Mientras Emmanuel Macron acusaba a Elon Musk de promover una “internacional reaccionaria” en Europa, Giorgia Meloni negociaba con su empresa aeroespacial, SpaceX, un contrato multimillonario para externalizar las comunicaciones militares italianas. Mientras Olaf Scholz trataba de desencallar el presupuesto alemán tras dos años de recesión por el fin del gas ruso, Viktor Orban instrumentalizaba la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea para estrechar lazos comerciales con Vladimir Putin y Xi Jinping en Rusia y China.

Todos estos acontecimientos revelan una pauta común del Viejo Continente: la Unión Europea brilla por su falta de cohesión en un momento en el que por el oeste amenaza Trump; por el este, Putin, y desde ultramar, Xi. ¿Qué puede hacer Europa ante los desafíos que representan Estados Unidos, Rusia y China?

Desconfianza, egos y objetivos divergentes

“El problema que tiene Europa es que se encuentra en un estado de extrema debilidad”, indica Víctor Burguete, investigador sénior en el área de Geopolítica Global y Seguridad de CIDOB. Mientras a nivel interno aumenta la fragmentación política, a nivel externo se incrementa la dependencia europea frente a las tres superpotencias mundiales.

Comparte: