La economía de EEUU sigue mostrando fortaleza pese a avanzar en el cuarto trimestre de 2024 menos de lo esperado. El Producto Interior Bruto (PIB) creció un 2,3% anualizado entre octubre y diciembre del año pasado, según la lectura preliminar publicada este jueves por la Oficina de Análisis Económica (BEA) del Departamento de Comercio. El dato se sitúa por debajo del 2,6% esperado por los economistas y del potente 3,1% del trimestre anterior. Sin embargo, debajo de esta cifra más baja, la principal partida del desglose de PIB, la que se considera el motor de la economía de EEUU, registró una fortísima marca.

Este motor de la economía de EEUU no es otro que el consumo personal, que representa prácticamente el 70% del PIB de la primera potencia del planeta. En el cuarto trimestre de 2024, el gasto en consumo personal repuntó un espectacular 4,2% anualizado tras el ya fuerte 3,7% del tercer trimestre.

Al mismo tiempo, la tasa de crecimiento de las ventas finales a compradores domésticos privados, un dato al que prestan mucha atención los analistas de EEUU, cayó sólo marginalmente, del 3,4% anualizado al 3,2%. “Este último es un mejor indicador de la fortaleza subyacente y sugiere que la economía sigue siendo fuerte, sobre todo teniendo en cuenta las perturbaciones del cuarto trimestre, como la huelga de Boeing y los huracanes“, explica Paul Ashworth, de Capital Economics.

Continuando con el desglose de PIB, es cierto que la inversión en bienes de equipo disminuyó un 7,8%, pero esa debilidad se concentró sobre todo en el sector aeroespacial, y se espera ver un repunte tras la huelga. La menor acumulación de inventarios restó 0,9 puntos al crecimiento global del PIB y, con una caída tanto de las importaciones como de las exportaciones del 0,8% anualizado, el comercio exterior neto fue prácticamente neutro. Por último, el gasto público aumentó un 2,5% anualizado el trimestre pasado. No obstante, esta partida puede experimentar pronto un cambio de tendencia, debido a la congelación de la contratación y la creciente presión de Donald Trump y los suyos para eliminar programas de gasto federal y puestos en la administración.

“A primera vista, el crecimiento de la economía estadounidense en el cuarto trimestre es un tanto decepcionante, ya que no alcanza los avances de alrededor del 3% registrados en cada uno de los dos trimestres anteriores. Sin embargo, esto se debió a que esta vez las empresas emplearon una mayor proporción de los productos que vendieron de sus inventarios y no los produjeron en el cuarto trimestre. Este debería ser un efecto puntual. En consecuencia, valoramos el informe algo mejor de lo que sugiere la primera impresión”, se pronuncian Christoph Balz y Bernd Weidensteiner desde Commerzbank

Las cifras del PIB coronan otro año sólido para la economía americana, que desafió, una vez más, las expectativas de una marcada desaceleración, ya que los consumidores resistieron a la inflación persistente y los altos costes de los préstamos. La economía creció un 2,8% en el conjunto de 2024 después de expandirse un 2,9% y un 2,5% en los dos años anteriores, respectivamente.

La economía estadounidense sigue superando a sus pares mundiales en gran medida debido a un mercado laboral sólido, caracterizado por salarios que aumentan más rápido que los precios y un bajo desempleo. Eso ha ayudado a sostener el gasto de los consumidores y la actividad económica en general. Todo esto ayuda a explicar por qué la Reserva Federal está adoptando un enfoque más mesurado para futuros recortes de los tipos de interés. El presidente del banco central, Jerome Powell, corroboró este miércoles que la economía está fuerte.

A mediados de enero, Torsten Slok, economista jefe de Apollo y uno de los estrategas que más ha hablado de una reaceleración de la economía de EEUU, recogía con un mano los datos de empleo, de ventas minoristas y de precios pagados en el sector servicios para concluir que “la economía es fuerte y que la idea de que la política monetaria es restrictiva es errónea“. Junto a los espíritus animales que está viendo en Wall Street y otras métricas llevan al analista a dar un 40% de probabilidades a que la Fed dé un giro de 180 grados y vuelva a subir los tipos de nuevo.

“Seguimos esperando un sólido crecimiento del PIB del 2,3% en 2025, que es superior a las estimaciones de consenso de crecimiento potencial (la Fed considera que este crecimiento tendencial será del 1,8%). Si bien los tipos de interés oficiales son bastante altas, la economía se beneficia de que las condiciones generales de financiación se mantengan favorables dadas las valoraciones de las acciones en niveles récord y las primas de riesgo bajas”, cierran desde Commerzbank.

El gran punto y aparte, de todos modos, lo marcarán las políticas que despliegue Trump. De momento, su agenda agrega un elemento de incertidumbre. Trump busca implementar aranceles para estimular la inversión en manufacturas y alentar la producción nacional, lo que dice ayudará a traer empleos fabriles al país y reducir el déficit comercial. Sin embargo, sus aranceles de primer mandato llevaron a una caída del empleo fabril y a una contracción de la producción industrial, lo que representó un lastre para el crecimiento que preocupó a los funcionarios de la Fed en ese momento. La amenaza de los aranceles preocupa al resto del mundo, ya que se produce en un momento en que las principales economías atraviesan dificultades.

Fuente: Revista El Economista 

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