Por qué esta vez la Fed y el BCE podrían ignorar con sus recortes a un petróleo disparado avivando la inflación

El petróleo ha pasado a ser el gran protagonista del debate sobre los bancos centrales, pero esta vez de un modo diferente. Con su escalada a los 90 dólares el barril y alertas de que podría irse incluso a los 100 dólares, diversos analistas temen que desate un repunte de la inflación que sacuda los recortes de tipos del BCE y la Fed. Ahora, aunque el crudo está deteniendo este lunes su potente rally con la retirada israelí en Gaza, una OPEP recortando, problemas de oferta y una demanda mayor de lo esperado siguen sosteniendo las esperanzas de los alcistas. En este contexto, esta vez ha surgido una postura atípica que gana cada vez más adeptos. Es posible que el petróleo reviva para inflación, pero cada vez más expertos apuntan a que los bancos centrales ignorarán este fenómeno o que incluso este puede acercar unas bajadas más potentes en el ‘precio del dinero’.

Desde enero el barril de referencia europeo, el brent, ya acumula una revalorización del 18%. En su suelo de diciembre este llegó a estar en los 73 dólares mientras que pasado el primer trimestre del año ya se ha situado por encima de los 90 dólares, mientras que los expertos coinciden en que aún tiene margen para más avances. Uno de los últimos factores que más ha impulsado el precio del barril ha sido la tensión en Oriente Medio. A pesar de que la situación pareció estabilizada tras la guerra de Israel contra Hamás y los posteriores ataques hutíes a barcos petroleros en el Mar Rojo, la realidad es que este conflicto no para de generar problemas para la región.

El último episodio ha sido la escalada entre Israel e Irán a cuenta del bombardeo contra el consulado persa en Damasco que se saldó con 16 fallecidos, entre ellos un general. El ayatolá ya ha prometido represalias. A pesar de que la reciente retirada de tropas israelíes de Gaza ha generado esperanzas de nuevas negociaciones que soluciones el conflicto, la realidad es que esta región sigue siendo un factor clave.

Sin embargo, aunque las amenazas de guerra y temores en Oriente Medio están siendo un gran catalizador, la realidad es que la subida del petróleo descansa en sus términos más fundamentales sobre un nuevo equilibrio inesperado en el mercado mundial. Concretamente una mayor demanda de lo esperado, con una economía mundial más resistente y una OPEP determinada en sus recortes, han generado un déficit con el que el mundo no contaba. Al mismo tiempo esto se ha mezclado con unos ataques de Ucrania a las plantas de refino rusas, que se suman a los recortes que pacto la nación euroasiática con la OPEP y a un México que dejará de enviar al extranjero medio millón de barriles diarios.

“Se esperaba que los precios del petróleo disminuyeran debido al excedente de oferta en el mercado mundial”

Esta situación ha pillado con el pie cambiado al BCE, que arrancó el año esperando precisamente que una desaceleración económica mundial, apoyada de una OPEP sin margen para seguir recortando llevase al mercado a un superávit que extendiera las caídas en el precio del barril, todo lo contrario de lo que finalmente ha sucedido. De este modo, en las últimas actas publicadas de la reunión de marzo el banco central admitía este cambio de paradigma. “Se esperaba que los precios del petróleo disminuyeran debido al excedente de oferta en el mercado mundial, que se esperaba que persistiera en 2024 a pesar de que los productores de la OPEP+ habían anunciado recortes de producción”.

Sin embargo celebraban que, hasta ahora “las presiones internacionales sobre los precios fueron limitadas (a pesar de las tensiones en la zona del Mar Rojo) ya que la demanda de bienes aún era débil y los niveles de inventario seguían siendo elevados”. En cualquier caso, esta situación más ‘estable’ en los precios del gas, que se mantiene sin grandes subidas gracias a esta almacenaje, se encuentra ahora mayores desafíos con las tensiones aumentando en Oriente Medio y el barril subiendo cada vez más. Una tendencia que con el tiempo acabará afectando a la economía del viejo continente.

¿El petróleo acerca los recortes?

Manuel Maleki, economista en Edmond de Rothschild AM, cree que la economía mejor de lo esperado a nivel mundial y la incertidumbre geopolítica están alterando el precio del barril, pero que este terminará sucumbiendo. “La economía mundial se acabará ralentizando por la política restrictiva de los bancos centrales”. En ese sentido apuesta por un barril que esté entre los 75 y los 85 dólares para finales de año .

“Podría implicar más inflación por el mayor precio de la energía pero también un efecto depresivo”. Este ‘bajón’ lo ve en Europa pues “afectará especialmente a los países no productores” y señala de este modo a la región. En ese sentido, mientras que Maleki apunta a un repunte inflacionario en EEUU si el crudo sube sostenidamente, debido a que al ser productor “el impacto económico será nulo”, en Europa puede tener graves implicaciones para su actividad económica. En ambos casos “agrega un factor de incertidumbre que puede reducir los recortes de tipos” pues los bancos centrales preferirán esperan desde las alturas para ver cómo reacciona la economía ante este nuevo paradigma. En resumen, espera “un tono más duro para controlar las expectativas de la inflación”.

Frédérique Carrier analista de RBC coincide en que una subida de los precios del petróleo puede incluso acelerar los planes de los bancos centrales. Aunque por el puro empuje de la energía la desinflación se detendrá o incluso se revertirá, el experto señala que “los bancos centrales se centran en la inflación subyacente (descontando los precios de la energía y alimentos frescos) porque saben que la volatilidad del crudo es un factor externo a sus medidas y no pueden hacer gran cosa frente a ello”.

“Los precios más altos del crudo podrían afectar la confianza y consumo de los consumidores negativamente acelerando la tendencia desinflacionaria”

En ese sentido, el Carrier sentencia que, a pesar de que se verán posibles subidas en la inflación y los inversores temen que eso haga a los bancos centrales evitar los recortes, la subyacente podría caer incluso más rápido precisamente por los precios de la energía, dando más argumentos al BCE y la Fed para no endurecer su agenda. “Los precios más altos del crudo podrían afectar la confianza y consumo de los consumidores negativamente acelerando la tendencia desinflacionaria”.

Al margen de si una energía alta puede incluso afectar a la subyacente, Brian O’Reilly, director de Estrategia de Mercado de MIFL cree que su impacto se dejará notar esta vez de una manera residual pues, tanto para el BCE como para la Fed, otros factores serán más importantes a la hora de tomar la decisión- “Es cierto que el aumento del crudo y del cobre puede añadir complejidad a la decisión de bajar tipos” pero “los bancos centrales verán esta situación como transitoria y los datos macroeconómicos de Europa (con su industria en contracción) invitan a un recorte inmediato”. Desde el punto de vista de EEUU el experto añade que “la fortaleza y resistencia de su economía, invita a debatir si tomará esta decisión”. En ese sentido, el analista cree que sí emprenderá este camino pero “es probable que cualquier ciclo de recortes sea muy modesto”.

Desde la propia Reserva Federal explican que hay una correlación de 0,27 entre los precios del petróleo y el IPC de EEUU, una relación que la propia institución define como “muy baja”. Un reciente estudio del Centro de Investigación de Política Económica, explica que un aumento del 1% en el precio del WTI (precio de referencia del barril de Texas) significa un aumento del 0,6% de la gasolina. Estas subidas de precios, aunque limadas por el gran peso que tiene el sector servicios en la estadística, suponen un factor clave para medir la subida de la inflación, pero que puede no ser tan potente como muchos analistas estiman.

El petróleo ‘agitará’ la inflación

En cualquier caso, buena parte de los expertos siguen afirmando todo lo contrario, que el rally del crudo acabará provocando que la Fed y el BCE sean más reticentes a bajar los tipos. Francisco Blanch, analista de Bank of America, explicaba en su último informe que esperan, debido a las bajas existencias de petróleo, los recortes de la OPEP y el sólido crecimiento económico, que el precio del barril suba hasta los 96 dólares, territorio donde se quedaría este verano. “Este repunte viene justo cuando la Reserva Federal y el BCE están a punto de recortar tipos” destaca Blanch, que señala que “dado que la inflación parece especialmente rígida, una escalada en los precios del petróleo podría limitar aún más la capacidad de los bancos centrales de ofrecer estímulos”.

En ese sentido, el experto señala que, aunque por ahora los mercados solo miran de reojo la subida del petróleo “el petróleo volverá a luchar contra la Reserva Federal y los bancos centrales”. En cualquier, caso desde Bank of America creen que los precios de la materia prima no bajarán de un rango de entre 81 y 86 dólares en todo el año, suponiendo un factor clave que tanto Lagarde como Powell deberán tener en cuenta a la hora de planear su hoja de ruta con el ‘precio del dinero’. Otros analistas como los de Rapidan Energy explican que “con un mercado fundamental firma creo que el petróleo a 100 dólares es un escenario totalmente real y solo depende un poco más de riesgo geopolítico.

Kerstin Hottner, responsable de commodities de Vontobel señala que este será un factor totalmente decisivo para la acción de los bancos centrales. “La desinflación general del último año y medio se debió a la caída de las materias primas, en particular la energía”. Desde entonces, Hottner señala que “la atención se había desplazado a la inflación de los servicios, pero, con el brent en los 90 dólares, vuelve al centro del debate”.

El experto señala que “a pesar de que la Fed suele restar importancia a este factor para centrarse en el IPC subyacente (descontando energía y alimentos frescos)”, la realidad es que los altos precios del petróleo tienen efecto en numerosos aspectos que llegarán en los próximos meses”. Pone el ejemplo del sector del transporte que, con un combustible más elevado, “acaba aumentando los costes de billetes, metales y fabricación. En ese sentido Hottner insiste en que “la Fed puede ignorar esta tendencia durante algún tiempo pero si se estabilizan los precios en los niveles actuales tendrá que actuar de forma más agresiva”. Concretamente, el analista señala que la Fed se encontrará ante un gran dilema, unos tipos más altos para acabar con la inflación o una mayor bajada de lo esperado para compensar el impacto que los precios de la energía tienen en el crecimiento económico, siendo normalmente un lastre. En ambos casos el crudo será el factor clave que motive las acciones del banco central.

“Arabia y el resto de grandes actores del cártel necesitan el petróleo a 80 dólares para el equilibrio fiscal de sus cuentas”

Carlos Balado, profesor de OBS Business School defiende que “es una materia prima fundamental para el BCE” y el actual déficit dejará el precio del barril en unos 87 dólares durante todo el año. Aunque descarta una potente rally desde los niveles actuales, el experto estima que esta previsión, por si misma, “ya exige mucha cautela a los bancos centrales y está frenando mucho la posibilidad de recortes de tipos“. Hasta que no baje por debajo de los 80 dólares seguirá siendo un argumento en contra de relajar las condiciones monetarias. En cualquier caso, que dificulte el camino “no significa que no terminen emprendiendo esta medida” tan pronto como en junio. Eso sí y, especialmente si están van en aumento, obligan a los bancos centrales a pensarse más su próximo movimiento

En cualquier caso, Balado señala al factor geopolítico como la clave en los últimos aumentos y afirma que no ve “un escenario tan dramático como el que se está dibujando en los últimos días”. Principalmente debido a que, a pesar de la fortaleza de la OPEP, sus objetivos parecen muy satisfechos con un rango actual. “Arabia y el resto de grandes actores del cártel necesitan el petróleo a 80 dólares para el equilibrio fiscal de sus cuentas”. En ese sentido, ahora tiene una capacidad ociosa (producción que podría recuperar rápidamente) de 6,5 millones de barriles, un 20% más que su tendencia histórica”.

Es por este motivo por el que el experto descarta un escenario de un crudo elevándose hasta los 100 dólares, pues con unos precios ya caros, los miembros del cártel pueden tener la tentación de querer ganar lanzando más barriles al mercado. Un cártel satisfecho y una oferta más diversificada, con EEUU produciendo el 22% del crudo del mundo “ha dado un cierto equilibrio al mercado, que es lo que estamos viendo”.

Fuente: Revista El Economista 

Compartir esta noticia

Facebook
Twitter
Scroll al inicio