El año 2024 fue histórico para la economía de Argentina por muchos motivos. Uno de ellos, sin duda, fue la consecución de superávits gemelos, lo que ha permitido estabilizar las finanzas del país. Si ya resulta complejo convertir un déficit en superávit, imaginen hacerlo con dos déficits. Esto es lo que ha sucedido en Argentina, donde el déficit fiscal y el comercial se han convertido en superávits de un año para otro. No solo eso, los datos provisionales de enero revelan que ambos superávits se siguen manteniendo, lo que revela que este cambio no parece cosa de un día ni responde a la debilidad de la economía en 2024 (por los drásticos recortes), sino que podría tratarse de un cambio estructural que ayudará a estabilizar el peso, la inflación y presionará al alza la acumulación de reservas brutas en dólares. Todo ello se ha conocido en una semana que ha estado marcada por el ‘criptoescándalo’ protagonizado por Javier Milei, un error del presidente de Argentina que se ha llevado todos los focos de la actualidad. No obstante, en medio de esta tormenta, la economía de Argentina sigue caminando, poco a poco, hacia la ‘salvación’.

Respecto al cierre de 2024, según datos publicados por el Centro de Investigación del Ciclo Económico (CICE), Argentina alcanzó superávits gemelos por primera vez en 14 años. En términos históricos, la última vez que el país alcanzó esta mágica combinación de un resultado fiscal positivo junto con una balanza comercial superavitaria fue en 2010, y este hecho únicamente se observó en 8 de los últimos 31 años. El superávit fiscal de 2024 fue clave para reducir las expectativas de la inflación y rebajar el interés de la deuda soberana. Por su parte, el superávit comercial ha permitido una entrada de reservas (sobre todo una menor salida) que resulta clave para estabilizar el peso y buscar en el futuro el fin del cepo cambiario.

Además, esta semana, como se señalaba anteriormente, según informó el Ministerio de Economía, el país suramericano tuvo en enero un superávit financiero (incluye el pago de servicios de deuda) por 599.753 millones de pesos, con un alza interanual del 15,6%. El dato también marca una mejora respecto al déficit financiero por 1,5 billones de pesos de diciembre pasado. Todo ello está permitiendo un importante descenso de la deuda pública en el país.

Gran superávit en enero

“Yendo a lo verdaderamente importante para la gente, en el mes de enero registramos un superávit primario de 2.434.865 millones y un superávit financiero de casi 600.000 millones. Esto, habiendo eliminado impuestos y aranceles”, destacó el ministro de Economía argentino, Luis Caputo, a través de la red social X. El superávit financiero logrado en el primer mes del año equivale al 0,1% del PIB, mientras que el resultado primario equivale al 0,3% del PIB, “consolidando el ancla fiscal del programa de Gobierno”, afirmó el Ministerio de Economía en un comunicado.

En 2024, el sector público de Argentina acumuló un superávit primario de 10,4 billones de pesos, equivalente al 1,8% del PIB, desde un déficit en 2023 equivalente al 2,9% del PIB. En tanto, el resultado financiero logrado en 2024 fue positivo, por 1,7 billones de pesos, lo que equivalió a 0,3% del PIB, desde un déficit en 2023 equivalente al 6,1% del PIB. El cambio de tendencia de las cuentas públicas observado el año pasado obedeció al severo plan de ajuste fiscal puesto en marcha por el presidente de Argentina, Javier Milei, tras su llegada al Gobierno en diciembre de 2023.

Todo lo anterior, acompañado de las políticas de desregulación en Argentina y la creación de incentivos para la inversión (generando certidumbre económica), están impulsando una mayor llegada de capital extranjero y fortaleciendo la competitividad del tejido industrial. La reducción de trabas burocráticas, la apertura de sectores estratégicos a la inversión privada y la previsión de una flexibilización del mercado laboral han generado un entorno más favorable para los negocios, atrayendo a empresas extranjeras que ven en Argentina una oportunidad de crecimiento.

Además, la estabilidad macroeconómica derivada del superávit fiscal y comercial está ayudando a recuperar la confianza de los inversores, quienes valoran la previsibilidad en un mercado históricamente volátil. Este nuevo marco regulatorio, sumado a la liberalización de ciertos sectores productivos, está permitiendo que las empresas locales accedan a financiación internacional y modernicen sus estructuras, elevando la productividad y fomentando la generación de empleo. En conjunto, estas reformas están transformando la percepción de Argentina como destino de inversión, impulsando su integración en el mercado global y reforzando su atractivo para capitales que buscan oportunidades en economías emergentes con perspectivas de crecimiento sostenido. Todo ello contribuye a que las exportaciones se mantengan fuertes, mientras que la economía se recupera.

La economía y las importaciones suben

Por otro lado, enero también fue positivo para las exportaciones, aunque algo menos. Argentina registró en enero pasado un superávit comercial de 142 millones de dólares, con una contracción del 81,8% respecto a igual mes de 2024, según informaron este martes fuentes oficiales. Pese al descenso del superávit, Argentina logró encadenar catorce meses con superávit en la balanza comercial. El volumen del intercambio comercial (exportaciones más importaciones) aumentó en enero un 16,3% interanual, a un total de 11.638 millones de dólares, según ha informado este martes el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). La clave de todo está en la poderosa recuperación de las importaciones, producto de la mejora de la economía del país. Los salarios reales están subiendo, la inversión se está recuperando y todo ello está llevando a que los argentinos consuman más. Como resultado, las importaciones se han disparado.

En enero, Argentina realizó exportaciones por 5.890 millones de dólares, un 9,1% más que el mismo mes en 2024. Las importaciones, por valor de 5.748 millones de dólares, tuvieron una subida interanual del 24,6%. El país austral registró el año pasado un superávit comercial de 18.899 millones de dólares, desde un saldo negativo por 6.925 millones de dólares en 2023. De acuerdo a las proyecciones del Gobierno, Argentina lograría este año un superávit comercial de 20.748 millones de dólares.

Gran parte de este ‘éxito’ comercial es mérito del petróleo y el gas. Argentina alcanzó en enero pasado exportaciones en el segmento de la energía por un total de 879 millones de dólares, lo que supuso un alza interanual del 23,7% que se asienta en la creciente actividad en la gigantesca formación de hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta. Según informaron este miércoles fuentes oficiales, las exportaciones de crudo, gas y otros energéticos registradas en el primer mes del año representaron el 14,9% del total de las ventas al exterior concretadas por Argentina en enero.

La mayor parte de las colocaciones correspondieron a petróleo crudo, con envíos por 236 millones de dólares. De acuerdo a fuentes de la Secretaría de Energía argentina, el principal destino de los envíos del segmento energético fue Chile, con ventas por 259 millones de dólares (+35,9% interanual), segundo por los Estados Unidos, con un total de 233 millones de dólares (+54,2% interanual). Las importaciones energéticas de Argentina totalizaron en enero 201 millones de dólares, lo que supuso una caída del 32,5% interanual. Argentina produce grandes cantidades de petróleo y gas, por lo que ya no necesita importar materias primas.

Como resultado, Argentina logró en el primer mes del año un superávit en su balanza energética de 678 millones de dólares. El año pasado, Argentina logró un superávit en la balanza energética de 5.668 millones de dólares. Ese resultado supuso un giro respecto al déficit que Argentina ha registrado desde 2011, a excepción de 2020, un año anómalo por los efectos de la pandemia.

El yacimiento de Vaca Muerta

La clave de este cambio de tendencia es Vaca Muerta, en el suroeste de Argentina, la segunda mayor reserva mundial de gas no convencional y la cuarta de petróleo de este tipo. La colosal formación, que comenzó a ser explorada por la petrolera YPF, controlada por el Estado argentino, en 2013, ha recibido desde entonces inversiones por 50.000 millones de dólares para su desarrollo.

Una década después del inicio de la explotación en Vaca Muerta, la producción es récord, lo que ha permitido a Argentina no solo reducir sustancialmente su necesidad de importación de gas en el invierno austral sino también contar con crecientes saldos exportables de hidrocarburos.

Vaca Muerta, en donde también operan petroleras como Shell, ExxonMobil, Chevron, Total, Wintershall, Vista, Pan American Energy (PAE), Pluspetrol y Pampa Energía, entre otras, ya representa el 50,1% del gas y el 54,9% del petróleo que produce Argentina.

Fuente: Revista El Economista 

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