La guerra comercial con EEUU no ha impedido que China se fije una meta de crecimiento económico de alrededor del 5% para 2025. La confirmación de este objetivo, avanzado ayer por el primer ministro Li Qiang ante el parlamento nacional, aumenta las expectativas de que los funcionarios apliquen más estímulos a finales de este año mientras se enfrentan a los aranceles anunciados por Donald Trump.

Es el tercer año consecutivo en que China se fija ese objetivo, aunque repetirlo será difícil en un contexto de incertidumbres externas y tensiones comerciales con EEUU. Las últimas proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) pasan por un avance del 4,6% y del 4,5%, respectivamente, y una encuesta de Bloomberg a 77 analistas pronosticó que la economía china solo crecerá un 4,5% en 2025.

Para lograr su objetivo, que las bolsas chinas han celebrado con ganancias generalizadas, el gigante asiático ha reforzado su plan de crecimiento con un objetivo de déficit fiscal del 4%, el más alto en más de tres décadas y, además, ha confirmado la promesa de aumentar la emisión de bonos de los gobiernos locales a niveles récord, en línea con las expectativas del mercado.

“Al fijar la tasa de crecimiento en torno al 5%, hemos tenido en cuenta la necesidad de estabilizar el empleo, prevenir riesgos y mejorar el bienestar de la población”, señaló ayer Li durante su discurso ante miles de delegados del Congreso Nacional Popular en el Gran Salón del Pueblo en Pekín. En este sentido, espera mantener la tasa oficial de desempleo en zonas urbanas por debajo del 5,5% y crear 12 millones de nuevos puestos de trabajo en esas áreas, objetivos idénticos a los del año pasado.

El impulso al consumo la principal será la prioridad por primera vez desde que el presidente Xi Jinping llegó al poder hace más de diez años. La palabra ‘consumo’ se mencionó 27 veces en todo el documento mientras que el ‘desarrollo de alta calidad’, lema por excelencia de Xi para impulsar la fabricación de alta tecnología, se mencionó con mucha menos frecuencia que el año pasado. Para esta hoja de ruta, las autoridades venderán bonos soberanos especiales por valor de 1,3 billones de yuanes (179.000 millones de dólares) y utilizarán parte de los ingresos para financiar un programa de subsidios para las compras de bienes de consumo de los residentes, duplicando su tamaño en 2024. El resto del dinero se destinará a construir grandes proyectos de infraestructura y alentar a las empresas a modernizar sus equipos.

Li también enumeró algunas medidas para mejorar el bienestar social, entre ellas el aumento de los niveles de pago de las pensiones y el subsidio público para el seguro médico, pero sólo hizo una promesa vaga del subsidio para el cuidado infantil, lo que decepcionó a quienes esperaban que revelara el importe.

El primer ministro indicó que el banco central reducirá las tasas de interés y la cantidad de efectivo que los prestamistas deben reservar “en el momento adecuado”, lo que implica que la política monetaria seguirá flexibilizándose para estimular la demanda, aunque el enfoque en la defensa del yuan contra la presión de la depreciación ha limitado las medidas de flexibilización recientemente.

La ristra de medidas podría dejar a los mercados con ganas de más ya que se espera que el programa de subsidios a los bienes de consumo sólo un impulso temporal al gasto debido a que los hogares se mantienen cautelosos y propensos al ahorro ante la incertidumbre del mercado laboral.

Li desveló su plan económico poco antes de que Trump, en su primer discurso ante el Congreso, abundara en su política arancelaria después de haber confirmado un día antes otro impuesto del 10% a China que amenaza con paralizar el motor de las exportaciones que el año pasado contribuyó a casi un tercio de la expansión económica del país. Si Trump aumenta el impuesto al 60%, como propuso durante la campaña electoral, podría reducir una parte significativa del crecimiento de la segunda economía más grande del mundo este año.

Tampoco cambiará China sus planes de aumentar el gasto en Defensa 7,2% este año hasta los 1,784 billones de yuanes (245.600 millones de dólares), mismo nivel de crecimiento que en los dos años anteriores, pese a la petición de Trump de recortarlo a la mitad. Las tensiones en el mar de China Meridional o la reclamación de Taiwán explican una partida “completamente necesaria” para Pekín.

Del desafío de EEUU a los retos internos

Los desafíos, sin embargo, no solo vendrán de EEUU. El optimista objetivo de crecimiento de Xi probablemente requerirá de un estímulo más agresivo ante la racha de deflación más larga desde la década de 1960 debido a la débil demanda o el desplome del inmobiliario que no termina de tocar fondo. De aquí deriva el otro gran objetivo: una meta del 2 % para la inflación, la más baja desde 2003 tras un 2024 en el que avivó los temores a la deflación al subir únicamente un 0,2 %: “Lograrlo no será fácil”, advirtió Li, ante la “débil” demanda y el “aletargado” consumo.

La prolongada crisis inmobiliaria es el otro gran problema interno. Para intentar frenar el desplome del sector, que parece no tocar suelo, se destinarán unos 606.000 millones de dólares a financiar la compra de terrenos o viviendas sin vender por parte de gobiernos locales y otros 69.000 millones a reponer el capital de los grandes bancos estatales, medidas ya anunciadas previamente pero sobre las que se desconocía el importe.

Desde Bloomberg Economics indican que las metas de PIB e inflación “requerirán un apoyo político considerable para alcanzarlas. Los objetivos macroeconómicos también están acompañados de capital adicional para los bancos y de un continuo alivio de la deuda para los gobiernos locales, lo que debería ayudar a mejorar la tracción de las políticas”.

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