“Estamos en medio de una transición mundial desordenada”. Con estas pocas palabras resumió el primer ministro de Singapur, Lawrence Wong, el sentir generalizado de la comunidad internacional. En su primer discurso desde que el Gobierno convocara elecciones en la ciudad-estado para el próximo 3 de mayo, el mandatario asiático alertó del frágil contexto mundial ahora que Estados Unidos se ha retirado de su papel como “garante del orden” global. “Nadie sabe a dónde se dirige esa transición. Pero ni China ni ningún otro país quiere —o puede— llenar el vacío” dejado por Washington, señaló Wong.
¿El águila o el dragón? Esa es la cuestión
Singapur, al igual que el resto de los países del Sudeste Asiático, navega una relación a dos bandas entre el poderío comercial de China y la promesa de seguridad e inversión directa de Estados Unidos. La ciudad-estado es el tercer centro financiero del planeta y el primero de Asia (en competencia directa con Hong Kong), así como el puerto franco más importante del mundo.
Su situación geográfica, económica y política ha situado a la isla en mitad de la disputa comercial entre Washington y Pekín. “Esta rivalidad ya está remodelando nuestro mundo y seguirá definiendo el panorama geopolítico en los próximos años“, indicó Wong, quien confía en que las elecciones del 3 de mayo supongan una suerte de plebiscito sobre su liderazgo tras tomar el poder hace un año. “El mundo necesita más cooperación, no menos”, añadió.
Singapur es una de las primeras naciones que contempla con inquietud la guerra comercial entre las dos superpotencias. El Gobierno ya ha recortado las previsiones de crecimiento económico del 1-3% del PIB de este año al 0-2%. El propio Wong ha abogado por mayor cooperación entre las naciones vecinas de la Asean para revertir esta situación.
Las alianzas se estrechan
La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) es una organización que agrupa a los 10 países que componen la península de Indochina, el archipiélago de Sonda y la mayor parte de las islas Molucas. Conforme los diferentes Estados alcanzaron la independencia de las metrópolis europeas, formaron diferentes alianzas que culminaron en la actual organización de países, una de las más importantes del mundo. “Asean, de forma conjunta, es la quinta economía mundial, con una población de más de 680 millones de personas”, indica Calin Arcalean, profesor del Departamento de Economía, Finanzas y Contabilidad en Esade.
La primera andanada de aranceles de Trump, que luego pausó parcialmente durante 90 días, ha golpeado de lleno a esta región. Países como Camboya, Laos o Vietnam recibieron tasas de entre el 46 y el 49% debido al alto déficit comercial que mantiene Estados Unidos con ellas. Desde la primera guerra comercial de finales de la década pasada, compañías occidentales y asiáticas han desembarcado en estas naciones en una suerte de deslocalización 2.0. Este reemplazamiento de las fábricas ha favorecido el comercio y la industrialización de sus economías, más pobres que la de gigantes como China o la India.
Singapur, como centro comercial y financiero, ha sido uno de los estados más favorecidos este proceso y es ahora uno de los máximos defensores de una mayor integración económica. En su discurso, Wong defendió la eliminación de aranceles en toda la Asean, que se redujeran las trabas comerciales y que se mejoraran los acuerdos comerciales con los mercados próximos, como China, Corea del Sur o la India. El primer ministro singapurense indicó también que Singapur abrirá más puestos diplomáticos en lugares como África y América Latina.
Las palabras de Wong se adhieren a las de otros países de Asean, que también quieren aprovechar el momento para mejorar las relaciones comerciales. “Vietnam e Indonesia, ambos como miembros de Asean, abogan por una mayor integración económica regional entre los 10 miembros de la organización y una diversificación hacia la Unión Europea“, apunta Inés Arco, investigadora especializada en Asia Oriental y política china en el Barcelona Centre For International Affairs (CIDOB).
Independientemente de la resolución que tenga esta segunda guerra comercial entre China y Estados Unidos, mandatarios como Wong son conscientes de que los tiempos siguen moviéndose hacia un nuevo orden mundial en el que lo único seguro es que Washington no será el único actor relevante.
Fuente: Revista El Economista