La reacción de los mercados en el mercado de divisas ante el ataque arancelario de Donald Trump al mundo está siendo muy clara: el dólar estadounidense está sufriendo las consecuencias de una política que no gusta a los inversores, y se está depreciando en su cruce con las principales monedas del planeta. Frente al euro, el billete verde ya pierde más de un 10% desde los mínimos de enero. Más allá de las reacciones a corto plazo, la gran pregunta que se plantea ahora es cómo se va a desarrollar la gran batalla por la hegemonía de las principales monedas del planeta, y si el euro será capaz de capitalizar la debilidad que está sufriendo el dólar, y su atractivo mundial, en medio de la guerra arancelaria.

El dólar ha sido el rey en los últimos años, pero los acontecimientos se están precipitando en los últimos meses y hay contendientes, como China, con el apoyo de los BRICS, que quieren desbancar a la divisa más usada del planeta. El euro, por su parte, espera su turno, en una década en la que el dólar está perdiendo peso como divisa de reserva internacional, y la moneda europea ha conseguido mantenerse estable.

No hay duda de que el dólar ha sido, y sigue siendo, el rey de las divisas mundiales. Más de la mitad de las reservas de divisas internacionales que acumulan los bancos centrales del planeta son dólares, la moneda que más se utiliza para el comercio mundial, y en la que se denominan, por ejemplo, la mayor parte de contratos de futuros y de comercio de materias primas en todo el mundo.

El atractivo de la deuda del Tesoro estadounidense como activo libre de riesgo por excelencia en el mundo también apoya a la moneda norteamericana, igual que lo hace la influencia que tiene la primera economía del mundo en la diplomacia mundial. Sin embargo, en una época en la que se está poniendo en duda el papel de Estados Unidos como líder mundial, entre otras cosas, por la aparente intención del nuevo Gobierno de aislarse en ciertos frentes (“Estados Unidos no puede seguir siendo la policía del mundo”, ha destacado Trump en varias ocasiones), existe una posibilidad muy real de que el dólar continúe perdiendo peso en el mundo como la divisa más importante del planeta. El rechazo que se está apreciando en el bono norteamericano es una prueba de ello.

“Hay fracturas en la condición de refugio de los bonos estadounidenses, y esto refleja una pérdida de confianza de los inversores en la “excepción estadounidense”, señala Diego Barnuevo, analista de Ebury

Diego Barnuevo, analista de mercados de Ebury, señala cómo “las erráticas decisiones tomadas por la administración Trump en materia comercial, han provocado un shock en los mercados de todo el mundo y una desbandada de inversores en los mercados financieros estadounidenses”. A su juicio, “lo que resulta más interesante de esta huida de capital, ha sido la venta simultánea de activos de renta variable, bonos soberanos y el propio dólar. Hemos visto, por tanto, fracturas en la condición de refugio seguro de los bonos soberanos estadounidenses, cuyo valor tradicionalmente ascendía en tiempos de incertidumbre. Lo que refleja este fenómeno, es una posible pérdida de confianza por parte de los inversores en la excepción estadounidense y su liderazgo en términos de resiliencia económica, libre comercio y fortaleza institucional”, señala Barnuevo.

El dólar pierde peso y el euro aguanta en segundo puesto

El proceso de debilitamiento del dólar como divisa de reserva mundial ya se está produciendo: en la última década, el peso del dólar como divisa de reserva internacional ha caído 7,2 puntos porcentuales. Si a principios de 2016 el billete verde era el 65,4% de las divisas internacionales que guardaban los bancos centrales de todo el mundo como reserva, ese porcentaje ha caído hasta el 57,8%, según los datos que publica el Fondo Monetario Internacional.

En el mismo periodo, el euro se ha mantenido estable en este sentido: a principios de 2016 el euro suponía el 19,55% en las reservas mundiales de divisas extranjeras, un porcentaje que, a cierre de 2024, se mantiene en el 19,83%.

El descenso del dólar se ha producido, en buena parte, como resultado de la incorporación del yuan chino a la cesta de divisas con Derechos Especiales de Giro del Fondo Monetario Internacionalun hito, que se produjo en 2016, que llevó al yuan a colocarse como una nueva divisa atractiva para ser guardada como reserva por parte de los bancos centrales internacionales. En 2016, cuando el yuan entró en esta cesta, la divisa china apenas suponía un 1% de las reservas mundiales de divisas internacionales, un porcentaje que ha ido aumentando con el paso de los años: en 2022 llegó a ser el 2,78% del total, y al cierre de 2024 ha descendido hasta el 2,18%, un retroceso a medio plazo pero que, en el balance de la última década, sigue dejando al yuan en una posición más alta.

La cruda realidad para el dólar, es que es la única moneda, de las principales que se usan como reserva internacional, que está perdiendo peso en la última década. El euro y el franco suizo se mantienen estables, pero el resto, tanto la libra esterlina (a pesar del Brexit), como otras monedas más exóticas, como el dólar australiano o el canadiense, han aumentado su peso en este periodo. El apartado que recoge el FMI como “otras divisas”, también ha crecido en 10 años, pasando del 2,5% al 4,5% en este periodo.

¿Comerá terreno el euro al dólar?

Ahora, la gran pregunta en Europa es si el euro será la divisa que terminará beneficiándose más de la pérdida de peso que está sufriendo el dólar en la última década, una tendencia que podría ir a más en los próximos años si Estados Unidos sigue llevando a cabo una política exterior inestable. Lo que ocurra en el frente comercial en los próximos meses será clave para la revisión del peso de la cesta de Derechos Especiales de Giro del FMI, el año que viene, ya que el peso de una divisa en el comercio mundial es una de las variables que mide el organismo, pero, por otro lado, el aguante de la divisa europea como reserva internacional para los bancos centrales, frente a un dólar que se deteriora, es un punto a favor del euro.

Barnuevo explica cómo la divisa europea puede ganar peso a futuro si la administración Trump continúa llevando a cabo una política comercial y exterior, como mínimo, errática: “Ante un dólar más volátil, sujeto a virajes políticos bruscos de la Casa Blanca, los bancos centrales del resto del mundo podrían continuar reduciendo sus reservas en esa divisa, y diversificar con alternativas más estables y de una liquidez similar, como el euro”, destaca. “En este sentido, la principal ventaja competitiva del euro frente a algunos de sus pares no es tanto las perspectivas de su crecimiento económico, sino una calidad institucional de la UE y el tamaño de su mercado de capitales”, explica el analista de Ebury.

Ahora, con el cruce del euro/dólar en el entorno de los 1,14 dólares, y a pesar del fuerte rebote que ha experimentado la divisa europea en los últimos cuatro meses, el consenso de analistas que recoge Bloomberg cree que el euro todavía tiene recorrido alcista: si los futuros sobre la divisa apuntan a que se alcanzarán los 1,19 dólares en 2027, los analistas son algo menos optimistas, con previsiones de que alcance, y se mantenga estable durante unos años, los 1,15 dólares en los próximos meses.

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