Todos los escenarios que sopesó el presidente en la madrugada que resolvió lanzar la muerte cruzada

“No había votos para la censura y la destitución. Pachakutik dijo que votaría en contra y eso le permitía al Gobierno seguir adelante. Pero el presidente Guillermo Lasso tomó la decisión de mandar la muerte cruzada porque no podíamos seguir siendo rehenes de la Asamblea Nacional, que lo mejor era sacrificar su mandato y poner su cargo a disposición del pueblo. Fue una decisión que tomó de forma personal, en soledad”.

Una fuente cercana al mandatario describe de esa forma el momento, en la madrugada del pasado 17 de mayo, en que Lasso resolvió aplicar la figura de la llamada muerte cruzada por la cual se disuelve el Parlamento y se dispone la convocatoria a elecciones generales anticipadas.

Pero sus reflexiones ya venían de hace muchos días atrás. Junto a su círculo cercano de colaboradores y representantes de la bancada oficialista, en varias reuniones en el Palacio de Carondelet se analizaron todos los escenarios políticos que confluían en la coyuntura: la conformación de las mayorías para la renovación de autoridades en la Asamblea, el juicio político por presunto peculado que se estaba sustanciando y un “plan macabro” que descubrieron en el camino, que era la intención de la oposición de “tomarse” las instituciones de control, empezando por la Fiscalía General del Estado.

Cuenta la exlegisladora oficialista Natalie Arias que la idea del Gobierno era, primero, construir una mayoría que le permitiese alcanzar las dignidades del Consejo de Administración Legislativa (CAL), con el fin de bloquear a los sectores de oposición representados por Unión por la Esperanza (UNES) y el Partido Social Cristiano (PSC) que impulsaban la candidatura a la reelección de Virgilio Saquicela y generar apoyo a las iniciativas del régimen para los siguientes dos años.

Fuente El Universo

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