Los pescadores discrepan por la reserva marina

No solo que el agua caliente del mar, por la presencia del fenómeno El Niño, está ahuyentando la pesca de los denominados pelágicos pequeños o peces de consumo popular como son: la sardina, trompeta, voladora, hojita, gallinazo, sierra, pampanito, camotillo, entre otros; sino que ahora con la creación de la reserva marina dentro de las ocho millas náuticas conseguir estas especies será más complicado. El punto de vista varía, depende si es del lado de los pescadores artesanales o de los industriales.

El presidente de la República, Guillermo Lasso, hace unas semanas anunció que antes de concluir su gobierno firmará un decreto ejecutivo en donde se establece una nueva reserva marina en todo el litoral del país. Esta área de protección incluye las primeras ocho millas náuticas que es en donde los barcos denominados ‘Chinchorreros’ o de mediana escala efectúan las labores en la captura de las citadas especies.

“En Santa Elena existen alrededor de 150 barcos que se dedican a la captura de pelágicos pequeños, en cada embarcación laboran entre 15 y 20 tripulantes. La afectación será enorme porque se va a paralizar la cadena productiva que incluye a comerciantes, gaveteros, evisceradores, transportistas. Familias enteras podrían quedarse sin trabajo”, aseveró el dirigente Narciso Marcillo, representante de los propietarios de barcos con red de cerco.

Marcillo citó como ejemplo los meses en que ocurren las vedas, época en que los barcos no salen a pescar y durante ese período la economía de Santa Elena se ve restringida. Si se firma el decreto y ya no se les permite pescar dentro de las ocho millas náuticas la debacle económica ya no solo será de un mes como en las vedas, sino que se verán obligados a dejar la actividad.

“Los inspectores de pesca harán de las suyas, porque a cada rato van a amenazar con sancionarnos si nos encuentran faenando desde la milla cuatro hasta la séptima”, señaló el tripulante José Quimí, según el pescador esa es el área donde más se encuentra la pesca blanca que ellos capturan.

La creación de la reserva marina dentro de las ocho millas náuticas no disgusta a los pescadores cuya actividad la realizan en lanchas o fibras, la mayoría está en Santa Rosa, Anconcito, San Pablo y San Pedro, a decir de ellos la medida no les afecta porque su actividad la realizan a partir de la milla 30, que es la zona donde se encuentra a los peces albacora, bonito y dorado, productos que venden.

“Nosotros estamos de acuerdo con la ley de pesca que en su artículo 140 prohíbe que los barcos industriales pesquen dentro de las ocho millas náuticas, hay mucha depredación de las especies, por eso ahora nos toca ir más lejos para poder obtener los productos”, señaló el pescador Carlos Tigrero.

En la provincia de El Oro también los pescadores artesanales defienden que los industriales no deben pescar dentro de las 8 millas. “Todos tenemos derecho a trabajar, pero cada quien en su sitio, por eso queremos que se respeten las 8 millas para los pescadores artesanales, esto viene desde hace muchos años”, dijo René Carrasco, presidente de la Unión de Organizaciones de Pesca Artesanal de El Oro.

Carrasco agregó que los barcos bolicheros quieren pasarse como artesanales, eso no se puede dar, “ellos con sus redes van arrastrando la pesca que es del sector artesanal”.

Referente al desacuerdo de los pescadores sobre el tema, el dirigente Narciso Marcillo señaló que a muchos pescadores se los ha confundido en el tema, pero cuando entre en vigor el decreto que pretende firmar el presidente Lasso la afectación será para todos.

Los pescadores de Villamil Playas también están en desacuerdo con prohibir la pesca dentro de las 8 millas. Los artesanos realizan sus faenas entre las millas 3 y 4 de la costa donde está la corvina, el camarón, los chazos, las caballitas y una gran variedad de peces para el consumo y comercialización.

Julio Santos, pescador artesanal, explica que más allá de los límites de las 8 millas no hay las especies que ellos buscan, solo hay ballenas, lobos marinos y piratas que los asaltan y que además corren el riesgo de que los buques mercantes les rompan las redes, o en el peor de los casos, un barco los choque. “Allí el agua es clara, de olas grandes que para que la red se sumerja hay que ponerle piedras”, afirma el pescador.

Roberto Cruz, otro pescador y exdirigente gremial, sostiene que ir más allá de los límites normales les implicaría mayores costos: se gastaría 30 dólares en combustible y se emplearía 8 horas de viaje; mientras que dentro de las 8 millas donde está la pesca que realizan “se emplea media hora de viaje y solo se gasta 10 dólares en combustible”.

Fuente: expreso.ec

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