Macron es incapaz de controlar el déficit y esto pone en duda su estrategia económica

La deuda y el déficit se le están yendo de las manos al gobierno de Emmanuel Macron. Francia cerró el año con un descubierto en sus cuentas de 154.000 millones de euros, lo que supone el 5,5% del PIB del país, cuando el ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, se había fijado un objetivo del 4,9%. La deuda también sorprendió fuertemente al acabar en los 147.400 millones de euros, es decir, en el 110,6% del PIB, cuando las estimaciones de Bercy (así se le conoce al Ministerio de Economía y Finanzas) era del 109,7%, según los datos avanzados este martes por el Instituto Nacional de Estadísticas y estudios Económicos (INSEE).

Estas cifras van a generar mucha tensión política, ya que la gestión económica de Emmanuel Macron se pone en duda y el objetivo del mandatario es alejar a la ultraderecha del Elíseo (palacio presidencial). Hay que recordar que Reagrupación Nacional, los hijos del Frente Nacional de Marine Le Pen, parten como primera fuerza de cara a los comicios europeos de este verano.

Para arrojar perspectiva a este problema presupuestario que atraviesa Francia hay que ver las cuentas del año pasado. Los galos cerraron el ejercicio con un déficit del 4,8% y la deuda estaba en el 111,9% del PIB. Una desaceleración muy drástica de los ingresos públicos, en torno al 2% interanual según las cifras del INSEE, en la segunda economía más grande de la zona euro provocó un estancamiento. Todo esto hizo que el gasto público también se contrajese de manera importante.

En concreto, en 2023 las dispensas estatales supusieron el 57,3% del PIB, frente al 58,8% del año anterior. Mientras tanto, los ingresos representaron el 51,9% del valor total de la economía francesa, cuando el año anterior estaban en el 54%, por lo que hubo una caída de casi cuatro puntos. Esto provocó, precisamente, ese aumento de una deuda que antes de la pandemia estaba en el 97,9% del PIB.

La sorpresa vino por parte de los ingresos. Bercy se esperaba que el gasto público se comportase de esta manera, pero lo que Bruno Le Maire no se esperaba es que los ingresos fuesen más débiles de lo que ellos preveían. Tanto los ingresos procedentes del impuesto de sociedades como del IVA, las cotizaciones a la Seguridad Social y el impuesto sobre la renta “han sido decepcionantes”, aseguró la economista senior de Francia y Suiza de ING Economics, Charlotte Montpellier.

Todo esto aleja todavía más a Macron de llegar al objetivo de déficit marcado por la UE del 3% para 2027, año en el que acabará su mandato como presidente de la República.

La experta achaca a la escasa creación de empleo y el débil crecimiento del PIB del segundo semestre del 2023 a estos malos resultados contables, sumado a que las previsiones “eran demasiado óptimistas”. La economía gala creció solo un 0,7% en la segunda mitad de 2023. Los organismos internacionales (OCDE y FMI) fijan una previsión recortada en la horquilla del 1% de tasa de crecimiento para este año, por lo que la economía francesa está estancada. En el empleo se notó igualmente ese parón de la economía gala. En el cuarto trimestre de 2023 se mantuvo prácticamente sin cambios, con una tasa de paro del 7,5%, frente al 7,1% del trimestre anterior.

A pesar de que todavía no se conocen todas las cifras oficiales, Montpellier es clara: “Francia estará entre los países con peor situación presupuestaria de la UE”. Mientras, España consiguió corregir el déficit en 10.180 millones hasta el 3,7% del PIB el año pasado, en parte gracias a una recaudación “récord” de 271.935 millones de euros, 12.000 millones más de lo previsto por Hacienda.

Dudas de si cumplirá con Bruselas

Este jarro de agua fría sobre Bercy pone en la cuerda floja la trayectoria presupuestaria prevista hasta 2027. Cuando Elisabeth Borne era primera ministra ya había enviado comunicados a los ministerios para que hiciesen reajustes internos en sus presupuestos debido a la caída de ingresos y a los reajustes que había que hacer para volver a la disciplina fiscal fijada por Bruselas, desactivada durante la pandemia y la guerra de Ucrania.

Parece que no sirvió mucho ese reajuste del gasto en los ministerios que, junto con otras medidas, pretendían ahorrarse 10.000 millones. Para 2024 el gobierno se fijó como objetivo de déficit un 4,4% del PIB, una meta que, una vez conocidas las cifras de este martes, “es totalmente inalcanzable”, aseguró Charlotte Montpellier. Ya que parten de un punto mucho peor de lo que esperaban.

Las previsiones de crecimiento para Francia están recortadas por todos los organismos internacionales, mientras que el Gobierno mantiene la esperanza de llegar a una expansión del PIB del 1,4%. Pero el propio INSEE prevé que el crecimiento sea nulo este primer trimestre y que en el segundo cierren en el 0,3%. “Esto llevaría al efecto arrastre al 0,5% a mediados de año”, vaticinó la experta de ING. Por tanto, alcanzar un crecimiento del 1% a final de año implicaría “un crecimiento trimestral promedio del 0,8% en el tercer y cuarto trimestre, lo que parece muy poco probable”.

Teniendo todo esto en cuenta, hay muchas dudas de que Francia se introduzca en la senda fiscal de la UE, ya que los expertos prevén que este ejercicio el déficit se quede en el 5%, es decir, caería solamente cinco décimas.

Le Maire descarta subir impuestos

Corregir todo esto le va a suponer un tremendo dolor de cabeza al ministro de Finanzas, Bruno Le Maire. El Gobierno no cuenta con mayoría parlamentaria, por lo que sacar adelante un proyecto de presupuestos le va a costar mucho. Además, las elecciones europeas están a la vuelta, por lo que tampoco tienen mucho margen para hacer grandes reformas. A todo esto hay que añadirle las revisiones de las agencias de calificación y, dada esta mala situación presupuestaria, la valoración de Francia no va a ser muy buena.

Ante esto, desde Bercy van a tener que hacer fuertes reajustes, sobre todo medidas de ahorro pero, por el momento, Le Maire descartó subir impuestos, según aseguró en una entrevista en la radio privada RTL.

“Podemos hacer algunas reducciones del gasto público sin meter las manos en los bolsillos de los franceses”, aseguró el titular de Finanzas. Al mismo tiempo, también manifestó su “no rotundo” a tasar los dividendos, pero sobrevoló sobre la idea de que el impuesto a las ganancias extraordinarias para las empresas energéticas, introducido en 2022, siga vigente hasta finales de año.

La estrategia del gobierno de Macron sigue siendo la de reajustar el gasto público antes que subir impuestos, una decisión que acercaría todavía más a la ultraderecha a la presidencia. Recientemente se implantaron medidas de ahorro a las autoridades locales, pero la línea a seguir por parte del Gobierno no parece que tenga muchos apoyos de los afines en la Asamblea Nacional, por lo que es posible que en el medio plazo se produzca un aumento de los impuestos. Sobre todo porque en septiembre de 2025 tienen que sacar adelante los presupuestos con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento ya vigente y Macron se va a ver obligado a hacer medidas más importantes.

“Aunque prevalezca la incertidumbre sobre las medidas que se tomarán, la política fiscal se volverá marcadamente más restrictiva en los próximos trimestres y años, lo que lastrará el crecimiento económico tras años de política fiscal muy expansiva”, aseguró Montpellier.

Una dura decisión para Emmanuel Macron que podrá suponer un antes y un después en Francia porque no se pueden permitir más revueltas sociales durante el mandato.

Fuente: Revista El Economista

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