Los grandes patrimonios extranjeros que viven en el Reino Unido llevan meses temiendo los nuevos presupuestos, en los que el flamante Gobierno laborista ha prometido retirar una histórica exención de impuestos del que se beneficia este grupo desde hace siglos. Y, adelantándose a ese momento, el grupo de presión Inversores Extranjeros por Gran Bretaña (FIB, en inglés) ha propuesto este jueves reemplazarlo por un nuevo impuesto que cobre una ‘tarifa plana’ según el nivel de riqueza, en vez de obligarles a tributar según los niveles ordinarios de IRPF, ganancias de capital y Sucesiones.

La ley británica, hasta ahora, permite que los ciudadanos que viven en el Reino Unido pero que tienen fijada su residencia legal en otro país no tributen sobre sus ingresos fuera del Reino Unido, ni tengan que pagar por las herencias que reciban fuera de dicho país. Si se retira esta exención, estas 74.000 personas, en su mayoría grandes patrimonios extranjeros que viven en Londres, tendrán que tributar sobre todos sus bienes, independientemente de dónde estén.

El resultado es que muchas de esas personas están amenazando con irse de Reino Unido, llevándose consigo su riqueza y sus inversiones. El grupo de presión FIB calcula que esas personas han invertido un total de 8.500 millones de libras en el país desde su llegada, y estima que, en el peor de los casos, su marcha podría provocar la pérdida de 1.000 millones para la Hacienda británica.

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