Jerome Powell ha sido valiente esta semana en la reunión de política monetaria de la Reserva Federal, al atreverse a calificar de “transitorio” el impacto inflacionista de los aranceles de Donald Trump, pero su atrevimiento puede haber sido una imprudencia y es posible que acabe restando credibilidad a la Reserva Federal. Más, teniendo en cuenta el último gran error que cometió la institución hace poco más de tres años.
Powell está jugando con fuego, en primer lugar, porque cruza dos ideas contradictorias. En su discurso oficial insiste una y otra vez en que la incertidumbre es enorme en este momento, con una política exterior del gobierno estadounidense que complica mucho poder anticipar el impacto que puede tener en la primera economía del mundo, pero, al mismo tiempo, sostiene que, lo más probable, es que el impacto de los aranceles sea “transitorio”.
Hay analistas que, ante este mensaje, recuerdan el peligro de lanzarse a la piscina con estas previsiones. “En la conferencia de prensa, Jerome Powell dijo que los aranceles deberían producir una inflación transitoria. Sin embargo, incluso un ajuste transitorio del nivel de precios ha retrasado el momento esperado de retorno de la inflación al 2%, y a su vez, el esperado detorno a la política neutral de muchos funcionarios de la Reserva Federal”, explica Tiffany Wilding, economista de la gestora Pimco.
Mohamed el-Erian, asesor económico global de Allianz, y antiguo CEO de la propia PIMCO, ha sido todavía más contundente y, con un tirón de orejas, recuerda al banquero central el riesgo que está asumiendo con sus declaraciones. “La palabra ‘transitoria’ ha vuelto a la Reserva Federal, con el presidente Powell caracterizando como tal el efecto de los aranceles en los precios. Yo habría pensado que, especialmente después del grave error de política monetaria que han cometido en esta década, y teniendo en cuenta la incertidumbre actual, algunos miembros de la Fed mostrarían algo más de humildad”, ha publicado el-Erian en la red social X.
“Yo pensaría que, tras el grave error que han cometido en esta década, algunos miembros de la Fed mostrarían algo más de humidad”, destaca Mohamed El-Erian
El grave error al que se refiere El-Erian se cometió en 2021. Durante ese ejercicio surgieron las primeras señales inflacionistas post-Covid. El célebre inversor Michael Burry avisaba a principios de año de lo que estaba por llegar, y en verano se empezaron a ver las primeras consecuencias que estaban generando las inyecciones de estímulos y el final de los confinamientos: en Europa el aviso lo empezaron a dar los precios de la energía, en un momento en el que la inflación ya superaba el 5% en Estados Unidos. Tanto la Fed como el Banco Central Europeo, quitaron hierro al asunto y aseguraron una y otra vez que ese repunte inflacionista era “transitorio”, para, a principios de 2022, y con la inflación ya desbocada en los dos bloques, reconocer que probablemente esa transitoriedad no lo sería tanto.
La imprudencia de Powell es tal, que antes de haber solucionado el error de calificar como “transitoria” la inflación de 2021, deja caer que el nuevo impacto inflacionista por Trump también será “transitorio”. Su atrevimiento enerva a El-Erian, y corre el riesgo de deteriorar aún más la credibilidad del discurso que mantiene el presidente de la Fed. “Sencillamente, es demasiado pronto para decir, con cualquier grado de confianza, que el impacto inflacionista va a ser transitorio, especialmente teniendo en cuenta que las empresas y las familias todavía tienen fresco el recuerdo de un repunte fuerte e inesperado de la inflación”, insiste El-Erian.
La realidad es que la Fed, como el BCE, lleva mucho tiempo sin conseguir cumplir su mandato de estabilidad de precios (si es que alguna vez lo han logrado), que pretende que la inflación se establezca de forma sostenida en el 2% interanual. Ya son 4 años seguidos, desde principios de 2021, en los que los precios crecen por encima de ese nivel, mes tras mes. Quizá el presidente de la Fed debería terminar primero con la “inflación transitoria” que empezó hace casi 50 meses, antes de aventurarse a anticipar un nuevo repunte “transitorio” de los precios. El tránsito se está haciendo demasiado largo.
Fuente: Revista El Economista