El presidente ruso, Vladímir Putin, es el anfitrión de la mayor reunión de líderes mundiales dentro de territorio ruso desde la invasión de Ucrania. Una cumbre de este tipo puede tener como objetivo mostrar al mundo que Rusia no está sola. Sin embargo, detrás de este cónclave formado por varios países con elevado peso en la economía global y que están llamados a ser las potencias del futuro (si no lo son ya) puede haber otro plan un tanto más disruptivo que la simple foto. Un proyecto para intentar cambiar el mundo en términos financieros y acabar (al menos restar poder) con el todopoderoso dólar americano y su sistema de pagos. El objetivo es claro: derrocar al dólar del trono del sistema monetaria mundial.

En su decimoquinto año de existencia, los BRICS originales (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) han logrado poco. Sin embargo, en esta cumbre Putin espera darle mayor peso y autoridad a este bloque de países logrando que se construya un nuevo sistema global de pagos financieros para atacar el dominio de las finanzas globales dominadas por Estados Unidos, logrando proteger a Rusia y sus aliados de las sanciones. “Todos comprenden que cualquiera puede enfrentarse a las sanciones de Estados Unidos u otros países occidentales”, aseguraba el mes pasado Sergei Lavrov, ministro de Asuntos Exteriores de Rusia.

Un sistema de pagos BRICS permitiría “operaciones económicas sin depender de quienes decidieron convertir al dólar y al euro en armas“. Este sistema, que Rusia llama “Puente BRICS” (BRICS Bridge en inglés), está previsto que se construya en el plazo de un año y permitiría a los países realizar pagos transfronterizos utilizando plataformas digitales administradas por sus bancos centrales, según revelan desde el prestigioso diario The Economist. Controvertidamente, puede tomar prestados conceptos de un proyecto diferente llamado mBridge que está en parte dirigido por un bastión del orden liderado por Occidente, el Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés).

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