“Pasaré el resto de mis días en prisión y moriré aquí”, escribió en marzo de 2022 Alexei Navalny, de acuerdo con extractos de sus memorias póstumas publicadas el viernes por la revista The New Yorker, antes de su salida a las librerías el 22 de octubre.

“No habrá nadie a quién decir adiós (…) Todos los cumpleaños se celebrarán sin mí. Nunca veré a mis nietos. No seré el tema de ninguna historia familiar. No estaré en ninguna fotografía”, escribió Navalny, el principal opositor del presidente ruso Vladimir Putin, el 22 de marzo de 2022 en su diario desde la cárcel.

A su regreso a Rusia en enero de 2021, luego de un envenenamiento grave, el activista anticorrupción fue detenido de inmediato. Purgaba una condena de 19 años de cárcel por “extremismo” en una colonia penitenciaria del Ártico, donde murió a los 47 años el 16 de febrero de 2024.

“No tengan miedo de nada. Es nuestro país y es el único que tenemos”, escribió el 17 de enero de 2022. “La única cosa a la que deberíamos temer es a abandonar nuestra patria al saqueo de una banda de mentirosos, de ladrones y de hipócritas”, agregó.

Un día normal

En los extractos de su diario en prisión, donde afloran rasgos de humor a pesar de la soledad y del encierro, Navalny narra el 1 de julio de 2022 un día normal: levantarse a las seis de la mañana, desayuno a las 6.20 y comienzo del trabajo a las 6.40.

“En el trabajo, estás sentado siete horas en la máquina de coser, sobre un taburete situado por debajo de la altura de las rodillas”, describía el opositor.

“Luego del trabajo, sigues estando sentado durante algunas horas en un banco de madera bajo un retrato de Putin. Es lo que se llama una ‘actividad disciplinaria'”, relató.

Con ironía se comparaba con el dirigente ruso: “Putin deja a los ministros sentados en la sala de espera por unas seis horas, y mis abogados deben esperar cinco o seis para verme”.

El libro, titulado “Patriota”, se publica en el mundo entero el 22 de octubre, y la editorial estadounidense Knopf prevé una versión en ruso. La muerte de Navalny generó la condena unánime de los gobiernos occidentales.

Para David Remnick, redactor jefe del New Yorker, “es imposible leer el diario en prisión del señor Navalny sin sentir indignación por la tragedia de sus sufrimientos y por su muerte”.

En la última anotación de su diario publicada por el New Yorker el 17 de enero de 2024, el opositor confía en que una pregunta ronde a otros presos o a algunos funcionarios penitenciarios: ¿Por qué volvió a Rusia? “No quiero abandonar mi país ni traicionarlo. Si sus convicciones tienen un sentido, deben estar listos para defenderlas y para hacer sacrificios si es necesario”, respondía.

Fuente: dw.com

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