Las claves más importantes a vigilar en una reunión del BCE sin cambios de tipos

No todas las reuniones del Banco Central Europeo (BCE) son igual de importantes, y todo apunta a que la que va a tener lugar este jueves quedará en la hemeroteca como un encuentro descafeinado, de paso, sin grandes novedades sobre el futuro de la política monetaria en la zona euro. Sin embargo, todos los eventos del banco central son importantes, y no hay que olvidar que el organismo se encuentra en un momento crucial, a punto de girar su política monetaria 180 grados y dar comienzo a un nuevo ciclo de bajadas de tipos, pero el proceso se está retrasando por la fortaleza de la economía y una inflación que se resiste a caer. Además, en este encuentro hay una cuestión importante que sí podría dejar nueva información de valor: esta es la primera reunión que se celebra después de que el BCE haya presentado su nuevo marco operativo, y es probable que Christine Lagarde, presidenta del BCE, dé detalles sobre algunas cuestiones que han quedado pendientes, como son las nuevas rondas de liquidez a la banca (TLTROs) y la cartera estructural de valores que acaba de presentar el organismo.

Los mercados quieren saber cuándo y a qué ritmo bajará el precio del dinero el BCE, pero, a día de hoy, ni siquiera el propio banco central lo sabe. El organismo ha dejado muy claro en los últimos meses que todas sus decisiones son ahora “dependientes de los datos”, y con esta premisa, teniendo en cuenta que la última reunión fue hace menos de mes y medio, es muy complicado que el BCE haya visto alguna señal que le haya convencido de la necesidad de cambiar su mensaje. “Apenas han transcurrido cinco semanas desde la última reunión del Consejo de Gobierno y, por lo tanto, hay pocas estadísticas adicionales sobre las que reflexionar, por lo que es difícil que un banco central dependiente de los datos se desvíe de su rumbo”, confirma Kevin Thozet, miembro del comité de inversión de la gestora Carmingnac.

El único dato significativo sobre la zona euro que se ha publicado desde entonces es el dato de inflación del mes de marzo en la región, que ha seguido moderando su avance, hasta el 2,4% interanual. Aunque es la lectura más baja que se ha visto en el bloque desde julio de 2021, no parece ser suficiente como para que el BCE decida cambiar los tipos de interés de forma inesperada en este encuentro. No hay que olvidar que los mercados siguen descontando tres recortes de tipos de 25 puntos básicos por parte del organismo este año, en junio, septiembre y diciembre, ni tampoco, que la inflación en Estados Unidos no deja de sorprender al alza, y amenaza con forzar a los bancos centrales a volver a retrasar el recorte en el precio del dinero.

“No esperamos grandes cambios por parte del BCE esta semana”, explican desde Bank of America. “La confianza en que estamos cada vez más cerca de que empiecen los recortes de tipos está creciendo, bajo nuestro punto de vista, pero es todavía dependiente de los datos, e insuficiente para que se tomen medidas concretas“, señalan desde el banco estadounidense.

Las actas de la reunión de marzo reflejaron que fue un encuentro con pocas novedades, y que los miembros del Consejo de Gobierno del BCE están convencidos de la necesidad de tener más datos disponibles para poder tomar la decisión de mover los tipos de interés en la zona euro. Desde entonces nada ha cambiado en este frente, pero sí ha habido una novedad en el organismo que podría hacer que la reunión del jueves tenga más interés del que parece a primera vista: la revisión del marco operativo del organismo, en la que se anunciaron varios cambios significativos para el futuro de la política monetaria en la eurozona.

Detalles sobre el nuevo marco operativo

Una semana después de la última reunión el BCE presentó este documento, una guía con la que clarificaron qué tipo de herramientas pensaban utilizar en el futuro. Y hubo novedades: la primera fue el anuncio de que en septiembre estrecharían el diferencial entre las distintas referencias de tipos de interés que utiliza el BCE, el tipo de refinanciación, la facilidad marginal de crédito y la facilidad de depósito. La idea del organismo es fomentar que los bancos utilicen las operaciones semanales de financiación que ofrece el banco central, y por eso recortará en septiembre el precio que les cobra que por acudir a la ventanilla del banco central a por crédito, estrechando el diferencial que existe entre este tipo (el de refinanciación y la facilidad marginal de crédito), y frente a lo que paga el BCE por dejar el dinero depositado en sus arcas (la facilidad marginal de crédito).

Es probable que esta semana se pregunte a Lagarde sobre este cambio operativo, y que la presidenta dé más detalles sobre los motivos que han llevado al BCE a cambiar su postura en esta dirección. Sin embargo, los detalles más significativos parece que no tendrán que ver con esta resolución, sino con los otros dos anuncios que hizo el organismo en su presentación: por un lado, la creación de una nueva cartera estructural de valores para el BCE, y por otro, el anuncio de que lanzarán nuevas rondas de financiación a la banca, las llamadas TLTRO, en el futuro.

En ambos casos hay muchos detalles que hay que aclarar, y es posible que Lagarde y su equipo consideren que esta reunión sea el momento más apropiado para hacerlo. En la última encuesta a analistas que elabora Bloomberg, en la que preguntan por el contenido que tendrá la reunión del BCE, desde la agencia han lanzado varias preguntas relacionadas con el nuevo marco operativo. La primera de ellas se centra en el momento en el que el BCE introducirá sus nuevas operaciones TLTRO, algo que, según el propio organismo, se hará cuando “el balance de activos empiece a crecer de forma sostenida”. Para el 51% de los encuestados esto se confirmará antes del cuarto trimestre de 2025, aunque la respuesta más repetida apunta a que no comenzará antes del año 2026, una opción elegida por el 33% de los encuestados.

El 52% de los encuestados, además, cree que las nuevas TLTRO tendrán un tamaño limitado, lo que impediría a los bancos europeos acudir al BCE a pedir liquidez sin control, con el riesgo que eso conllevaría para las entidades. Además, una mayoría de los encuestados apunta a que los vencimientos de estas operaciones de refinanciación serán de entre 7 y 12 meses. Por último, los encuestados tienen claro, por amplia mayoría, el 76%, que el BCE cobrará por esta liquidez el tipo de interés de refinanciación.

Sobre el nuevo “portfolio estructural de valores” que presentó el BCE en su último encuentro también hay muchas incógnitas que resolver. A priori, todo apunta a que se tratará de una especie de balance paralelo al que ya mantiene el organismo, y que se pretende utilizarlo con flexibilidad para apoyar a la economía con liquidez, o para drenarla cuando sea oportuno, en los próximos años, pero es Lagarde quien tiene que aclarar estas cuestiones, y podría aprovechar para hacerlo este jueves.

Los analistas, por su parte, creen que esta nueva cartera de valores estará compuesta por bonos soberanos, con deuda tanto del Estado como de las administraciones regionales de cada país, además de incluir también títulos de deuda corporativa. Según la encuesta de la agencia, este nuevo portfolio del BCE tendrá un vencimiento de entre 3 y 5 años.

Fuente: Revista El Economista 

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