Los relojes inteligentes son cada vez más populares y muchos confían en ellos para controlar desde su presión arterial y niveles de oxígeno hasta su actividad física y patrones de sueño.
La promesa es atractiva: un dispositivo portátil que te puede ayudar a vivir una vida mejor, o al menos más saludable.
¿Qué tiene esa cajita negra que te amarras a la muñeca que permite aceptar esa posibilidad?: tecnología que ofrece información, en pocas palabras.
Empecemos con la medida por la que quizás son más famosos: el conteo de pasos.
“Es lo que la mayoría de la gente asocia con los rastreadores de actividad física y los relojes inteligentes”, señala Cailbhe Doherty, del University College Dublin, en Irlanda.
Conoce íntimamente los relojes inteligentes pues, con su equipo en la Escuela de Salud Pública, Fisioterapia y Ciencias del Deporte, los ha puesto rigurosamente a prueba.
“El conteo de pasos se hace usando un acelerómetro, que por lo general se basa en el movimiento de la muñeca”.
Por otro lado, para medir la presión arterial, “emite una luz, generalmente verde, a través de la piel hacia los vasos sanguíneos que se encuentran debajo”.
“Lo que hace el reloj inteligente es medir la cantidad de luz que se refleja”.
Eso depende del volumen de sangre en los vasos sanguíneos, que aumenta y disminuye a medida que el corazón bombea sangre por todo el cuerpo: más sangre significa menos luz.
“Esa tecnología se llama fotopletismografía o PPG, y se usa para una variedad de diferentes resultados biométricos de los relojes inteligentes”.
Para medir la saturación de oxígeno en la sangre, “la luz, en lugar de ser verde, es infrarroja y roja. Si la hemoglobina está unida a una molécula de oxígeno, absorbe más luz infrarroja y menos luz roja”.
Otro dato que ofrecen muchos relojes inteligentes es el valor de VO2 máx.
Te informa sobre el volumen máximo de oxígeno que tu cuerpo puede absorber, transportar y consumir en un tiempo determinado.
Es un muy buen indicador de salud.
Cuanto más alto sea tu VO2 máx, menos probabilidades tendrás de sufrir un accidente cerebrovascular o un ataque cardíaco.
“Por eso es tan crucial evaluar si los relojes inteligentes son precisos”, le dice a la BBC Rory Lambe, uno de los estudiantes de doctorado que trabaja con Doherty.
“El estándar de oro para el VO2 máx ocurre en un laboratorio, pero el reloj inteligente utiliza la frecuencia cardíaca, el GPS y también algo de aprendizaje automático para predecir o estimar tu VO2 máx”, explica Lambe.
La fiabilidad de los relojes en este sentido es “una de las principales cuestiones que estamos investigando”.
Y de eso, precisamente, nos gustaría saber.
A veces sí, a veces no
Respecto al VO2 máx, la extensa investigación realizada por el equipo liderado por Doherty, “indica que hay entre un 5% y un 13% de error, que en realidad es bastante grande”, revela Lambe.
¿Cuán fiables son en otras áreas?