La crisis de deuda soberana (2010-2013) estuvo a punto de romper el euro. Los intereses de la deuda se dispararon en las economías más débiles, por lo que varios países (supuestamente los más frágiles en términos económicos) tuvieron que ser rescatados para evitar su default e impago. Grecia, Portugal, Irlanda y Chipre pidieron (o fueron forzados) un rescate. Por el contrario, Italia y España estuvieron en el punto de mira, pero finalmente evitaron el estigmatizante rescate (España de forma parcial) con la ayuda del Banco Central Europa (BCE) y el mítico whatever it takes de su expresidente Mario Draghi. Sin embargo, si se compara el estado de las finanzas públicas en la actualidad entre los países rescatados y los no rescatados, parece imposible no preguntarse si no habría sido mejor caer en las ‘garras’ del FMI, la Comisión Europea y el BCE (la ‘troika’). Al ya conocido milagro portugués o irlandés, hay otro incluso más sorprendente, pero menos conocido, probablemente, por el pequeño tamaño de su economía. Sin embargo, este país ha logrado reducir su deuda casi a la mitad en unos pocos años, y la previsión es que este 2025 lleve su endeudamiento al 60% del PIB, lo que le ha llevado a ganarse la calificación ‘A’ de su deuda, superando las calificaciones de España o Italia.
La pequeña economía de Chipre está dando una auténtica lección de cómo arreglar las finanzas públicas (con contención y sumando grandes superávits) al mismo tiempo que la economía sigue creciendo. “La economía chipriota sigue registrando un crecimiento notable, demostrando resiliencia y dinamismo en un entorno mundial desafiante”, destaca el plan económico del Gobierno enviado a Bruselas en octubre. Los superávits fiscales se acumulan, la deuda no para de bajar y lo cierto es que la economía sigue creciendo.
La economía crece con fuerza
La Comisión Europea también destaca la sorprendente fortaleza de Chipre en un informe publicado este martes en el informe de ‘vigilancia’, un documento que se publica de forma periódica para anlizar la situación económica y financiera de los países que fueron rescatados. El informe destaca que las perspectivas macroeconómicas siguen siendo muy sólidas, aunque persisten algunos riesgos derivados de la situación geopolítica (más adelante se explicará el fuerte nexo entre Rusia y Chipre que hace peligrar partes de la economía). No obstante, pese a esos riesgos, el crecimiento en el primer semestre de 2024 se ha acelerado hasta el 3,7% interanual y se espera que mantenga el impulso en los próximos años. Los expertos de la Comisión prevén que la continua recuperación del poder adquisitivo de los hogares respalde el consumo privado y un repunte de la tasa de ahorro de los hogares, mientras que el desempleo se está acercando a su punto más bajo en la última década. Además, al contrario de lo que sucede en otros países de la zona euro, en Chipre la escasez de mano de obra parece limitada gracias a la afluencia de trabajadores extranjeros y al aumento de la participación de los nacionales.
El crecimiento del PIB real se prevé en el 3,1% en 2025, el 3,2% en 2026, el 3,3% en 2027 y el 3% en 2028, según las previsiones del propio Gobierno, que son muy similares a las que presenta Moody’s. El crecimiento del PIB proyectado en los años 2024-2028 se debe principalmente al aumento de la demanda interna, así como a la recuperación de la demanda externa. Los sectores que se espera que contribuyan más al crecimiento durante el período 2024-2028 incluyen principalmente los relacionados con el comercio y las actividades turísticas. Otros impulsores del crecimiento, aunque en menor medida, son las actividades de información y comunicación, el sector de la construcción y, por último, también el sector manufacturero.
Esta elevada tasa de crecimiento demuestra la suavización gradual del impacto económico de las sanciones contra Rusia (que en un primer momento impactaron sobre la economía chipriota, donde los oligarcas rusos aparcan parte de sus ahorros). Aunque esto se salga de la temática de este artículo, resulta relevante explicar que Chipre y Rusia mantienen una estrecha relación desde hace años por varias cuestiones, entre las que destacan la religión: Rusia y Chipre comparten una fe ortodoxa común. La Iglesia Ortodoxa de Chipre y la Iglesia Ortodoxa Rusa mantienen lazos fuertes, y este vínculo ha servido como puente entre los dos países durante siglos. Pero también el apoyo histórico de Rusia a Chipre en su sempiterna enemistad con Turquía, que mantiene ‘ocupada’ (ocupada para los grecochipriotas) parte norte de la isla. Esta relación, que también lo es económica, se ha convertido en un obstáculo tras las sanciones occidentales a Rusia.
Con todo, el PIB per cápita de Chipre está a punto de alcanzar los 30.000 euros. Con datos de 2023, los chipriotas ya son más ricos que los italianos en términos estadísticos (como se puede ver en el gráfico) y mucho más que los españoles, cuyo PIB se sitúa en los 25.000 euros.
El milagro fiscal eleva el rating
El buen comportamiento del PIB y la austeridad fiscal (que ha sido duramente criticada por diferentes grupos dentro del país) han llevado a que el pasado viernes Moody’s Ratings mejorase la calificación de la deuda del país desde Baa2 a A3. “Esta subida de dos niveles de las calificaciones de Chipre hasta A3 refleja una mejora sustancial en las métricas fiscales y de deuda que esperamos que se mantenga. Chipre ha reducido significativamente su ratio de deuda gubernamental desde su pico en 2020, ubicándose entre los países con las mayores reducciones de ratio de deuda a nivel mundial”. España tiene una calificación Baa1 y la de Italia es Baa3.
Además, desde la agencia esperan que “la ratio de deuda continúe disminuyendo en el medio plazo, con métricas de asequibilidad de la deuda que se mantendrán favorables. Además, las perspectivas económicas a medio plazo son sólidas, impulsadas por la expansión constante de los sectores de servicios de alta productividad respaldados por la sede de las empresas, la inmigración neta, importantes inversiones extranjeras directas (IED), así como reformas e inversiones relacionadas. con el Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia (NRRP) de Chipre”, sostiene la nota.
Críticas a la austeridad
Pese a todo, las críticas abundan en la prensa chipriota. Una columna publicada hace escasos días por un importante economista en unos de los diarios más importantes de Chipre señalaba lo siguiente: “En los años inmediatamente posteriores a la crisis financiera de Chipre de 2012/2013, hubo una necesidad imperiosa de estabilizar las finanzas del gobierno con austeridad y a los bancos con restricciones crediticias; sin embargo, esas políticas se han mantenido implacablemente. Hasta el día de hoy, el gobierno ha persistido en imponer la austeridad ejerciendo un control estricto sobre el desarrollo y los gastos sociales con el fin de generar sus tan publicitados superávits presupuestarios”.
Cabe recordar que el país estuvo a punto de quebrar hace algo más de diez años y hoy presenta uno de los niveles de deuda más bajos del continente. Tal y como le gustaba a la Troika (FMI, BCE y Comisión Europea), en la madrugada de un domingo de marzo de 2013, tras diez horas de durísima negociación, la troika y los países del euro alcanzaron un acuerdo con Chipre para salvar al país mediterráneo del impago, provocado por la caída de un sistema bancario, lleno de depósitos de oligarcas rusos, que tenía un tamaño desproporcionado respecto a la economía de Chipre. Desde entonces, las finanzas públicas del país entraron en una senda de consolidación que se vio truncada por el covid, lo que llevó a la deuda pública a superar el 110% del PIB. Sin embargo, hoy la situación es muy diferente, superando incluso la reducción de deuda protagonizada por países como Portugal.
Este experto cree que Chipre podría usar el gasto público para estimular aún más la economía y ayudar a los más desfavorecidos, en lugar que buscar grandes superávits para ‘presumir’ en Bruselas y en los círculos económicos de la gestión. El gobierno, con sus objetivos presupuestarios de superávits crecientes, ha acumulado depósitos en los bancos por un valor cercano a los 6.000 millones de euros, o más del 18% del PIB, a finales de septiembre de 2024, asegura este economista que formó parte del FMI.
“Aunque el gobierno tuvo que aplicar medidas de austeridad al gasto público general en los primeros años posteriores a la crisis financiera de 2012/2013, además de servir a sus propios intereses políticos y financieros, especialmente al aumentar la nómina del gobierno, ha seguido aplicando medidas de austeridad después de 2015 en otras áreas importantes del gasto público para garantizar superávits presupuestarios. Sin lugar a dudas, los superávits presupuestarios se han debido en gran parte, al menos en comparación con muchos otros miembros de la UE que registran déficits, a que el gobierno chipriota gasta cantidades relativamente menores en protección social”, culmina este crítico con el Gobierno. Nunca llueve a gusto de todos. En los países con deuda y déficit las quejas vienen por el exceso de gasto, mientras que en Chipre las críticas llegan por el exceso de contención. Por el contrario, las agencias de rating creen que Chipre va por el buen camino.
Grandes superávits fiscales
En el lado contrario aparece Moody’s, que ha recalcado en su informe que lo ocurrido en Chipre es digno de elogio, puesto que el punto de partida de la economía chipriota era realmente complejo, con una deuda disparada y una economía que sufría las consecuencias de la crisis de deuda soberana primero y la del covid después a lo que se le sumaron las sanciones a Rusia, el gran inversor en la economía de Chipre.
“La adhesión a una política fiscal prudente que limita los gastos, junto con un sólido crecimiento de los ingresos públicos, ha dado lugar a superávits fiscales en 2022-23. Prevemos que los superávits fiscales se mantendrán, aunque se reducirán gradualmente, entre 2024 y 2028. Los superávits fiscales y el fuerte crecimiento del PIB nominal han llevado a una marcada reducción de la ratio de deuda del gobierno general hasta el 70% del PIB en el último dato disponible de 2024, desde el 113,6% del PIB en 2020. En comparación con 2019, la reducción de la deuda/PIB de Chipre ha sido una de las más sustanciales a nivel mundial”.
La Comisión Europea destaca también el milagro de la deuda pública: “Las perspectivas fiscales siguen siendo positivas, con superávits presupuestarios significativos y una ratio deuda/PIB en descenso. Se espera que el superávit presupuestario del gobierno general aumente al 3,5% del PIB en 2024, impulsado por un fuerte aumento de los ingresos, que compensa con creces el gasto impulsado por los salarios públicos, las pensiones y el sistema de salud”.
La deuda puede caer al 50% del PIB
No solo eso, ahora desde la agencia de rating creen que la deuda seguirá cayendo unos 10 puntos porcentuales por año en los próximos dos ejercicios. ¿Qué quiere decir esto? Salvo sorpresa, la deuda pública podría reducirse hasta niveles no vistos desde antes de la crisis financiera de 2008: “La ratio de deuda seguirá disminuyendo, hasta situarse por debajo del 60% del PIB en 2025 y seguir disminuyendo hasta situarse por debajo del 50% en 2027. Los indicadores de asequibilidad de la deuda seguirán siendo favorables debido a los moderados requisitos de financiación bruta y a un colchón de efectivo que proporciona al gobierno una importante flexibilidad en materia de financiación”, asegura la agencia de rating.
Los superávits son de un tamaño considerable. Al superávit esperado de este año, en 2022, Chipre logró un superávit del 2,7% del PIB, mientras que en 2023 esta cifra alcanzó el 3,1%. Es más, Chipre es el único país de la Unión Europea que está reduciendo su deuda en términos absolutos, es decir, no solo respecto al PIB, sino que también la ha rebajado en euros contantes y sonantes, pasando de 22.700 millones de euros en 2022 a 22.100 millones de euros en 2023. Chipre es el único país que ha recortado su deuda de verdad, yendo mucho más lejos de lo que probablemente se le pedía.
Junto con los superávits fiscales sostenidos y una reducción de partes del considerable colchón de efectivo, la sólida perspectiva económica a medio plazo es un factor clave que impulsa la reducción de la ratio de deuda. Desde Moody’s hacen referencia al fuerte crecimiento del PIB que ya se ha comentado en párrafos anteriores: “Esto se debe al continuo crecimiento de los sectores de servicios de alta productividad, entre ellos las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), las finanzas y los seguros, y los servicios empresariales, que diversifican aún más el importante sector de servicios del país”.
“Además, el sólido crecimiento del PIB a medio plazo se verá respaldado por una importante inversión extranjera directa en diversos sectores, como la energía, la educación, la atención sanitaria y el turismo, incluidos importantes proyectos residenciales y comerciales en Larnaca y Limassol. Además, el NRRP de Chipre se centra en inversiones y reformas en las áreas de eficiencia energética, mercado eléctrico, economía circular, lucha contra la corrupción y transparencia, y esperamos que estas reformas respalden este crecimiento económico”, señalan desde Moody’s.
¿Austeridad expansiva?
En cierto modo, Chipre es un ejemplo de cómo puede funcionar lo que se conoce como austeridad expansiva, una teoría desarrollada por el economista italiano Alberto Alesina (fallecido en 2020), que planteaba que las políticas de ajuste fiscal —es decir, la reducción del déficit público— pueden tener efectos positivos sobre el crecimiento económico. La idea central de la austeridad expansiva es que los mercados y los agentes económicos (hogares, empresas e inversores) reaccionan positivamente a señales de responsabilidad fiscal a largo plazo. En otras palabras, si los gobiernos implementan ajustes fiscales creíbles, pueden generar confianza en la sostenibilidad de las finanzas públicas, lo que a su vez puede estimular el crecimiento económico a través de varios canales.
Con todo, desde Moody’s aseguran que podrían elevar su calificación si las métricas fiscales siguen mejorando. “Además, un crecimiento de tendencia mayor que el previsto a mediano plazo podría generar presiones al alza sobre la calificación, posiblemente impulsadas por un impacto significativo de las inversiones privadas y públicas, el aumento de la IED y/o tendencias del mercado laboral mejores que las esperadas. El impacto de las inversiones y reformas asociadas con el NRRP de Chipre podría tener un efecto más sustancial en el crecimiento de tendencia y en nuestra evaluación de la fortaleza institucional y de gobernanza de lo que actualmente esperamos. Además, la explotación de los recursos de gas, que actualmente no están incluidos en nuestras previsiones económicas y fiscales, podría crear presiones al alza sobre la calificación a medio plazo”, sentencia el informe.
Fuente: Revista El Economista