En medio de la larga espera que se puede extender de tres a cuatro horas, el sonido de alguien que tose recorre las carpas blancas de sintomáticos respiratorios que están ubicados en los exteriores del hospital del IESS Quito Sur. Hay niños y adultos.
Tailin, de 3 años, con los ojos vidriosos por malestar del cuerpo, la fiebre, la tos, esperaba junto a su madre, Carolina Santos. La tos no le ha cedido desde hace tres semanas y volvió ayer a padecer de fiebre, contó la madre.
La mujer, de 34 años, señaló que estuvo esperando unas cuatro horas en un centro de salud, pero como la doctora no llegó prefirió ir a ese hospital y aunque ya llevaba 30 minutos aguardando sostuvo que la atención sí avanzaba.
La niña dejó de ir a la escuela. Su otra hija, de 14 años, está con medicamentos, pero yendo a clases presenciales.
Unos metros mas allá, el cuerpo, la garganta, la cabeza es lo que le dolía a Esperanza Delgado, de 59 años.