El refranero español puede definir a la perfección la política arancelaria del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump: “Es como el Guadiana”. Es decir, el magnate está llevando a cabo una política comercial intermitente, con unos mensajes económicos muy irregulares y desiguales que están generando mucha inquietud entre los empresarios y lobistas estadounidenses.

Según cuenta el periódico Wall Street Journal, estas decisiones publicadas a través de las redes sociales está generando tensiones en la Casa Blanca y preocupaciones incluso entre las filas de los legisladores republicanos.

En el vertical estadounidense cuentan, citando fuentes próximas al gabinete, que altos funcionarios, incluida la jefa de gabinete de la Casa Blanca, Susie Wile, están recibiendo llamadas “desesperadas” de directores ejecutivos y lobbies, instando a que la administración que calme la inestabilidad de los mercados mediante una agenda arancelaria más predecible. Además, muchos grandes empresarios han desistido en su empeño de que el presidente cambie de rumbo en materia comercial, y en su lugar emiten súplicas a la Casa Blanca para que aclare su enfoque.

Este mismo lunes, el presidente y sus principales asesores se reunieron en la Casa Blanca con los directores ejecutivos de IBM, Qualcom y HP y otras empresas tecnológicas. En esa cita, algunos de los directores ejecutivos manifestaron su preocupación por los aranceles de Trump, advirtiéndole que podrían ser perjudiciales para su sector. Eso comentó una persona que asistió a la reunión, según dice el WSJ. Trump dijo que habían hablado de invertir en EEUU.

El caos arancelario

A día de hoy, los aranceles que están activos son los del 25% sobre las importaciones de acero y aluminio procedentes de cualquier parte del mundo. En un inicio, este arancel sería del 50% para Canadá, después de que el gobernador de Ontario anunciase gravámenes del 25% a la electricidad que vendía a EEUU, en respuesta a los aranceles del magnate. Finalmente, parece ser, que Ontario decidió no aplicar la tasa, según dijo el propio presidente.

“Había un señor muy fuerte en Canadá que dijo que iba a imponer impuestos a la electricidad de Estados Unidos y nos han informado hace poco que no lo va a hacer”, dijo el presidente.

El 1 de febrero, Estados Unidos anunció aranceles del 25% a todas las exportaciones de México y Canadá, excepto petróleo y energía, que están gravados con un 10%. Además, también excluye los automóviles hasta el 2 de abril.

Por otro lado, también anunció aranceles a los productos agrarios procedentes de cualquier parte del mundo y otros del 25% a la Unión Europea. Pero todavía no se conocen los pormenores de estas dos medidas ni cuándo se van a aplicar.

En cambio, la UE ha respondido con un paquete arancelario que entrará en vigor a partir del primero de abril y que afectarán a mercancías valoradas en 18.000 millones de euros. La medida pretende equilibrar el impacto que tienen los aranceles sobre el acero y el aluminio.

Reconoce la recesión pero le quita hierro

El presidente reconoció recientemente que la imposición de estos paquetes arancelarios podría producir una recesión en Estados Unidos, lo que generó una reacción negativa en Wall Street.

En una reunión con directores ejecutivos en la Business Roundtable, Trump defendió las políticas arancelarias como un motor que generaría ingresos para el país y que podrían incrementarse todavía más. A pesar de la preocupación del mercado y de los vientos en contra de una posible recesión, el presidente le quitó hierro a esa posibilidad y reiteró que seguiría bajando impuestos.

El secretario del Tesoro, Scott Bessent, dijo la semana pasada que la economía estadounidense necesitaba una “desintoxicación”. Mientras, el equipo de Trump siguen añadiendo enmiendas, exenciones y correcciones a sus políticas comerciales en el último momento, generando esa inquietud tanto en los empresarios como en el resto de países.

De acuerdo con lo que publica WSJ, los funcionarios económicos de la Casa Blanca, incluyendo miembros del Consejo Económico Nacional, están inquietos, ya que temen que esta incertidumbre provoque una espiral de hundimiento en las bolas y provoque el incremento de los precios de los productos afectados.

Los asesores ya advirtieron al presidente que los aranceles podrían perjudicar al crecimiento económico y a los mercados, pero hizo caso omiso y continuó con sus políticas.

La portavoz de la Casa Blanca, Kush Desai, desmintió el hecho de que el equipo económico de Trump estuviesen divididos. “Todos los miembros siguen la misma estrategia”, declaró.

Lo que sí confirmó la portavoz son las llamadas que recibieron los altos funcionarios por parte de los líderes empresariales y dijo que el director del Consejo Económico Nacional, Kevin Hassett, habló con casi una docena de empresarios en los últimos días.

Fuente: Revista El Economista

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