La pandemia, los ataque en el Mar Rojo… y ahora una huelga portuaria en EEUU. Las turbulencias volverán a la cadena de suministro en las próxima semanas si la negociación salarial entre la Asociación Internacional de Estibadores (ILA), que congrega a cerca de 45.0000 trabajadores portuarios en el país, y la Alianza Marítima de no llegan a buen puerto, ya que el fracaso del diálogo derivará en un paro laboral que interrumpirá las principales vías de comercio marítimo.

El gigante del transporte no es optimista con el futuro de las negociaciones, cuya fecha límite es el 1 de octubre. La conversación lleva estancada meses y no parece que vaya a llegar el entendimiento en materia salarial. En previsión de ese escenario, la empresa ya ha impuesto un recargo a toda la carga que se traslade hacia y desde las terminales de la costa este de EEUU y la costa del Golfo para cubrir los mayores costos derivados de “posibles interrupciones”.

El paro afectaría a las vías de acceso por donde transita más de la mitad de todas las mercancías transportadas en contenedores hacia y desde EEUU. En estimaciones de la propia Maersk, una huelga de una semana podría causar interrupciones por un periodo de entre cuatro y seis semanas y un informe de desde UBS -con datos de Linerlytica- apunta a que dos semanas de paro general podría elevar las tarifas y reduciría el 3,4% de la capacidad de traslado de mercancías.

En ese mismo informe se estima cuánto se tardaría en deshacer la congestión que generaría cada día de paro: se necesitarían seis días para despejar la acumulación generada por cada día de huelga.

En un comunicado publicado recogido por Bloomberg, Peter Sand, analista jefe de transporte marítimo de Xeneta, asegura que “las consecuencias serán graves”. De hecho, ya hay barcos que están transportando “miles de millones de dólares de carga” en el mar rumbo a EEUU que no pueden regresar ni desviarse para evitar el paro, que podría empezar en una semana.

Las acciones de AP Moller-Maersk han llegado a subir hasta un 4,9% este martes, ampliando las ganancias recientes impulsadas por las expectativas de que la negociación fracase; en las últimas dos semanas los títulos se han revalorizado casi un 20%.

Los ‘malos años 20’ para el transporte marítimo de mercancías

Será el último trastorno que padecerá el comercio mundial, que ha pasado por varias turbulencias en los últimos años y ha visto aumentar los costes de los fletes en varias ocasiones.

Con la pandemia, la crisis de suministros entró dentro del bucle de problemas que colapsaron el transporte, aumentaron el precio de las materias primas y de la energía y agudizaron la falta de componentes esenciales como microchips, la primera “tormenta perfecta” para la la industria que, además, disparó los costes de producción y perturbó el mercado.

La guerra de Rusia iniciada en Ucrania a finales de febrero de 2022 agudizó todos los síntomas y los ataques de los hutíes de Yemen al tráfico marítimo del Mar Rojo iniciados a finales de 2023 -una de las rutas más importantes a nivel global- pusieron la guinda al pastel llegando a reducir a la mitad la capacidad sin que haya podido volver aún a la normalidad.

Fuente: Revista El Economista 

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