El proyecto político de Donald Trump ha empezado con el pie izquierdo para Wall Street. En los primeros meses del nuevo presidente, la bolsa estadounidense ha sufrido un duro revés, con caídas del 5% en los primeros tres meses del año para el S&P 500, una corrección que contrasta con las subidas que se están produciendo en los principales índices europeos. La diferencia entre el mal comportamiento de la bolsa estadounidense y el resto del mundo queda clara al analizar el comportamiento del MSCI All Country World Index sin sus componentes estadounidenses, frente al S&P 500: en los primeros tres meses del año el primero sube más del 6,5%, frente a la caída que experimenta el principal índice americano.

La política de aranceles que está llevando a cabo Donald Trump ha sentado mal a la bolsa estadounidense en los primeros compases del mandato del presidente republicano. El miedo a que se produzca un frenazo en el crecimiento económico mundial ha llevado a los inversores a buscar refugio fuera de la bolsa americana, hasta el punto de que la reacción de Wall Street ha sido la peor en 37 años en comparación con las bolsas del resto del mundo. Desde 1988, en plena era Reagan, la diferencia no era tan mala en contra del índice norteamericano.

Buena parte del mal comportamiento de la bolsa estadounidense puede estar relacionado con la incertidumbre que ha creado la nueva administración en las negociaciones para los aranceles. Sin detalles concretos sobre el acuerdo que finalmente se aprobará, los inversores suelen elegir esperar a invertir, hasta conocer con pelos y señales qué es exactamente lo que se aprobará. “Estamos atascados en la incertidumbre”, ha declarado a la agencia Bloomberg Mary Ann Bartels, CIO de Sanctuary Wealth, y explica cómo “no hay confianza de que las bolsas de EEUU se pueden recuperar significativamente hasta que sepamos exactamente cuáles serán los aranceles, y el impacto que tendrá en los ingresos corporativos”, indica.

Altas valoraciones y el efecto ‘DeepSeek’

La caída del S&P 500, en un momento en el que el resto de bolsas del planeta han atravesado un buen trimestre, implica que, al menos en el corto plazo, los mercados parecen valorar un impacto más negativo para las empresas del parqué norteamericano que para las del resto del mundo. Eso sí, también hay que tener en cuenta que las valoraciones de la bolsa estadounidense eran (y todavía son) elevadas si se compara con el histórico, algo que ha podido tener que ver con la reacción tan agresiva que han tenido los inversores en los últimos meses.

Otro elemento a destacar, y que ha podido contribuir a que la corrección norteamericana sea más fuerte que la del resto del planeta, es el efecto DeepSeek: la irrupción de la IA china también ha movido los cimientos de los mercados, en un momento en el que parecía que la confianza de los inversores de cara a ver beneficios por el desarrollo de la IA se centraría especialmente en Estados Unidos, donde un puñado de gigantes tecnológicos capitaliza la mayor parte de las inversiones en esta nueva tecnología.

La posibilidad de que los mercados se hayan pasado de rosca invirtiendo en grandes firmas del sector, como Nvidia, y que ahora el modelo DeepSeek pueda terminar creando un contexto diferente para el desarrollo de la IA, que no beneficie a la firma estadounidense, ha tenido un impacto en el ánimo de los inversores.

De Reagan a Trump: aranceles o libre comercio

Ronald Reagan ha sido una referencia en muchos aspectos políticos para Donald Trump. El célebre MAGA (‘Make America Great Again’) fue obra de Reagan en su primera campaña presidencial, y los esfuerzos desregulatorios que está llevando a cabo la nueva administración Trump, con Elon Musk a la cabeza, se asemejan al sueño desregulador que tuvo Reagan para Estados Unidos hace 4 décadas. En los recortes de impuestos y reducir el peso del Estado, Trump y Reagan estaban de acuerdo.

Sin embargo, es la principal diferencia política entre ambos presidentes la que está castigando a la bolsa estadounidense en los primeros meses del segundo mandato de Trump. Tanto si Trump ha decidido utilizar los aranceles como base para negociar, como si los considera realmente una herramienta muy positiva para el crecimiento económico de Estados Unidos y su desarrollo, la realidad es que para el liberal Reagan el libre comercio siempre fue innegociable y una base de su política, y así lo dejó claro en un discurso en 1982.

Fuente: Revista El Economista

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