La líder de la ultraderecha francesa Agrupación Nacional (RN), Marine Le Pen, ve insuficientes las propuestas que le hizo recientemente, a través de los medios de comunicación, tanto el ministro de Economía y Finanzas galo, Antonie Armand, y el propio primer ministro, Michel Barnier, de suprimir el aumento de los impuestos de la energía a cambio de su abstención en la moción de censura posterior a la aprobación de los presupuestos, vía decreto. La ultraderecha gala estableció una serie de “líneas rojas” que podrían costarle a las arcas públicas francesas, según los cálculos del Ministerio de Economía (Bercy), 5.000 millones de euros que no se pueden permitir.

Así, desde RN proponen una lista muy larga de demandas para evitar sus votos a favor en la moción de censura y hacer caer al Gobierno. Entre ellas están el recorte de las ayudas médicas estatales de Urgencias, la supresión de la reducción de la tasa de reembolso de los medicamentos, la reducción de la contribución de Francia a los presupuestos de la Unión Europea y la indexación de todas las pensiones a la inflación a partir del primero de enero y la lista sigue.

Tanto las ayudas médicas de urgencias como la ampliación de la cantidad de reembolso de los medicamentos por parte de la Seguridad Social (en Francia la sanidad pública no se paga vía impuestos como en España) son medidas que se tomaron durante la crisis inflacionaria provocada por la invasión de Ucrania. El presupuesto de la Seguridad Social que debería ser objetivo del artículo 49.3 de la Constitución, el que permite aprobarlo vía decreto a cambio de una moción de confianza del Gobierno, este mismo lunes.

Según los cálculos de Bercy, el hecho de indexar las pensiones a la inflación a partir del primero de enero costaría a la Seguridad Social 3.000 millones. Por otro lado, las reducciones del cobro por urgencias tendrían un costo de 1,6 millones y el reembolso de medicamentos tendrían un costo de 500 millones.

Tanto el Gobierno como Agrupación Nacional mantuvieron un diálogo a través de los medios de comunicación, ya que solo se conoce una sola reunión la semana pasada. Así, Marine Le Pen respondió al Gobierno de Barnier a través de una entrevista en Le Monde el jueves que les daba un ultimátum para pensarse sus propuestas: “Todavía hay dificultades. Es jueves. Tienen hasta este lunes”.

En la mañana del lunes, fuentes consultadas por elEconomista.es aseguran que el primer ministro llamó a Le Pen a primera hora para mantener un diálogo. Posteriormente, los medios locales hablaban de que Michel Barnier emitió un comunicado en el que decía que el Gobierno se comprometía a “garantizar que no se eliminen medicamentos de la lista” en 2025. “Se han expresado muchas peticiones sobre este tema. Marine Le Pen, en nombre de la Agrupación Nacional, se lo recordó esta mañana al Primer Ministro durante un intercambio telefónico “, precisaba el documento.

En este sentido, desde Matignon (sede del Gobierno) expresaron que el primer ministro quiere llegar a compromisos ante la amenaza inminente de la moción de censura.

Durante toda la semana, el Gobierno quiso mostrar una postura de apertura al diálogo con los demás grupos y abrir modificaciones a su propuesta presupuestaria para 2025. Un proyecto que prevé un ahorro de hasta 60.000 millones, 40.000 en recortes del gasto público y 20.000 a través de los ingresos por las subidas de impuestos.Todo esto con el objetivo de evitar un colapso legislativo y financiero en el país.

Lejos de conseguir un propósito de diálogo con la ultraderecha, Marine Le Pen, en su entrevista en Le Monde, aumentó el tono bronco e incluso habló de que su partido estaba siendo “maltratado” por el Gobierno de Barnier, rechazando por completo su “victoria” sobre los impuestos al precio de la electricidad.

“El apego a decir que esto no es una concesión a la RN me plantea un problema democrático. Quieren nuestros votos y no nuestras cabezas, ¡llevamos cuarenta años viviendo esto! No veo qué es vergonzoso, en una democracia, tener en cuenta las líneas rojas del primer grupo de la Asamblea Nacional”, dijo.

En cambio, fuentes gubernamentales citadas por el periódico económico Les Echos, aseguran que lo que el partido de Le Pen quiere es que el Gobierno les dé el mérito sobre el tema del impuesto a la electricidad “mientras muchos partidos también la estaban pidiendo”. De hecho, en el debate en el Senado, a inicios de la semana pasada, fueron muchos los grupos políticos que solicitaban que no se subiese el tributo por encima de los niveles precovid.

El propio viernes, la líder de la ultraderecha francesa aseguró a través de su cuenta en la red social X (antes Twitter) que el presupuesto de Barnier, “tal y como está, precipitará la crisis financiera generada por siete años de macronismo, de los cuales las quiebras empresariales, el aumento del desempleo y las tensiones en los mercados financieros son sólo el comienzo. Debilitar a las empresas, rechazar cualquier economía estructural sobre el funcionamiento del Estado, castigar a todos los franceses es el camino real hacia el colapso”.

Sea como fuere, esta semana es crucial para Francia y para Euroopa. La segunda economía de la Eurozona necesita tener un proyecto de Presupuestos que empiece a corregir un déficit que está completamente desbocado, hasta el punto de que cerrará este año al 6,1%, tres puntos más de lo que manda Bruselas. También una deuda que sigue creciendo, con los bonos a diez años a los que los mercados exigen cada vez más rendimiento.

Fuente: Revista El Economista

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