Confirmado ya el resultado de las elecciones, que con precisión alemana habían avanzado las encuestas -allí no cocina Tezanos, y a la espera de conocer quiénes serán el socio o los socios de la CDU en la inevitable coalición de Gobierno, todo apunta a que el nuevo canciller, Friedrich Merz, se verá obligado a hacer algo similar al regreso al futuro del protagonista de la película de Robert Zemeckis, regresar al pasado en busca del referente Ángela Merkel, para recuperar el futuro de un país que fue durante décadas ejemplo de éxito y liderazgo europeo y cuyo modelo económico y papel global muestran hoy graves hendiduras que precisan reformas urgentes y profundas.

A nivel interno la gran prioridad del nuevo Ejecutivo es la recuperación de una economía en recesión, con crecimientos negativos del -03% en 2023 y del 0,1% en 2024, consecuencia de una crisis energética aguda, una industrial desfasada, el aumento del coste de la vida y el fracaso de las políticas verdes.

Con el añadido de un fuerte problema con la inmigración que constituye la principal preocupación para un 70% de los ciudadanos alemanes.

Precisamente estos desequilibrios derivados de la guerra en Ucrania, junto a la falta de liderazgo de Olaf Scholz; y los desacuerdos internos en la llamada coalición semáforo entre socialdemócratas, verdes y liberales, especialmente en política fiscal, climática y de defensa han sido el origen del hundimiento de la socialdemocracia del SPD que ha cosechado los peores resultados de su historia desde la reunificación del país en 1990.

Frente a ello el programa del CDU y CSU (su socio de Baviera) propone una liberalización plena de la economía, con reducciones en el Impuesto sobre la Renta, además de bajar gradualmente los impuestos a las empresas hasta el 25%. Todo ello acompañado de recortes de gasto por 100.000 millones de euros sin afectar a las pensiones lo que apunta a un regreso al futuro de las políticas de austeridad de Merkel.

“Tenemos una mano de obra muy bien formada y una deuda pública muy por debajo de la de la de otros países, lo que nos da margen de maniobra”

“Tenemos una mano de obra muy bien formada y una deuda pública muy por debajo de la de la de otros países, lo que nos da margen de maniobra”, afirmaban responsables económicos de la formación cristianodemócrata que, por otra parte, sigue defendiendo el freno de la deuda en la Constitución.

Y es en el contexto internacional donde se produce el otro gran reto de Alemania porque no se puede obviar que las políticas del nuevo Gobierno son claves para el futuro de Europa.

Carencia de líderes

Alemania supone prácticamente el 25% del PIB de una Unión Europea que carece hoy de líderes tanto en la Comisión Europea como en los ejecutivos de los países miembros. Recuperar el liderazgo en Europa como tuvo en la era Merkel es otro de los objetivos en ese regreso al futuro que se antoja inexcusable, máxime tras la convulsión en el establishment internacional derivada del nuevo orden internacional que promueve la Presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, que obliga a una Unión Europa dividida y burocratizada a redefinir sus estrategias y sus prioridades.

Un regreso al futuro que parece ser también la fórmula para conseguir ese Gobierno estable y fuerte que necesitan las reformas. Los resultados de las urnas hacen que una coalición federal inédita entre conservadores y verdes sea matemáticamente imposible en el futuro Bundestag, y si se mantiene el cordón sanitario a la ultraderechistas Alternativa por Alemania (AFD), todo apunta a que Friedrich Merz parece estar condenado a entenderse con sus rivales socialdemócratas para formar una Gran Coalición, fórmula esta con la que, recordemos, gobernó Angela Merkel durante doce de sus 16 años como canciller.

Grandes retos en un contexto nacional e internacional de grandes incertidumbres, pero si el nuevo Gobierno alemán consigue la estabilidad precisa, generar empleos, ordenar la inmigración y devolver a Europa el liderazgo perdido y el protagonismo mundial que corresponde al continente que exportó al mundo los valores de la democracia, los derechos humanos y la libertad, les quitará a la ultraderecha y a los populismos de ultraizquierda el capital político que han acumulado y volverá demostrar a los alemanes y a los europeos todos que su democracia es un sistema que sigue dando resultados económicos, libertades públicas y bienestar social.

Fuente: Revista El Economista

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