En las últimas semanas, se ha especulado en los medios y la prensa nacional con la posibilidad de que parte de los chinos que viven en España estuvieran volviendo a su país o, simplemente, dejando España para buscar un futuro mejor. Esta hipótesis estaba basada en una premisa cierta: muchos bazares chinos están echando el cierre. Sin embargo, los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que los chinos no se están moviendo de España, es más, las últimas cifras correspondientes al cierre de 2024 revelan que ha habido un leve incremento de los ciudadanos chinos. Entonces, si los chinos no se están marchando, pero el cierre de los bazares es una realidad, ¿qué está sucediendo? Los chinos están transformando sus negocios para adecuarlos a los nuevos patrones de consumo de los españoles: la revolución de la economía de los servicios.
Los datos del INE muestran que la población china aumentó en más de 6.000 personas entre 2023 y 2024. Pese al mayor crecimiento económico de China y a la notable convergencia con la economía de España (cada vez está más cerca en términos de PIB per cápita), una parte de la población china sigue optando por buscar suerte fuera de su país y España es uno de los elegidos. Estos ciudadanos parecen tener un don para el comercio y presentan una menor aversión al riesgo a la hora de emprender lejos de sus fronteras. No solo eso, sino que cuando sus negocios dejan de funcionar tampoco dudan en echar en el cierre para buscar una nueva oportunidad en otra rama comercial, como se ha podido ver en las últimas décadas y se puede atisbar en la actualidad.
Muchos ciudadanos chinos llegaron a España hace décadas para abrir restaurantes y enriquecer la cultura y la gastronomía española con su deliciosa cocina. La china fue una de las primeras cocinas en irrumpir con carácter popular en las calles de media España. Sin embargo, ser el primero solo te garantiza el éxito durante un tiempo. A medida que la ‘cocina’ y la gastronomía comenzaron a ganar popularidad en la sociedad española, el restaurante chino empezó a quedar desfasado (la competencia era cada vez mayor). Ese fue el primer punto de inflexión para muchos negocios chinos que reconvirtieron sus restaurantes en tiendas de alimentación, bazares o cambiaron la comida china por el sushi (en pleno auge).
Una nueva reconversión
Ahora, los bazares chinos son los que están sufriendo el golpe. El consumidor español está empezando a mostrar una propensión creciente al consumo de servicios frente a los bienes, dejando a los bazares chinos en un mal lugar. Además, todo hace indicar que la calidad y la sostenibilidad de los bienes empieza a imponerse poco a poco frente a la cantidad y el precio. Esta es una evolución lógica que suele presenciarse en las sociedades que son cada vez más ricas. Además, el modo de consumir también está variando: Amazon, Temu, Alibaba… están imponiéndose, relegando a un segundo plano al establecimiento físicos.
De este modo, los autónomos de nacionalidad china están reorientando sus negocios hacia actividades del sector servicios, abandonando el perfil tradicional que venían desempeñando hasta ahora en España. Tras más de dos décadas contribuyendo a la economía española, especialmente en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), ante la desaparición del comercio tradicional, los emprendedores chinos “se han reinventado” y en los últimos diez años se han ido adaptando a las nuevas tendencias del consumo en España, según un reciente reportaje publicado por EuropaPress.
Así, mientras que en los primeros años de su llegada a España centraban sus actividades en el comercio de proximidad, como bazares, tiendas multiprecio y restaurantes de comida china, los autónomos procedentes del gigante asiático han puesto en marcha en los últimos años otros tipos de establecimientos más especializados.
Se trata de salones de belleza, tiendas de moda, restaurantes de alta cocina, de sushi, y complementos, comercios tecnológicos, bares de comida española (marisquerías o establecimientos de raciones y tapas), y servicios profesionales como academias, agencias de viajes o asesorías. “Ante la desaparición del pequeño comercio tradicional, que ha afectado también a los negocios de autónomos de origen chino, estos se han visto obligados a readaptarse y reinventarse. En lugar de seguir con la misma fórmula, han sabido orientar sus esfuerzos hacia el sector servicios, que es ahora el principal ámbito donde están consolidándose las nuevas actividades económicas”, ha subrayado en un comunicado el presidente de UPTA, Eduardo Abad.
Los autónomos chinos son mayoría
La comunidad china en España es, hoy por hoy, la más predominante en el Régimen de Autónomos. Según los últimos datos, un 14% de los afiliados extranjeros al RETA son de procedencia china, con 66.515 trabajadores.
Además, más de la mitad de los ciudadanos chinos en edad laboral (el 55%) son emprendedores, frente al 45% que trabajan como asalariados en el Régimen General de la Seguridad Social. Según UPTA, la china es la única nacionalidad que tiene más trabajadores autónomos que trabajadores por cuenta ajena en España.
Desde finales de los años 90, los negocios chinos han crecido de forma exponencial en España. En sus primeros años, se centraron en los bazares y restaurantes, pero en la última década han iniciado una transformación empresarial “muy relevante”, que les ha llevado a explorar otras actividades. “Frente a los rumores recientes que apuntan a una supuesta salida masiva del país, lo que está ocurriendo es un proceso de reinvención y diversificación”, apunta UPTA.
La organización de autónomos señala que los negocios chinos, al igual que los nacionales, se han visto afectados por la subida de los precios, el aumento de los costes del alquiler y de los suministros y los cambios en el patrón del consumo derivados del auge del comercio ‘online’. Este es el resumen que ha dado lugar al cambio.
“Estos factores también impactan en los negocios regentados por ciudadanos chinos, que en la actualidad se están adaptando a las nuevas necesidades del mercado y diversificando sus negocios. Lejos de desaparecer, los negocios chinos están evolucionando”, subrayan desde UPTA.
Fuente: Revista El Economista