Un “puente digital” entre cerebro y cuerpo: la tecnología pionera para recuperar a pacientes con parálisis

Hoy Nature nos trae los datos de un implante capaz de restablecer la comunicación entre el cerebro y la medula espinal en personas con parálisis de brazos y piernas. Gracias a él, pueden ponerse de pie y caminar, sí; pero no solo eso. El dispositivo mejora de forma significativa la recuperación neurológica hasta el punto de que el paciente en cuestión puede caminar con muletas incluso cuando el implante no está encendido.

Es decir, no hablamos de un dispositivo más: hablamos de un “marco nuevo” para el abordaje terapéutico de cara a restaurar el control natural del movimiento después de la parálisis.

Pues bien, hasta ahora, los enfoques que buscaban restaurar el movimiento estimulaban directamente regiones de la médula espinal para conseguirlo. El problema es que el retorno de la información era complejo (se requerían sensores de movimiento) y, incluso en los mejores casos, aprender a moverse de esa forma era muy difícil. Los pacientes podían aprender a andar en salas controladas, pero en cuanto las condiciones del terreno cambiaban, todo se volvía muy difícil de implementar.

Ahora el equipo de Grégoire Courtine en el Hospital Universitario de Lausanne está probando una interfaz cerebro-columna vertebral (BSI), que tiene un sistema de estimulación y registro integrado. Es decir, no es algo solo estimula, es una vía de ida y vuelta: un sistema que establece un vínculo directo entre el cerebro y las regiones de la médula espinal involucradas en caminar.

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Esto cambia el asunto. Y lo cambia mucho. La BSI pudo calibrarse en unos pocos minutos y ha permanecido confiable y estable durante más de un año, incluso cuando el paciente se fue a casa sin supervisión del equipo.

Además, como la interfaz permite un “control natural” sobre los movimientos de las piernas del paciente, ponerse de pie, caminar, subir escaleras e incluso atravesar terrenos complejos se vuelve algo mucho más sencillo. La clave está, precisamente, en el “control natural”. No hace falta ningún dispositivo, sino que se integra en el funcionamiento “natural” del sistema.

¿Es algo realmente disruptivo? Eso esperamos. Los datos que publica Nature son realmente impresionantes y, sin lugar a dudas, es una buena noticia para todos aquellos problemas relacionados con la relación cerebro-cuerpo. No obstante, el ensayo está limitado por el escaso número de participantes. Aún queda mucho para conseguir convertirlo en un estándar, pero (y nunca mejor dicho) es un paso en la buena dirección.

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