El síndrome de visión por computadora es un trastorno ocular que afecta a millones de personas que pasan largas horas frente a dispositivos digitales, como ordenadores, teléfonos y tabletas. Este fenómeno, también conocido como fatiga ocular digital, se refiere a un conjunto de síntomas que surgen debido a la sobreexposición a pantallas y a la exigencia visual intensa que éstas imponen.
Las molestias más comunes incluyen sequedad ocular, visión borrosa, irritación, dolores de cabeza y tensión en el cuello y los hombros. Es decir, van de los efectos físicos de la luz de pantalla hasta aspectos como la postura y la duración de la exposición.
Uno de los factores más destacados detrás de estos síntomas es la reducción de la frecuencia de parpadeo que ocurre al usar dispositivos digitales, un fenómeno ampliamente documentado por la Cleveland Clinic. En condiciones normales, una persona parpadea alrededor de 18 a 22 veces por minuto, lo cual ayuda a mantener la humedad en los ojos y protege la superficie ocular mediante una película lagrimal.
Pero al mirar una pantalla, la frecuencia de parpadeo se reduce drásticamente a solo tres o siete parpadeos por minuto, lo cual provoca sequedad y, eventualmente, irritación ocular. Sumado a esto, factores como el contraste de los caracteres en pantalla, la necesidad de reenfocar constantemente la vista y el brillo elevado exigen un esfuerzo extra, lo que incrementa el riesgo de fatiga ocular y otros síntomas.
Además del parpadeo, otros aspectos relacionados con la configuración de las pantallas también influyen en la salud visual. La Universidad de Rochester, en su análisis sobre las causas y soluciones para la fatiga ocular digital, sugiere una medida preventiva sencilla: la regla 20-20-20. Esta técnica implica desviar la vista de la pantalla cada 20 minutos, enfocando un objeto que esté a unos seis metros de distancia durante al menos 20 segundos.
Este breve descanso ayuda a relajar los músculos oculares, evitando el cansancio acumulado. La universidad también recomienda el uso de lágrimas artificiales, especialmente en ambientes con aire acondicionado o calefacción, donde el aire seco aumenta la incomodidad visual.
En respuesta, los autores sugieren que ajustar la altura de la pantalla para que se ubique al nivel de los ojos y a una distancia adecuada puede ser una solución efectiva para reducir el esfuerzo ocular. Esta recomendación se complementa con la importancia de una postura ergonómica que minimice el riesgo de tensión en el cuello y los hombros.
Otro aspecto relevante es la resolución de las pantallas y cómo esta puede influir en la fatiga ocular. En su metaanálisis publicado en Scientific Reports, Etsay Woldu Anbesu y Asamene Kelelom Lema recopilaron estudios de 20 países y concluyeron que el 66% de los usuarios de dispositivos digitales presentan síntomas asociados al uso prolongado de pantallas. En su investigación, encontraron que las pantallas de alta resolución, si bien mejoran la nitidez y el detalle de la imagen, también pueden requerir una mayor concentración visual que resulta agotadora para los ojos, particularmente cuando el tiempo de exposición es prolongado.
Asimismo, un análisis específico de la tecnología de resolución ultra HD, realizado por los cientificos Nadyr Antonia Damasceno y Eduardo de França Damasceno, sugiere que las pantallas de alta resolución 4K también pueden contribuir a la incomodidad ocular. Su estudio, titulado Refraction and Visual Fatigue Syndrome on Watching the ULTRA HD 4K Television Curved Screen System, analizó a un grupo de 80 personas expuestas tanto a pantallas 4K como a resoluciones menores.
Los investigadores concluyeron que la tecnología 4K podría incrementar la fatiga visual en personas con una baja frecuencia de parpadeo, en particular debido al nivel de detalle y enfoque que requieren estas pantallas de ultra alta definición. Aunque el estudio reconoce que la muestra es pequeña, sus autores sugieren que el uso prolongado de pantallas de alta resolución podría intensificar los síntomas de sequedad ocular y cansancio.