La tensión China-Taiwán amenaza con boicotear el plan de chips de la UE

Aunque parece que sea un asunto en cierta forma lejano, la pandemia puso entre la espada y la pared a la economía europea. Lo hizo en muchos sentidos, pero los cortes de la cadena de suministro y el bloqueo de los fletes del transporte marítimo no hizo sino acuciar la crisis de los microchips, que golpeó de lleno al sector del automóvil. Casi obligado a la parálisis. Y Bruselas ha tomado acción para evitar una coyuntura similar dando luz a la Ley de Chips.

La idea tras esta propuesta es que el bloque llegue a albergar un 20% de cuota de mercado mundial de semiconductores en 2030. Una cifra que supone una escalada significativa desde el 10% que concentraba en 2020. Pero su finalidad principal es dar respuesta a la industria europea en caso de crisis. Un intento evitar las escenas que se vieron durante el Covid.

Sin embargo, los tenaces esfuerzos de EEUU para que China no tenga acceso a microchips occidentales podría aupar la oferta en el mercado y poner contra las cuerdas el plan europeo para impulsar esta industria. Ya que si el principal productor de semiconductores avanzados, Taiwán, deja de comercializar su producción a Pekín, ésta tendrá que dirigirse a otros mercados con apetencia, como el del bloque.

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