipos son las mismas que de que haya un aumento”, ha señalado Rogoff.
Igual que en Davos este ha sido el debate que ha habido sobre la inflación y el camino de la Reserva Federal en 2025, es probable que la reunión del miércoles de la Fed gire en torno a las mismas preocupaciones, además de las esperadas preguntas que se plantearán a Powell sobre la independencia de los bancos centrales y los ataques de Trump, algo que ya se ha puesto sobre la mesa en las últimas reuniones de política monetaria de la Reserva Federal.
Los datos que preocupan a los analistas
El temor de los expertos por la posibilidad de un nuevo repunte de la inflación no es infundado. Hay datos que avalan el peligro inflacionista, con una economía estadounidense que está mostrando mucho más vigor en los últimos meses de lo que esperaban los analistas. Sin recesión, ni un deterioro grave del mercado laboral (el desempleo se encuentra en una tasa del 4,1%, apenas 3 décimas por encima de los niveles del año pasado), parece difícil que la inflación vaya converger hasta el objetivo de la Fed, el 2%, en un momento en el que el deflactor del PIB, uno de los indicadores favoritos del banco central para medir las presiones inflacionistas, se encuentra encasquillado en el 2,25% interanual, y el índice de Precios de Consumo Personal (PCA), otro indicador fetiche de la Fed, se mueve todavía en el 2,8%.
Además, en el largo plazo, los indicadores de inflación tampoco están dando buenas señales. El swap de inflación ‘5y5y’, también conocido como el indicador de expectativas de inflación de largo plazo (mide la inflación descontada por el mercado para los cinco años que empiezan dentro de cinco años), está ahora en el 2,6%, y lleva sin moverse en el entorno del 2%, el objetivo de la Fed, desde el año 2020.
Michael Krautzberger, CIO de renta fija de Allianz GI, explica cómo “los datos económicos de EE. UU. han permanecido relativamente optimistas desde que la Fed inició su ciclo de recortes de tipos en septiembre de 2024”, y cree que “en los primeros meses de 2025, creemos que la Fed seguirá adoptando una postura más cautelosa en comparación con el BCE”.
Erik Weisman, economista jefe de MFS Investment Management, destaca sobre el encuentro de esta semana cómo “la Fed se reúne estos días, con la expectativa generalizada de que el tipo de interés oficial se mantendrá sin cambios. No obstante, el mercado tendrá muchas preguntas. Pero probablemente no obtendremos demasiadas respuestas. Sin nuevos «puntos» ni nuevas cifras de previsiones macroeconómicas que analizar, la atención estará en la conferencia de prensa del presidente Powell”, confirma el experto.
Por su parte, Cristina Gavín, jefa de renta fija y gestora de fondos de Ibercaja Gestión, ilustra las cuestiones más importantes a vigilar en el encuentro de esta semana de la Fed. En primer lugar, analiza la última publicación de los datos de inflación en Estados Unidos, que no ha sido tan positiva como se podía descontar a primera vista: “Los datos de precios en EEUU que conocíamos hace unos días, aunque sorprendían positivamente, al situarse la inflación subyacente en el +0,2% (frente al +0,3% esperado), lo cierto es que dejan un sabor agridulce. Analizando los diferentes componentes, las presiones en servicios se mantienen. Si a esto unimos unos indicadores de actividad robustos, la Reserva Federal tiene argumentos para justificar esa “pausa” en su proceso de relajación de tipos”, indica Gavín.
La experta confirma cómo “de cara a lo que podemos esperar para 2025, coincidimos con el consenso de mercado, que espera dos bajadas de tipos a lo largo del año y que situaría el tipo de intervención para finales de año en el 4%. En cualquier caso, la actuación de la Fed va a venir muy marcada por los efectos que tanto a nivel de crecimiento como de empleo y sobre todo inflación tengan las medidas de la nueva administración Trump”.
Fuente: Revista El Economista