Lane (BCE) no va a poner fácil que los tipos sigan subiendo a partir de septiembre

El economista jefe del Banco Central Europeo (BCE), Philip Lane, está intentando frenar el entusiasmo de los halcones y el mercado por las subidas de los tipos. El banquero irlandés ha admitido (como hizo la presidenta del BCE, Christine Lagarde, hace dos semanas) que para septiembre la puerta está abierta para un alza de 50 puntos básicos, pero “la trayectoria de los tipos se frenará, si la economía se desacelera más de lo esperado”, recoge Bloomberg, de un discurso de ayer noche en Londres, en la cena anual de la Society of Professional Economists. No está definido el ritmo para el aumento del precio del dinero más allá de septiembre. “Dependerá de los datos”, ha recordado Lane.

 

La hoja de ruta que fijó el BCE fue de subir los tipos de interés en julio (25 puntos básicos) y comprometer un nuevo alza para dejar atrás los tipos negativos. Pero Lagarde admitió subidas mayores, si la inflación sigue presionando. Además, indicó que los tipos irían ascendiendo de “manera progresiva”. El mercado descuenta a un BCE pisando el acelerador de los tipos después de julio. Anticipa seis subidas en lo que queda de año para dejar las tasas por encima del 1%.

Lane, reconocido como paloma dentro del BCE, ha recordado la posición del BCE de flexibilidad, proporcionalidad, y dependencia de los datos, para las futuras toma de decisiones. El economista ha defendido las medidas antifragmentación, anunciadas la semana pasada. “Un incremento injustificado de las primas de riesgo supone un endurecimiento adicional de la política monetaria”, ha advertido. También ha subrayado que el PEPP, el programa de emergencia para comprar deuda, era una herramienta anti-fragmentación y su retirada ha generado cierta tensión en la deuda. “Necesitamos contrarrestarla con un mecanismo que proteja la transmisión de la política monetaria”, ha argumentado.

El BCE se ha preocupado de ir soltando a cuenta gotas detalles de las futuras medidas, por el miedo a que el mercado precipite la toma de decisiones. Ayer, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, fue presionada por los parlamentarios europeos para avanzar alguna novedad sobre el futuro escudo para mantener a raya los intereses de la deuda europea. Reconoció que era tentador establecer límites y un marco definido para las primas de riesgo, a la hora de activar una futura intervención del BCE. “Los trabajos están en curso y no me puedo pronunciar, pero la fragmentación se abordará en cada caso y de manera flexible, eficaz y proporcionar”.

Ayer también se pronunció el gobernador del Banco de Francia, Francois Villeroy de Galhau, sobre el diseño de la nueva herramientaEl banquero galo apuntó hacia la permanencia ilimitada de la medida. “Debería estar disponible tanto como sea necesario, para dejar muy claro nuestro compromiso sin límites para proteger el euro”, comentó en una entrevista con el periódico italiano Corriere della Sera. “Cuanto más creíble sea dicho instrumento, menos tendrá que usarse en la práctica”, añadió.

El gobernador del Banco de Italia, Ignazio Visco, deslizó la idea de mantener los diferenciales por debajo de 150 puntos básicos, para Villeroy “las condiciones de intervención deberían ser una combinación de reglas, y criterios, que activara un debate para tomar una decisión colectiva”. Y añadió que “debería haber cierta ambigüedad constructiva sobre la forma en que usamos un instrumento tan nuevo”. El BCE no quiere establecer límites para evitar ser retado por el mercado, como sucede con el Banco de Japón con el control de la curva.

“EL BCE debería ser más ágil que con otros programas al permitirse vender valores antes del vencimiento cuando considera que ha cesado la disfunción del mercado”, ha explicado como novedad. Tanto en el PEPP, como en los distintos programas del APP, el BCE mantenía los bonos en cartera hasta vencimiento.

Y confirmó que el nuevo programa funcionará vendiendo bonos de otros países más solventes que no tienen problemas para colocar su deuda en el mercado, y comprando bonos con problemas. Es decir, si la prima de riesgo de España, por ejemplo, empieza a alejarse del objetivo, el BCE intervendrá en el mercado secundario comprando bonos españoles y vendiendo alemanes (y otros países solventes).

El objetivo neutralizar el impacto de las compras de deuda soberana que tiene en los precios, al neutralizar el incremento de balance.

Fuente: Revista El Economista 

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