Los secretos que devela el libro que retrata la decadencia del Barcelona: del pase que pudo evitar la crisis al quiebre de la relación entre Messi y Piqué

No es casual que este libro comience señalando que Josep María Bartomeu es el segundo presidente de la historia del Fútbol Club Barcelona con más títulos en total y también el segundo en títulos relativos (en porcentaje a los años de mandato). Los autores señalan que pese a que para muchos socios e hinchas se trata de uno de los dos peores presidentes de la historia (junto a Joan Gaspart, a principios de este siglo), buscaron concretar una investigación equilibrada sin caer en un determinado personaje para explicar una caída tan estrepitosa como la del club catalán en estos últimos años.

“De la Gloria al infierno”, que fue presentado en el centro de Barcelona en la noche del miércoles, publicado por “Deusto” y escrito por tres periodistas consagrados como Sique Rodríguez, Adriá Soldevila y Sergi Escudero –descubridores del “Barçagate”, aquella contratación de redes sociales desde el club que terminaron por atacar a varios jugadores, empresarios y dirigentes opositores-, cuenta con detalles, anécdotas y datos concretos cómo fue que una entidad considerada modelo en el mundo y que proyectaba tener un superávit de mil millones de euros, pasó a deber esa cantidad.

El libro retrata “la desintegración del Barça del Triplete –la obtención de la liga española, la Champions League europea y la Copa del Rey de 2015- y trata de responder “qué ocurrió entre el adiós a Neymar (en 2017) y el adiós a Messi (en 2021)” y está dividido en tres partes, las derivas deportiva, económica e institucional.

No sólo el Barcelona no volvió a ganar nunca más una Champions League (el máximo objetivo de una temporada futbolística para un club grande europeo) desde 2015, sino que padeció algunas goleadas muy duras en sus eliminaciones, como el 3-0 de la Juventus, el 3-0 de la Roma, el 4-0 del Liverpool y especialmente el 8-2 del Bayern Munich,

Lo que fue el fin del “Triplete” se suma al fin del “Tridente” del que presumía el barcelonismo, con la mejor delantera del mundo (Lionel Messi, Luis Suárez y Neymar, que se terminaron yendo en todos los casos con conflictos) y un club que fue modelo hasta hace pocos años, hoy genera desconfianza en sus acreedores.

Infobae dialogó en exclusiva con los autores del libro, que se explayaron sobre la caída del club y sobre el rol fundamental de Messi en todos estos años.

-El derrape económico, deportivo e institucional comienza con la gestión de Bartomeu…

– Yo recuerdo que cuando Bartomeu entró, dijo que el club lo debían llevar los ejecutivos, y que los directivos debían tener una función más representativa. Y el máximo ejecutivo era el director general, al que echó, que era Rosich, que había aplicado una contención de gastos tremenda, y puso en su lugar a Nacho Mestre, que duró poco, y lo cambió por Oscar Grau (ex jugador de handball), que no tenía ninguna experiencia y que no era un negociador brillante y, más que contener los gastos, se preocupó por aumentar los ingresos y no escatimó en gastos, y de director deportivo, el segundo cargo más importante, puso a Andoni Zubizarreta (ex arquero internacional), al que echó, a Robert Fernández, al que echó, a Pep Segura, al que echó, Eric Abidal, al que echó y Ramón Planes, que se fue cuando llegó Laporta a la presidencia. En seis años, cinco directores deportivos distintos. O sea que el discurso de Bartomeu no se sostiene. De todos modos, él sostenía que la única manera de mantener un plantel era ganándola Copa de Europa y uno de sus objetivos era el de ganar en el mismo año la competencia europea en todas las secciones: fútbol, básquet, handball, hockey sobre patines y fútbol femenino.

-O sea que todo aquello que Bartomeu estudió en su momento, no lo pudo aplicar…

-Yo creo que el problema es que Bartomeu no es un líder y que tampoco tiene un gran dominio de la escena mediática porque si tú sabes vender tu discurso te haces más creíble. Y se rodeó de muchos ejecutivos como Jaume Masferrer que intoxicaron algunos departamentos del club. También es verdad que en el mundo del fútbol podés hacer todo mal y que te salga todo bien o hacerlo todo bien y que te salga mal. Recuerdo de una persona que estuvo en el departamento económico del club, que se marchó porque dijo “yo al fútbol no lo entiendo, porque estoy acostumbrado a que dos más dos sean cuatro”, por distintas cosas, hasta la presión de tu propia afición que te pide contrataciones aunque ves que no son viables pero piensas que en dos años hay elecciones y acabas fichando a un jugador y se te dispara la masa salarial.

-Hablando de presiones, hay otro factor muy interesante. ¿Cuánto hay de la influencia del Real Madrid sobre el Barcelona y viceversa?

-El Barcelona y el Real Madrid son vasos comunicantes. Que el Madrid gane genera más urgencias en el Barça y viceversa. Compiten por contrataciones, como ahora por (Kylian) Mbappe y (Erling) Haaland o por Neymar, en la que al final el Barcelona le ganó la batalla al Real Madrid y eso generó que desde allí Florentino Pérez diera la orden de apostar por cualquier brasileño que despuntara y por eso ficharon a Rodrygo y a Vinicius Jr, dos jugadores en la misma posición, porque los dos estuvieron a punto de fichar por el Barcelona.

-Hay una rareza y es que en pleno ciclo dorado del Barcelona, con Lionel Messi, ganó cuatro Champions, pero el Real Madrid también ganó muchas.

-Yo creo que de haber hecho bien las cosas, el Barcelona hubiera podido ganar seis Champions. Creo que se desaprovechó este tiempo de Messi. Hubo veces en las que pese a la eliminación, el público aplaudió de pie por lo que dio el equipo, como ante el Chelsea en 2012, pero lo que no puede ser son estas últimas goleadas mientras el club estaba gastándose el dinero en Coutinho o en Dembélé.

-Ustedes hablan de eso en el libro. Ese parece haber sido el último gran momento para armar un equipo, cuando el Barcelona recibió del PSG los 222 millones de euros por Neymar.

– Es acaso la mejor operación económica del Barcelona de la historia, porque dio un beneficio neto de 180 millones de euros. El problema es cómo se gastó ese dinero. Hay errores que son históricos, como el haber fichado a Dembelé y no a Mbappé, si bien él quería ir al PSG porque él es de París, pero el Barcelona ni siquiera lo intentó cuando el presidente del Mónaco prefería venderlo al extranjero para no alimentar a la competencia local. Entre el Barcelona y el Real Madrid, Mbappé prefería al Real Madrid, pero como estaban Bale, Benzema y Cristiano Ronaldo y en el Barcelona se había ido Neymar, tenía más chances de jugar como titular en el Barcelona. Y el Barcelona no se lanzó a ficharlo porque prefería un jugador de banda. Son errores que marcan una década. Con ese dinero se pudo construir un equipo y regenerar la marcha de Iniesta, Xavi o Neymar y se eligieron sustitutos equivocados.

-Este fue un error grave…

-Así es la dirigencia. Laporta salvó en 2008 una moción de censura porque no alcanzaron dos tercios de los votos para destituirlo y ese año llegó Josep Guardiola y lo terminó ganando todo. Y allí lo salvó la decisión de poner a Guardiola como entrenador. Si no, terminaba fatal su mandato. Y terminó siendo diputado. Y Rosell, que estuvo dos años en la cárcel, se lanzará como candidato a alcalde de la ciudad de Barcelona en las elecciones de 2023. Y si Bartomeu no ganaba el “Triplete” en 2015, en las elecciones salía último. Y esas elecciones se adelantaron por la crisis de enero de 2015 justamente porque en Anoeta, donde jugaba el Barcelona ante la Real Sociedad, hubo un conflicto entre Luis Enrique y algunos jugadores como Messi o Neymar, que fueron al banco, y se convocó a elecciones para calmar las aguas y esa temporada ganaron el Triplete.

-Tal vez, al igual que con los 222 millones de euros de Neymar en 2017, ¿no habría sido mejor vender el pase de Messi, que se quería ir, para evitar que luego se fuera en condición de libre, y con ese dinero armarse otro equipo competitivo, que de todos modos ahora mismo lo tiene que hacer?

-Hasta donde yo tengo entendido, oferta por Messi no hubo. Messi se quería ir pero gratis en 2020. No vino el Manchester City con 200 millones. Y eso es porque Messi cobra muchísimo dinero y entonces es difícil pagar el traspaso (con una cláusula de rescisión de 700 millones) y además, el contrato de Messi. Y luego vino todo el lío del burofax en el que Messi tenía razón, porque si bien tenía que avisar que se quería ir antes de 10 de junio de 2020 por la cláusula del contrato con el Barcelona, como fue una temporada atípica por el COVID-19, terminó en agosto. Messi se acogió al espíritu de la cláusula y esperó a que terminara la temporada (cuando suele terminar en mayo) y Bartomeu se acogió a la literalidad y como la Justicia es lenta, ningún club iba a arriesgar a ficharlo cuando después acaso el jugador podía tener que retornar al Barcelona. Incluso Bartomeu quería incluir en esta cláusula que Messi sólo se pudiera marchar a una liga menor –ya se hablaba de ir al Inter de Miami- como se hizo con Iniesta o Xavi, pero el padre no quiso que hubiera restricciones.

-¿Qué termina siendo Messi para el barcelonismo, ahora que se fue?

– Yo pensaba que sería mucho más traumático. Fue muy traumático cuando se fue en agosto, pero en el primer año, aunque el Barcelona ha jugado muy mal, no es un tema que haya estado en el día a día. No se recuerda el nombre de Messi cuando llegan estas derrotas, como la eliminación reciente de la Europa League. Un poco por el día a día que se traga todo y porque la gente ve que Messi ya no es tan decisivo en el PSG y tampoco ganó la Champions allí y gana mucho dinero. Yo creo que si ahora hablas con Messi, diría que hay cosas que hizo que ahora las haría distinto. También cuando estás en un sitio hay dinámica negativa, problemas con el presidente, te enroscas con algunos temas y no te comportas correctamente. No lo pusimos en el libro pero una persona que ha convivido con él me dijo que Messi un día le reconoció, la frase es textual, “tengo un carácter de mierda”, porque le decían que tenía que ser más generoso con los compañeros, con los jóvenes y él reconocía que tenía un carácter difícil.

-A mí me impacto mucho esa frase de su ex compañero croata Iván Rakitic que ustedes reproducen en el libro, sobre que Messi manda más de lo que parece y que por ejemplo cuando quiere que se quite de un lugar una botella, mira a la botella, te mira y tú ya sabes lo que tienes que hacer. Eso de mandar sin decir nada. Tal vez por eso, para muchos argentinos, Messi sigue siendo indescifrable.

-Es que Messi es indescifrable. No se sabe qué piensa. Los que lo han tratado mucho te dicen que no soporta a los pelotas (chupamedias) y nos dijeron también una frase que cuando te hace la cruz, ya no te la quita. Pero hay que entender que la dimensión de Messi es tremenda, es el mejor jugador de la historia, y que para el Barcelona, fue la solución y el problema a la vez. La solución, porque tapó muchas carencias, porque decidió mucho partidos, pero también fue el problema porque bajo su paraguas se adquirieron muchos vicios y condicionaba mucho económica y futbolísticamente al equipo.

-En el libro aparecen algunas expresiones de poder y de carácter muy particulares que condicionaron mucho al Barcelona, como cuando se quiso traer al marcador central de la Real Sociedad Iñigo Martínez, pero no lo hicieron porque Javier Mascherano ocupaba la misma posición y es amigo de Messi, aunque a los pocos meses, Mascherano se fue a China.

-De hecho, uno de los motivos por los que el Barcelona no apuesta por Mbappé es porque creían que era centrodelantero y allí estaba Luis Suárez, amigo de Messi. En el libro contamos una anécdota que es reveladora, que fue la renovación de contrato de Jordi Alba, otro de los amigos de Messi. El que era mano derecha de Messi en el vestuario (hoy sigue con él en el PSG), Pepe Costa, tras un partido en el que Bartomeu está bajando del palco, le dice a los gritos “Tienes que renovar a Jordi Alba que no se puede marchar” cuando la dirección deportiva le había puesto un límite a su salario y al día siguiente, Bartomeu les pagó a sus representantes lo que no les quería pagar la comisión directiva.

-También muy interesante lo de Pepe Costa, una especie de guardaespaldas…

-Sí, un empleado de Messi pagado por el club. Entonces dices ¡Es un privilegio? Sí. ¡Es normal para el mejor jugador de la historia? Yo creo que también. Es normal que a Messi no lo trates como al resto. El problema viene cuando a Messi no lo tratas como al resto y no ganas la Champions. También lo decimos en el libro, de una persona que nos dice que “el problema no es Messi sino los que se creen Messi”. Hubo cinco seis jugadores alrededor de Messi que acabaron teniendo en el vestuario un poder desmesurado, entre ellos Suárez, Alba, Gerard Piqué en su momento.

Los autores, Sique Rodríguez, Adriá Soldevila y Sergi Escudero, en la presentación de la obraLos autores, Sique Rodríguez, Adriá Soldevila y Sergi Escudero, en la presentación de la obra

-¿Con Piqué está mal la cosa ahora, no?

-Lo decimos en el libro, que ahora puede que Messi odie más a Piqué que a Bartomeu. Jugaron juntos en el fútbol base, pero hay detalles como que Piqué se baja el salario cuando Messi ya se fue, y no se lo baja antes. Eso para Messi puede significar una traición. De hecho, Laporta pensó que sería más fácil que varios jugadores se bajaran el sueldo para poder pagarle a Messi y no fue así, aunque es normal, ¿por qué yo me voy a bajar el sueldo para que se lo des a él? Cuando se va Bartomeu, Piqué es el primero que se baja el salario de espaldas al resto de los compañeros y eso provoca bastantes tensiones, por ejemplo, con Messi. Lo contamos en el libro que un día llega Piqué al vestuario y se encuentra en el pizarrón la palabra “Judas”. También es posible que Messi y Piqué se lleven así porque se van pisando mangueras, porque los Messi quieren meterse en la representación desde algún tiempo. Su hermano Rodrigo lleva futbolistas del Barcelona B, negoció la renovación del contrato de Ansu Fati en la anteúltima vez, y Piqué está asociado a Arturo Canales, que es uno que ahora está metido bastante en el tema. Seguramente allí hay algún conflicto de intereses. Lo cierto es que cuando el otro día Messi vino a Barcelona, cenó con Sergio Busquets y con Alba y no estaba Piqué.

-En ese poder que tiene Messi, su padre cumple también una función importante.

– Sí, tiene fama de duro pero tampoco creo que eso sea malo porque al final, él tiene que apretar y hacer de “poli malo”. Le llamaban “El llanero solitario” cuando llegaba a las oficinas porque se hacía silencio. Tienen que ser duros porque se les debe acercar tanta gente. Y es tan difícil saber por qué interés se te acercan y si quieren ser tu amigo por ti o por intereses, y han tenido casos de gente que se ha querido aprovechar de ellos.

-En la presentación del libro, sobrevolaron la posibilidad de que el Barcelona pudiera terminar siendo una sociedad anónima si sigue por este camino. ¿No creen en la hipótesis de que Sandro Rosell y Bartomeu, los dos presidentes del ciclo en el que comenzó la caída, hayan armado especialmente esta estructura deficitaria para luego regresar como parte de una SA que se haga cargo de un club endeudado?

-Esta teoría existe entre la gente que es opositora a Rosell y luego te dicen que Joan Laporta (el actual presidente del Barcelona) no es culpable pero sí cómplice porque por mala gestión no habrá otra opción en el club que convertirlo en una sociedad anónima. Pero claro, esa es la teoría de la conspiración. Para mí es difícil creerla al cien por cien porque al final hay un detalle muy importante, que es que Rosell ha estado dos años en la cárcel y por muy bueno que fuera el plan, no pudo ejecutarlo como lo tenía previsto porque no mandas igual que si estuvieras en la calle.

-Pero por más que estuviera incomunicado, ¿no puede ser un grupo el que maneje todo?

-Es que al final ese grupo se dispersó. El área económica estaba manejada por Javier Faus, que era el vicepresidente económico y sale en el libro diciendo que él no es partidario de que el Barcelona se convierta en SA, y su director era Antonio Rosich y con la llegada de Bartomeu (asumió cuando en enero de 2014 dimitió Rosell, que posteriormente detenido), los dos se fueron y él hace su equipo económico, que no es el mismo que el de Rosell. Rosell y Bartomeu tienen gente afín, pero la manera de gestionar económicamente al club es distinta. Antes era una gestión bastante profesionalizada y Rosell (presidente entre 2010 y enero de 2014) llevaba la parte de los números mucho más a rajatabla, sobre todo la parte de gastos.

-Porque lo que se ve es que tanto Bartomeu como Rosell es gente de formación de alto nivel, en una escuela de administración de empresas como la ESADE y se trata de grupos con muchas ambiciones, y es un tiempo en el que, en el mundo, muchos clubes han pasado a ser SA.

– Sí, y los protagonistas suelen ser reacios a aceptar que el Barcelona pueda ser una SA porque son conscientes del desgaste social que eso tiene, pero cuando hablas off the record, ya notas que creen que es una posible solución, y es verdad que muchos directivos de Bartomeu y Rosell estudiaron en la ESADE, una gran escuela de negocios de Barcelona. Jaume Masferrer, el que fue mano derecha de Bartomeu, se da a conocer en la organización de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.

– Más allá de estos grupos, ¿ustedes qué creen que va a pasar con el Barcelona? Porque parece ir por un camino de un fatalismo con deudas enormes, desconfianza de acreedores como la banca Goldman Sachs, a la que le piden cada vez más dinero para el proyecto “Espai Barça” para construir un complejo impresionante que incluye la remodelación del Camp Nou, la desintegración de un equipo que fue modelo en el mundo y ganó todos los títulos…

– El club ha creado una empresa para explotar sus negocios que se llama BLM (“Barça Licensing & Merchandaising”) y quiere vender una parte de esta empresa. Y ha creado otra, llamada “Barça Studios”, para explotar sus derechos audiovisuales y otros y también quiere vender una parte. O sea que de algún modo quiere vender ya una parte. De algún modo eso ya es vender parte de sus propiedades, porque se trata de una empresa de marca “Barça” que en un porcentaje va a parar a otras empresas externas. Están en esa búsqueda, pero también es cierto que por ahora no concretaron nada y les está costando. Llevamos ocho o nueve meses y no han vendido nada.

– O sea que siguiendo por ese camino, el Barcelona intenta privatizar esas áreas o parte de ellas, pero si no lo consigue… Porque también sus dirigentes van perdiendo crédito en la medida que su accionar no genera dividendos y no avanzan. Ustedes cuentan que Laporta, el actual presidente, se había hecho la ilusión de renovar el contrato de Messi pero cuando fue a pedir ayuda y mostró los números, las empresas se echaron atrás… Así como está hoy, ¿la situación del Barcelona puede solucionarse por la vía de la administración corriente del club?

-Creo que es lo que decimos. O se vende parte de estas empresas que generaron o volverá a haber pérdidas. O vende el 49 por ciento, que es lo que quiere hacer, para quedar con la mayor parte de estos activos antes de que finalice la temporada (30 de junio) o por tercer año consecutivo el Barcelona cerrará con pérdidas el ejercicio económico. Por ejemplo, en el presupuesto actual de la temporada 2021/22 se contempla la venta del 49 por ciento de “Barça Estudios”.

-Claro, el tema es si no consigue venderlos. Estamos a dos meses del final de la temporada. Porque como ustedes decían en la presentación, un día va a venir Goldman Sachs, que le prestó dinero, y va a decir “bueno, yo quiero mi dinero o me quedo con tanto porcentaje del club”.

-De hecho, aunque se está por caer la negociación con Goldman Sachs porque no se fía de los números del Barcelona, en el anterior preacuerdo que tenía la comisión directiva de Bartomeu con Goldman Sachs para financiar el “Espai Barça”, una de las cláusulas que había era que si en una temporada el Barcelona no podía devolverle el dinero estipulado, Goldman Sachs enviaría a una persona a controlar que ese dinero se devolviese, a encontrar fórmulas para ganar más dinero, pero controlando al club.

-O sea, algo así como lo que hace el FMI en Argentina y otros países…

-Sí, Bartomeu y su gente decían que era una persona que venía a dar soluciones pero al fin y al cabo era gente externa al club, que está controlando al club y que está mandando, y que tiene mucho poder porque dependes de su dinero.

-Recuerdo una frase de Johan Cruyff, aunque él lo dijo cuando Qatar Airways comenzó a anunciar en la camiseta del Barcelona, aquello de que pasaría de ser “Más que un club” a “Un club más”, como protesta, y renunció a la presidencia honoraria en tiempos de Rosell.

-Yo creo que el “Más que un club” tiene dos vertientes. Una, relacionada al tema político: el Barcelona como representante del sentimiento catalán durante el franquismo, y esto podría mantenerse aunque se convirtiera en SA, porque depende más del sentimiento de sus aficionados. Creo que entonces ese sentimiento perdurará, sea SA o una asociación sin fines de lucro. También era “Más que un club” por cosas como unirse a UNICEF o haber sido uno de los clubes que tardó más en tener publicidad en la camiseta, pero en el momento en que tu patrocinador pasa a ser Qatar, te unes a un fondo de inversión norteamericano para remodelar el estadio, esos valores, en ese sentido, pierden la esencia de “Más que un club”. En este momento en España sólo son asociaciones civiles sin fines de lucro el Barcelona, el Real Madrid, el Osasuna, el Athletic de Bilbao, y ahora subió a Segunda el Amorebieta, de País Vasco. O sea que hay cinco excepciones en 42 equipos profesionales entre Primera y Segunda división. Es evidente que si algún día el Barcelona deja de serlo, parte del “Más que un club” se perderá. (D)

IB

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