La inflación se frena en la Eurozona y roza ya los niveles previos a la guerra de Ucrania

La inflación echa el freno en la zona euro y se modera con intensidad en el mes de mayo. El IPC armonizado general de la eurozona se ha situado en el 6,1% interanual, mientras que la mensual se ha estancado en el 0%. Esto supone una caída de nueve décimas respecto al 7% de IPCA que se publicó en abril. Con los precios ya rondando el 6% interanual, la inflación se acerca poco a poco a los niveles que presentaba antes de la guerra de Ucrania. En febrero de 2022, el IPCA fue del 5,9%.

 

La caída de la inflación en Alemania, España o Francia hacían presagiar que los precios en el conjunto del euro se iban a moderar de forma notable también. Alemania, la economía que tiene una mayor ponderación en el IPCA euro, presentó una inflación armonizada del 6,3%, por debajo del 7,6% de abril. “Existe un efecto base, ya que el IPC fue elevado en mayo de 2022 tras dispararse los precios de la energía por el inicio del ataque ruso a Ucrania”, ha explicado Destatis.

Durante el mes de mayo, se observó una disminución del 1,7% en los precios de la energía en comparación con el mismo periodo del año anterior, después del aumento del 2,4% el mes anterior. Mientras tanto, el coste de los alimentos redujo su incremento al 9,6% desde el 10% registrado en abril.

En cuanto a los servicios, experimentaron un aumento interanual del 5% en mayo, lo cual representa una disminución de dos décimas en comparación con abril. Por otro lado, los bienes industriales no energéticos se encarecieron en un 5,8%, lo cual supone una disminución de cuatro décimas en comparación con el mes anterior.

El caso de España fue aún más notable, puesto que rompió a la baja la barrera del 3% (el IPCA fue del 2,9%, mientras que el IPC doméstico del 3,2%). Los combustibles y la menor subida de los alimentos han permitido que los precios en España vuelvan a situarse en cotas ‘razonables’, aunque aún queda mucho trabajo por hacer, tanto para el Banco Central Europeo como para los gobiernos.

Volviendo a los precios a nivel de la Eurozona, si se excluye el impacto de la energía en el cálculo, la tasa interanual de inflación en mayo se situó en el 7%, en contraste con el 7,4% registrado en abril. Además, al eliminar también el impacto de los precios de los alimentos, el alcohol y el tabaco, la tasa subyacente de inflación disminuyó al 5,3% desde el 5,6% del mes anterior, mostrando así dos meses consecutivos de moderación.

El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, ha señalado que la actual senda de subidas de los tipos de interés, que comenzó en julio de 2022 y ha incrementado en 375 puntos básicos (pb) el precio del dinero tras siete alzas consecutivas, se aproxima a la “recta final”, en la que un aumento de 25 puntos básicos, como en la última reunión del Consejo de Gobierno, es la “nueva norma”. El BCE está llegando al final de la carrera de la subida de tipos, pero esto no quiere decir que el trabajo haya terminado.

Todavía es muy pronto para declarar que el BCE ha vencido a la inflación. Los precios siguen en niveles que superan el objetivo del Banco Central Europeo (BCE), establecido en el 2% tanto en España como en la zona euro. Lo cierto es que ahora debería entrar en juego el impacto de la política monetaria. La política monetaria impacta con cierto retraso en la economía real (entre 6 meses y un año), por lo que debería ser ahora cuando estas subidas de tipos tendrían que comenzar a ayudar a frenar la inflación.

Aun así, esto no está del todo claro, puesto que las políticas fiscales de muchas economías, entre ellas España, siguen siendo netamente expansivas -el gasto público y los déficits siguen estimulando la demanda interna-, lo que reduce el impacto de la política monetaria, al menos en el corto plazo. El BCE ha pedido en varias ocasiones a los gobiernos de la zona euro que modifiquen su política fiscal sin demasiado éxito.

A todo lo anterior hay que sumarle la fortaleza del mercado laboral, que está resistiendo muy bien la incertidumbre global y el impacto de las subidas de tipos. La creación de empleo se mantiene, mientras que la tasa de paro presentan una tendencia a la baja, lo que está permitiendo que la renta de los hogares aguante mejor de lo esperado el envite de la inflación. Aunque las familias españolas son las que han perdido mayor poder adquisitivo prácticamente en toda la OCDE, la confianza que da la buena salud del mercado laboral mantiene el consumo.

Fuente: Revista El Economista

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