Alemania es la economía de Europa que más peligro corre si el presidente electo, Donald Trump, finalmente decide poner aranceles del 10% a los productos europeos. La locomotora de Europa teme que esta medida le cueste un 1% a su crecimiento, en un momento en el que la economía no está, para nada, boyante en el país.

Esta advertencia la hizo el propio presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, advirtió en una entrevista en el semanal Die Zeit: “Si se implementan los planes arancelarios, esto podría costarnos un 1% de la producción económica. Es muy doloroso si tenemos en cuenta que nuestra economía no crecerá en absoluto este año y probablemente menos del 1% el año que viene, incluso antes de que se implemente el plan arancelario estadounidense. Si los nuevos gravámenes realmente se imponen, podríamos incluso caer en territorio negativo”, aseveró.

Tal y como aseguró el analista político y excorresponsal del Washington Post en Madrid, Tom Burns, en un evento de la agencia Proa Comunicación: “Alemania tiene que empezar a mover ficha, se está quedando atrás y la victoria de Trump no le viene nada bien. Estamos viviendo una progresiva decadencia de Europa”.

Precisamente, esa decadencia se está viendo en el pobre desempeño económico germano. El Consejo Asesor del Gobierno de Alemania, conocido comúnmente como los cinco sabios, hizo recientemente una revisión a la baja del crecimiento de Alemania, vaticinando una recesión económica para este año del 0,1% y un magro crecimiento del 0,4% para el año que viene. Teniendo en cuenta estas cifras, de aplicarse los aranceles del 10% y haciendo caso a lo que dijo Olaf Scholz, Alemania se enfrentaría otra recesión en 2025 mucho más profunda, concretamente del -0,6%.

Es cierto que Nagel se muestra mucho más optimista que ‘los cinco sabios’, ya que en sus palabras, para nada, considera la probabilidad de recesión este año. Hace poco menos de un mes, el Gobierno de Shcolz preveía que en 2025 Alemania entrase en el terreno de la recuperación, con un crecimiento del 1,1%, tras crecer entre nada y un 0,1% al cierre de este ejercicio.

Aunque el presidente electo de los Estados Unidos va a centrar todos sus esfuerzos en contener el poder comercial de China y desvincular la economía estadounidense del gigante asiático al máximo, el objetivo de su programa económico es el de desligar lo máximo posible la economía estadounidense de la globalización y volverla más proteccionista y autárquica. El arancel universal del 10% que quiere imponer afecta directamente al Viejo Continente, uno de los principales socios comerciales de EEUU.

Alemania es la economía más expuesta a los aranceles de Estados Unidos. Principalmente porque su crecimiento está basado en las exportaciones. Solo el año pasado,exportó al otro lado del atlántico 157.700 millones de euros en bienes, según los datos de Eurostat. Esto es un amplio margen con respecto a los siguientes, que son Italia e Irlanda, que exportaron bienes por valor de 67.300 millones y 51.600 millones de euros, respectivamente. Solo estos tres países representan el 55% del total de exportaciones de la UE hacia EEUU, que sumaron el año pasado 502.300 millones de euros. Esto representa la quinta parte de todas las exportaciones no europeas y el 90% de las ventas trasatlánticas del bloque.

En concreto, los sectores más afectados serían la maquinaria y los vehículos (8207.600 millones de euros), los productos químicos (137.400 millones de euros) y otros productos manufacturados (103.700 millones de euros).

La incertidumbre se cierne sobre Alemania. La economía está muy tocada debido a un sector industrial poco competitivo que hace que el crecimiento sea prácticamente nulo. Los altos costes de la energía están lastrando al sector, al mismo tiempo que hay una demanda global muy débil y una competencia muy dura contra China. En la fabricación de automóviles, principal pilar de la economía germana, el gigante asiático está ganando un enorme terreno con el vehículo eléctrico. También con la fabricación de componentes.

La semana pasada, el dato sobre la producción manufacturera de septiembre que sorprendió para mal. Las cifras publicadas por Destatis hablan de que cayó un 4,6% interanual y un 2,5% con respecto al mes anterior.

Pero todo esto no viene de ahora. Según la presidenta del Consejo Asesor del Gobierno, Monika Schnitzer, aseguró que “las negligencias en la política y la economía en los últimos años y décadas” es lo que han hecho que la economía de la locomotora de Europa “siga estancada”.

Por otro lado, los expertos reiteran en el informe que la recuperación de la economía mundial no se está traduciendo en un incremento de las exportaciones. Esto para una economía cuyo crecimiento se basa en el comercio exterior como es la alemana es fatal. Asimismo, la guinda la ponen los consumidores que, a pesar de que los salarios reales sufrieron un importante crecimiento en 2023 y 2024, el consumo interno “ha aumentado ligeramente”, dicen.

“La debilidad de la industria y la duración de la fase de debilidad sugieren que la economía alemana se ve frenada por problemas estructurales, además de cíclicos”, dijo Schnitzer.

Hace falta otro Gobierno

A toda esta especie de crisis económica germana se suma la incertidumbre política. Finalmente, la caída de la coalición semáforo llevó al canciller, Olaf Scholz, a acordar con los socialdemócratas y la oposición (CDU) celebrar elecciones anticipadas el 23 de febrero.

Pero ya eran muchas las asociaciones empresariales, sobre todo del sector industrial, que instaron este al canciller socialdemócrata a agilizar el proceso de elecciones anticipadas, las primeras desde 2005. El presidente de la Federación de Comercio Mayorista, Exportación y Sector Servicios de Alemania, Dirk Jandura, aseguró en un comunicado que cada día que pasa con este gobierno de coalición “es un día perdido”.

El dirigente patronal aseguró que el país está “atascado” en medio de un cambio estructural de la economía y “al mismo tiempo, los polos de la economía se están realineando entre Estados Unidos y China”.

Tanto Alemania como la Unión Europea están ahora en una encrucijada, siguiendo cada uno de los pasos que pretende dar Donald Trump cuando llegue a la Casa Blanca, mientras busca la manera de ser más competitiva dentro de ese nuevo orden mundial que parece que se va a establecer una vez que el republicano tome posesión del cargo en enero.

Fuente: Revista El Economista

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