Llega la hora de la verdad para el petróleo de Rusia: los nuevos embargos pondrán a prueba las previsiones de colapso

La producción de petróleo ruso desafió los embargos de occidente a la exportación por mar, tras invadir Ucrania. Pero llegará la hora de la verdad, el próximo 5 de diciembre, cuando se cierre el grifo de la mayoría de gasoducto que transportan crudo desde los yacimientos rusos al centro de Europa. Moscú se enfrentará al crudo invierno en la que baja el bombeo de forma estacional y a la voluntad de sus aliados asiáticos para seguir comprando sus existencias.

La semana pasada, la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el organismo de las naciones occidentales que sigue el mercado del petróleo, principalmente financiada por EEUU, volvió a rendirse a la evidencia. Las sanciones occidentales a la producción rusa de crudo tienen un “impacto limitado“. Según los datos que maneja el organismo, el bombeo ruso apenas ha caído un 3% desde los niveles previos a la invasión, sigue sacando 310.000 barriles diarios de sus yacimientos.

Después de hundirse inmediatamente después del ataque a Ucrania en febrero, la producción rusa se ha recuperado en los últimos tres meses debido a los ingresos en rublos por la energía y el apoyo de clientes asiáticos cuando los envíos fueron rechazados por los compradores occidentales. Las exportaciones a países europeos, EEUU, Japón y Corea del Sur descendieron en 2,2 millones de barriles, pero la AIE reconoce que quedaron completamente compensados por las compras de India, China y Turquía, “aprovechando el petróleo barato”. Pekín ha desbancado a Europa como principal importador de crudo ruso.

Los ingresos mensuales de Rusia rondan los 20.000 millones de dólares

Rusia ha aumentado este año sus flujos de crudo transportado por mar a Asia en casi 800.000 barriles por día, según datos de seguimiento de buques recopilados por Bloomberg. Pese a los descuentos del petróleo ruso, el crecimiento de los precios todavía está provocando que aunque en términos netos caigan las exportaciones rusas de petróleo en 580.000 millones de barriles, los ingresos de Moscú rondan los 20.000 millones de dólares. Más que suficiente para financiar la guerra y mantener el pulso económico con Occidente.

Sin embargo, una inminente ronda de embargos por parte de la Unión Europea sobre la mayoría del crudo ruso, así como una creciente desaceleración económica, asestarán un duro golpe a capacidad de producción. O por lo menos es lo que espera occidente. Las importaciones de crudo transportado por mar y la mayoría de los suministros por tubería quedarán bloqueados a partir del 5 de diciembre, salvo alguna excepción, como la de Hungría. Según la AIE eliminará unos 1,3 millones de barriles por día del mercado europeo. A partir del 5 de febrero sigue la prohibición a las importaciones de productos refinados lo que probablemente reducirá 1 millón de barriles por día, la demanda de crudo ruso. El organismo espera que la producción de Rusia caiga un 20% desde comienzo de año.

Pero muchos expertos dudan de las cifras. El bombeo ruso ha llegado a superar los 11 barriles diarios de petróleo antes de la guerra. Durante la contienda ha vuelto a niveles de 10,8 millones de barriles en julio. “Las compañías petroleras rusas han estado disfrutando del buen tono de la temporada de verano: la creciente demanda interna y la ausencia de sanciones de la UE les han permitido aumentar la producción”, señala Viktor Katona, jefe de análisis de Kpler, a Bloomberg. “A medida que miramos hacia el futuro inmediato, eso está destinado a cambiar”. El experto cree que caerá la producción en 300.000 barriles diarios, cuando los nuevos bloqueos entren en vigor. Los analistas de Rystad Energy AS prevén unos 10,1 millones por día para finales de este año, muy lejos de la AIE.

Rusia encontrará dificultades para que Asia siga absorbiendo el resto de excedente que se espera, una vez que la prohibición de la UE entre en vigor, ya que la región ya está saturada de crudo ruso, coinciden los analistas de Kpler y Rystad y BCS Global Markets, con sede en Moscú.

Sin embargo, analistas rusos consultados por Bloomberg, dudan que la producción rusa termine resistiéndose. Una pérdida de producción rusa equivalente a todas sus exportaciones marítimas actuales a Europa es el peor de los casos y es poco probable que se materialice, explica Sergei Vakulenko, un experto independiente con más de 25 años de experiencia en la industria petrolera rusa.

Choque de previsiones con analistas rusos

Prevé que la producción rusa se mantendrá prácticamente estable hasta fin de año, gracias a que en el resto del mundo “está hambriento” de petróleo barato, dada la escasez de capacidad de producción disponible en otros lugares. También coincide en la perspectiva Kirill Bakhtin, analista sénior de petróleo y gas de Sinara Bank.  “Esperamos una producción más o menos estable de hidrocarburos líquidos rusos en la cantidad de 10,8 millones de barriles por día hasta febrero de 2023”, gracias a los esfuerzos exitosos para redirigir el petróleo de Europa a Asia.

Los últimos datos disponibles apuntan a que la producción rusa ha caído un 3% de promedio durante agosto hasta los 10,47 millones de barriles, según el periódico ruso Kommersant. Las cifras revelan un descenso de la demanda de las exportaciones vía marítima, pero también un crecimiento de la demanda interna procedente de productos refinandos.

Sin embargo, en invierno se suele dar una caída de producción estacional. Hay una demanda menor de combustible fuera de las fronteras rusas. En primavera, los productores rusos pudieron encontrar compradores para su fueloil en Oriente Medio después de que EEUU, según Mikhail Turukalov, director ejecutivo de Commodities Markets Analytics. A ello se une que Rusia carece de capacidad logística para mantener la producción en condiciones de frío extremo. Moscú juega con un gas bajo la manga. Si hay una sensible caída de producción, sin duda afectará a las cifras globales agitando los mercados financieros. Según los cálculos de JP Morgan, Moscú puede permitirse recortar su producción de petróleo en 5 millones de barriles diarios sin dañar a su economía. La subida del petróleo le seguiría compensando. En cambio el Brent, el tipo de crudo de referencia en Europa, sufriría una enorme presión. Una caída de tres millones de barriles diarios pondrían al Brent en 190 dólares y una reducción de cinco millones presionaría los precios hasta los 380 dólares el barril.

Fuente: Revista El Economista 

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