En 1799, el rey Jorge III de Inglaterra aprobó una ley que permitía a los gestores del Imperio Británico no tener que pagar impuestos en Reino Unido si pasaban la mayor parte del año fuera de Gran Bretaña, administrando sus colonias por todo el mundo. Han pasado 225 años desde entonces, el Imperio hace mucho que desapareció y esa ley tiene ahora un nuevo uso: los multimillonarios residentes en Reino Unido pueden librarse de pagar impuestos por los ingresos obtenidos en el extranjero si su residencia oficial está situada en otro país. Una ‘treta’ legal que ayuda a atraer a grandes patrimonios a las zonas más exclusivas de Londres, y que el nuevo Gobierno laborista ha amenazado con eliminar por completo, desatando la preocupación entre esos millonarios.
En total, en 2023 había 74.000 personas que aprovechaban de esa opción. Y según un estudio publicado este viernes por Oxford Economics, dos tercios de dichos residentes ‘no domiciliados’ están preparando su salida del país en los próximos dos años si la ley cambia y se ven obligados a pagar IRPF y Sucesiones. En concreto, un 83% considera que el impuesto de Sucesiones es el principal motivo para mudarse a otro país.
En abril, el anterior Gobierno ‘Tory’ ya redujo los beneficios de los millonarios ‘no domiciliados’, después de que estallara un escándalo por el hecho de que la propia mujer del entonces primer ministro, Rishi Sunak, se había acogido a esta ley para no pagar impuestos. Hasta entonces, los beneficios completos duraban 15 años, y se iban reduciendo de ahí en adelante. La reforma legal de este año redujo el periodo de gracia y fijó un calendario para su eliminación por completo. Pero la actual ministra de Hacienda, Rachel Reeves, planea reducir a 4 años la exención y obligar a pagar Sucesiones a todas las personas que pasen más de 10 años ‘residiendo’ en el país, independientemente de dónde estén domiciliados. Y esa obligación se mantendría durante 10 años después de que abandonaran Reino Unido.
El resultado de estos cambios es que la marcha de millonarios que se inició en la primavera está acelerándose desde la victoria electoral laborista: numerosos grandes capitales se están preparando para marcharse a Francia, Gracia, Chipre, Italia, Malta, España o Portugal, que ofrecen beneficios fiscales de distintos tipos, como la ‘Ley Beckham’ española. Pero los destinos más atractivos siguen siendo los paraísos fiscales, como Suiza, Dubái, Mónaco o las diversas islas del Caribe que directamente no tienen IRPF.
Así las cosas, los cálculos de Oxford Economics apuntan a que 9.500 multimillonarios podrían abandonar Reino Unido este año, más del doble de las marchas registradas en 2023. Como consecuencia, los 3 millones de libras que el Gobierno quiere recaudar con la subida de impuestos a estos patrimonios podrían quedarse en un millón (en el mejor de los casos) o incluso una reducción de un millón, dado que todos esos multimillonarios pagan grandes cantidades de IVA (por su alto nivel de consumo de bienes de lujo) y de impuestos sobre la vivienda.
Precisamente, el mercado inmobiliario de Londres está empezando a notar la caída de la demanda de esos grandes patrimonios. Según la agencia Knight Frank, las compraventas de viviendas valoradas en más de 10 millones de libras han caído un 22% interanual hasta julio, y las de más de 30 millones se han desplomado un 75%.
Pero Stuart Bailey, jefe de ventas de súper lujo de Knight Frank, cree que estos cambios abren una nueva oportunidad para un grupo muy concreto: los millonarios estadounidenses. EEUU ya obliga a todos sus ciudadanos a pagar impuestos por todo lo que ganen fuera del país, por lo que los cambios en la ley británica no les afectarían. Y la fuga de los ricos del resto del mundo les está eliminando la competencia por esas viviendas: “Los americanos con mucho dinero tendrían que estar locos para no pensar que este es un gran momento para comprar”, asegura.
Fuente: Revista El Economista