Luis Gallegos: “Lo peor aún está por venir”

El Fondo Monetario Internacional, respetado por unos y reprobado por otros, acaba de publicar su Informe sobre las Perspectivas Económicas del Mundo, y ha centrado su atención en “Contrarrestar la Crisis del Costo de Vida” que impacta de manera grave a todo el planeta.

Las economías del mundo tienen muchos retos que enfrentar, entre ellos, las consecuencias del ataque de Rusia a Ucrania, la crisis inflacionaria, la incertidumbre financiera y la contracción de la demanda China, lo que sumado al estancamiento de Estados Unidos y la Unión Europea nos permite advertir que “lo peor aún está por venir”. Más de la tercera parte de países sufrirán un declive en sus economías y, para muchas personas en el mundo, el 2023 será de recesión, desempleo, pobreza y hambre.

La inflación global afectará significativamente a la economía ecuatoriana, hasta pasado el 2024, y la apreciación del dólar hará que nuestras exportaciones sean más caras y menos competitivas en los mercados internacionales. Así mismo, las importaciones se abaratarán y afectarán negativamente nuestra balanza comercial. Sin duda, un escenario menguante para una economía dolarizada.

Ante este escenario, se debe entender que los retos globales son multisistémicos y están interrelacionados. Sin embargo, en muchos países, la discusión entre ideologías y populismos sigue como si nada pasara, lo que no da espacio al debate ni a estrategias a largo plazo. Los intereses cortoplacistas de las elecciones próximas no toman en consideración que las contradicciones internas nos llevarán a más sufrimiento, inseguridad y violencia. Nos enfrentamos a una falta de coherencia y de voluntad política para actuar solidariamente, con una ineficiencia que raya en la irresponsabilidad.

Nada más hay que recordar que no hay desarrollo sin seguridad y no hay democracia que se sustente sin acuerdos nacionales de largo trazado. Parece un diagnóstico de lo imposible en las mentes calenturientas de quienes ven la cosa pública como un botín y no como una enorme responsabilidad.

Fuente: El Comercio

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