(HealthDay News) — Es natural que un padre cargue a un niño lesionado en un coche y lo lleve de urgencia a la sala de emergencias.

Pero esa decisión en realidad podría retrasar la atención de emergencia de su hijo, muestra un estudio reciente.

Los niños gravemente heridos que sus padres llevan a una sala de emergencias no son tratados tan rápido como los que llegan en ambulancia, descubrieron los investigadores.

En promedio, un niño llevado a una sala de emergencias por uno de sus padres esperará casi una hora antes de ser atendido por un médico de la sala de emergencias, encontraron los investigadores.

Esto se debe a que los paramédicos llaman con anticipación para alertar a una sala de emergencias antes de llegar, explicó el investigador, el Dr. Robert Hirst, registrador de medicina de emergencias del Hospital Real Pediátrico de Bristol, en Reino Unido.

“Esto conduce a la activación temprana del equipo de traumatología, lo que resulta en que los servicios y recursos especializados estén listos y preparados para ver a estos pacientes tan pronto como lleguen”, dijo Hirst. “Se ha demostrado que esto se asocia con mejores resultados para los niños con lesiones significativas”.

Los padres que traen a un niño gravemente herido “pueden conducir a retrasos en el nivel adecuado de atención que se proporciona”, añadió Hirst.

En el estudio, los investigadores analizaron los datos de 24 niños llevados al Bristol Royal Hospital por sus padres tras una lesión grave.

Tres de cada cuatro de los pacientes eran varones. Un poco más de la mitad (54%) tenía lesiones en la cabeza, el 33% en las extremidades y el 13% en abdominales.

Estos niños esperaron un promedio de 58 minutos antes de que un médico los viera, con tiempos de espera individuales que oscilaron entre 3 minutos y casi 3 horas, muestran los resultados.

Esos retrasos ocurrieron incluso aunque un 42 por ciento de los niños requirieron cirugía por sus lesiones, apuntaron los investigadores, lo que incluyó la neurocirugía o la cirugía para fijar un fémur roto.

Las salas de emergencias pueden ayudar a estos casos al implementar el triaje para buscar tres síntomas de lesiones graves entre los niños que llegan, dijo Hirst. Estos incluyen hinchazón de la cabeza, hematomas abdominales e hinchazón o deformidad de los muslos.

“Esto podría provocar una revisión urgente por parte de un médico senior”, dijo Hirst. “Esto podría mejorar el manejo de este grupo particular de niños al activar equipos de trauma y la asignación adecuada de recursos para esta población de alto riesgo”.

Los investigadores reportaron sus hallazgos en la reunión anual de la Sociedad Europea de Medicina de Emergencia en Copenhague, Dinamarca.

“Si los servicios de emergencia prehospitalarios no se han activado para un niño gravemente lesionado, entonces es posible que el cuidador o el personal médico del departamento de emergencias quizá no reconozcan la gravedad de la lesión de inmediato”, señaló en un comunicado de prensa de la reunión la Dra. Barbra Backus, presidenta de la selección de resúmenes de la sociedad.

“Es por eso que la adopción de alertas de triaje para las tres características clave identificadas en este estudio podría marcar una diferencia significativa en la rapidez con la que estos pacientes son revisados por un médico sénior y, potencialmente, en sus resultados”, añadió Backus, médico de emergencias de Róterdam, Países Bajos, que no participó en la investigación.

Los hallazgos presentados en una reunión médica deben considerarse preliminares hasta que se publiquen en un artículo revisado por pares.

Fuente: INFOBAE

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