Japón conserva frente a la República de China, más conocida como Taiwán, un grupo de ocho islas llamadas Senkaku en japonés. Estas islas son reclamadas tanto por la República de China (Taiwán) como por la República Popular China, que no cesa en su empeño de incorporar la isla de Taiwán a su territorio.
Las islas Senkaku, conocidas también como Diaoyu en chino o Pinnacle en inglés, son reivindicadas desde finales de los años 60 del siglo pasado por Taiwán, que las considera parte del entorno de Toucheng, en el condado de Yilan; y por China por el mero hecho de que reivindica Taiwán. Japón controla desde 1895 el archipiélago, cuyas cinco islas principales son Uotsuri-jima (Diaoyu Dao en chino), Kuba-jima (Huangwei Yu), Minami Kojima (Nanxiao Dao), Kita Kojima (Beixiao Dao) y Taish-jima (Chiwei Yu).
Japón se anexionó el archipiélago tras la derrota de China en la primera guerra chino-japonesa, de 1894 a 1895. Después, las islas quedaron fuera del Tratado de San Francisco al final de la II Guerra Mundial, que devolvió a China la mayoría de los territorios previamente ocupados por Japón.
Según figura en los términos de la rendición de Japón, las islas quedaron bajo el control de Estados Unidos hasta 1971, cuando fueron devueltas a Japón junto con Okinawa y otras islas próximas.
Reclamación oficial de China
China justificó por primera vez sus reivindicaciones territoriales sobre las Senkaku el 30 de diciembre de 1971, cuando comunicó oficialmente su solicitud amparándose en que dependen de Taiwán y, por lo tanto, al igual que Taiwán, han de ser parte inseparable del territorio chino.
Eso sí, dos años antes un informe ya destacaba el potencial de reservas petrolíferas en la zona, lo cual impulsó a China a reafirmar sus reivindicaciones territoriales sobre las islas, algo que Japón obvia, puesto que ni siquiera reconoce las reivindicaciones de China ni la existencia de una disputa sobre la soberanía de las islas.
Estados Unidos también ha señalado muchas veces que el territorio en litigio está incluido en el tratado de seguridad bilateral suscrito entre EEUU y Japón, y recordó que las fuerzas estadounidenses protegerían las islas si fuera necesario.
Yacimientos de hidrocarburos
El interés en este territorio situado en el Mar de China Oriental, a 1.800 kilómetros de Tokio, a unos 200 de Taiwán y a unos 300 la isla japonesa de Okinawa, es totalmente económico, ya que el archipiélago está rodeado de aguas donde abunda la pesca y, sobre todo, existen potenciales yacimientos de hidrocarburos en el entorno, como el de Chunxiao/Shirakaba.
Si a ambas cuestiones se le une la situación geográfica estratégica del archipiélago, los motivos de la disputa quedan más que documentados.
En 1969, la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Asia y el Lejano Oriente destacó en un informe que la franja entre Taiwán y Japón “parece tener un gran potencial como futura región petrolera del mundo”.
En manos privadas
En el año 2012, tres de las islas Senkaku fueron compradas por el Gobierno japonés, puesto que habían sido vendidas a una familia de empresarios locales en 1932, después de que empresarios japoneses explotaran allí el guano y las plumas de las aves albatros desde 1884. La adquisición japonesa indignó a China, que promovió un boicot contra todo lo que tuviera que ver con Japón, especialmente los productos nipones.
Tras décadas de disputas, provocaciones mutuas y enfrentamientos de todo tipo, en 2017 China y Japón acanzaron un acuerdo para intentar aportar un “nuevo comienzo” a sus relaciones bilaterales, muy maltrechas por asuntos como la soberanía de las Sendaku.
Las relaciones comenzaron a fluir en 2018, pero no fueron más lejos sobre el archipiélago en litigio y el hecho de que Estados Unidos y Japón organizaran entonces los mayores ejercicios de guerra que han realizado de forma conjunta precisamente en aguas de esa zona, terminó de enfriar los esfuerzos por llegar a un acuerdo de soberanía y de explotación de los posibles yacimientos.
El momento de mayor tensión
Los momentos de mayor tensión en las Senkaku tuvieron lugar en el año 2010. Japón capturó un barco pesquero chino y a su tripulación después de que este impactara con dos barcos de la guardia costera cerca de las islas. China aprovechó para justificar que estuviera explotando yacimientos de hidrocarburos en la zona aludiendo a que era “perfectamente legal” hacerlo.
“China ejerce un derecho soberano, así como un derecho de jurisdicción en los yacimientos petrolíferos y gasíferos de Chunxiao”, señaló entonces el Ministerio de Relaciones Exteriores chino. Y es que hasta entonces los recursos de Chunxiao (Shirakaba para los japoneses) no habían sido explotados nunca, pero las autoridades de China y de Japón llevaban ya años negociando sobre esos yacimientos de hidrocarburos ‘sin dueño’ en el mar de China Oriental.
Por su parte, Japón admitió que China había reiniciado sus actividades en estos yacimientos disputados. “Tenemos la certeza de que nuevos equipos chinos han sido llevados a Shirakaba”, afirmó un responsable del Ministerio japonés de Relaciones Exteriores.
Activistas chinos
China convocó hasta cinco veces al embajador de Japón en 2010 para exigir la inmediata liberación del capitán del barco de pesca, que fue entregado a la Justicia nipona, al afirmar que su detención era “ilegal” y constituía un “obstáculo en las relaciones bilaterales”. Finalmente, los tripulantes fueron liberados. Después, Japón detuvo a 14 activistas chinos que llegaron a las Senkaku desde Hong Kong y quemaron banderas japonesas en las islas, lo cual suscitó nuevamente las protestas de China.
Pese a la gran cantidad de incidentes entre ambos, Japón y China acordaron reanudar las negociaciones, que dieron sus frutos en parte con la pesca, pero no llegaron más lejos en el objetivo de realizar una exploración conjunta en la zona. Las autoridades de Pekín se echaron atrás y cancelaron las conversaciones, calificadas ya hace 14 años por Japón como “extremadamente lamentables”.
Mientras que Japón controla el territorio y Taiwán y China lo reclaman, el derecho internacional considera las islas Senkaku como ‘terra nullius’, porque nunca fueron ocupadas de forma permanente. Es decir, ‘tierra de nadie’.
Tensión permanente
Cualquier presencia en las Senkaku es tomada por la parte rival como una provocación desde hace décadas, en un litigio que parece no tener fin. Eso sí, esta misma semana las hostilidades se han acrecentado después de que Tokio haya protestado ante Pekín por el acercamiento del portaviones chino Liaoning, acompañado de dos destructores, a sus aguas territoriales al sudeste de las Senkaku, en la que es la primera incursión de este tipo en la zona.
Japón ha calificado la incursión como de “muy preocupante”, ya que es la primera vez en que un portaviones militar chino entra en la llamada zona contigua de Japón, el área adyacente a las aguas territoriales niponas, según confirmó el viceportavoz del Ejecutivo japonés, Hiroshi Moriya.
El caso es que la constante y creciente presencia de buques, tanto japoneses como chinos, en aguas próximas a las Senkaku sigue alimentando la preocupación por un posible enfrentamiento militar entre los dos países o, lo que sería aún peor, entre los aliados de ambos.
Fuente: Revista El Economista