Francia y lujo van de la mano. La mayoría de compañías que están en el Cac 40 pertenecen al sector del lujo, un área que supone el 15% de la economía gala y que ahora se está viendo que puede ser el próximo objetivo en esta guerra comercial que hay entre Pekín y Bruselas por los aranceles a los coches eléctricos procedentes del gigante asiático.

La respuesta de Pekín a esto es un arancel al brandy europeo, que hoy entra en vigor, y que supone un duro golpe para los galos. El 95% de las exportaciones de brandy del Viejo Continente hacia China provienen del otro lado de los Pirineos el año pasado y supusieron 1.700 millones de dólares en 2023. En cuanto a los bienes de lujo europeos, China importó 11.000 millones de euros.

Es cierto que a España también le toca esta medida, pero no le afecta tanto como los aranceles al cerdo, ya que nuestro país se sitúa entre el segundo y tercer exportador de porcino hacia China. Por el momento, la administración de Xi Jinping ha descartado la idea porcina y se ha ido a por Francia, ya que votaron a favor de los aranceles a los vehículos eléctricos, mientras que España se abstuvo.

En el tema del brandy, a Bodegas como Osborne o Miguel Torres (productoras de este licor) se les aplicarían una tasa de entrada de producto en el país del 34,8%. En el caso de las firmas francesas, el brandy de Martell tendría un arancel de entrada del 30,6%, Rémy Martin de un 38,1% y Hennessy del 39%. Esto supuso un duro golpe para las empresas cuya cotización empezó a caer en el parqué francés desde el anuncio y los precios del brandy cayeron entre un 2% y un 6% el martes después de que Pekín dijera que impondría “medidas antidumping”.

Según los datos de Bank of America, el sector del lujo en Francia crece a una media del 9% desde hace dos décadas y el 40% de ese crecimiento es gracias a los consumidores de alto poder adquisitivo procedentes del gigante asiático.

El presidente del sindicato de productores de Cognac, Anthony Brun, aseguró en la televisión pública gala TV5 Monde que estos aranceles iban a traer “consecuencias desastrosas”, pero no sólo para quien comercializa con el producto, sino que “generará un efecto dominó hacia el resto de la industria y a las familias que viven de ella”, aseveró

El caso es que la industria del lujo de Francia va desde la marroquinería (bolsos y calzado), la cosmética y la alta costura. Hermès, Hering, L’Oréal, Chanel, etc., los grandes buques insignia del lujo están muy expuestos a nuevas medidas proteccionistas por parte de China. Hay que tener en cuenta que en muchas de estas firmas el mercado del gigante asiático supone un 30% de su facturación.

En 2022 las exportaciones de lujo de Francia a China crecieron un 0,2% hasta los 6.300 millones de euros y se duplicaron en comparación con el año 2019. Además, según el último Informe del lujo de China de Bain&Company, el mercado del lujo en China experimentó un incremento del 12% en 2023 y se espera que este año crezca a un ritmo del 1,5%.

Está claro que la débil demanda interna del gigante asiático está afectando a la recuperación del sector y que estas cifras, señala el informe, se deben a que partían de unos niveles muy bajos de consumo debido al largo cierre que sufrió el país durante la pandemia de Covid-19.

“Persisten las incertidumbres sobre la velocidad a la que se recuperará la confianza de los consumidores y cómo evolucionarán las compras de lujo en el extranjero”, afirmó Bruno Lannes, socio sénior de Bain & Company en Shanghái.

Se espera que el tamaño del mercado de lujo chino, incluso considerando su reciente desaceleración, represente el 35% del total mundial este año, según Jelena Sokolova, analista senior de acciones de Morningstar.

En este sentido, el director general de consultoría de China en Digital Luxury Group, dijo en declaraciones recogidas por Reuters que apuntar a los bienes de lujo en China “iría en contra de las políticas conscientemente favorables para las empresas de lujo”. A lo que el experto se refiere es que Pekín está deseando que las grandes fortunas chinas compren en su territorio y no derrochen el dinero en los mercados extranjeros.

“Si hubiera un nuevo entorno fiscal que obligara a las marcas de lujo a aumentar sus precios en China, crearía más incentivos para que los consumidores chinos realizaran sus gastos de lujo fuera de China, que es lo opuesto a lo que quiere el gobierno”, aseguró.

El tipo de industria que es la del lujo, basada en la exclusividad, hace muy difícil que China pueda justificar los aranceles como medida “antidumping”. El clásico bolso 2.55 de Chanel cuesta cerca de 2.000 euros, sería imposible acusar a la firma de competencia desleal frente a un bolso chino.

Fuente: Revista El Economista

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