La gran desinflación que se avecina será desigual y abrirá una enorme brecha entre EEUU y Europa, según JP Morgan

¿Ha llegado la hora de la desinflación? La extraordinaria subida de los precios ha abrasado a las economías de medio mundo durante parte de 2021 y 2022. En este periodo hubo momentos de gran tensión e incertidumbre, puesto que, pese a las optimistas previsiones de la banca central, la inflación no paraba de subir en términos mensuales y anuales, impulsada por los diferentes shocks en la energía, los problemas en la cadena de suministro, la escasez de algunos inputs o la falta de mano de obra (coste laborales). Ahora, la situación podría estar cambiando. Aunque aún estamos muy lejos de cantar victoria, todo hace indicar que la marea inflacionista podría haber comenzado a bajar.

Más allá de los esperanzadores datos de inflación en EEUU y Canadá, varios indicadores adelantados revelan (precios importados, precios al productor, petróleo…) que la economía global iniciará una nueva etapa que podría ser conocida como la gran desinflación. No obstante, habrá grandes diferencias geográficas dentro de ese nuevo entorno, con economías mucho mejor posicionadas que otras para ‘disfrutar’ del enfriamiento de los precios.

Esto no quiere decir que la inflación vaya a desaparecer. La desinflación solo supone que los precios aumentarán a un ritmo más comedido del que se ha visto en los últimos meses. Es probable que el IPC todavía tarde aún meses o años en volver a la zona del 2% que tienen como objetivo los bancos centrales de los países desarrollados. Sin embargo, las tasas de inflación del 9 y el 10% que se han visto en los últimos meses podrían ser pronto cosa del pasado (los gestores creen también que la inflación va a comenzar a bajar).

Al igual que EEUU fue el primer país en vivir el shock inflación, también podría ser el primero en mostrar los signos más claros de esta nueva etapa de desinflación. La desinflación es un término poco utilizado, pero del que se ha hablado en más ocasiones. La Fed de Richmond dedicó hace tiempo un artículo a explicar su funcionamiento  los diferentes tipos de desinflación.

The Great Disinflation?

Troy Ludtka, economista de Natixis, ya advertía hace unas semanas de este escenario. Este experto publicó un informe con quince páginas plagadas de gráficos y titulado ‘The Great Disinflation?‘. Entre los gráficos se podía apreciar el fuerte aumento que han sufrido en los últimos meses los inventarios, el descenso de la renta disponible real de los hogares (pérdida de poder adquisitivo de los consumidores), la caída en los fletes y el petróleo entre otros. Todos estos indicadores son coherentes con una reducción importante de la presión inflacionaria a nivel global.

Pocos días después, los economistas de JP Morgan han publicado un informe profundizando en este movimiento. Estos expertos señalan que la inflación mundial ha crecido a un ritmo anual del 9,7% en la primera mitad del año, esto ha sido relevante por su amplitud en todas las regiones y en todos componentes. Pero ahora la marea podría estar retrocediendo: “Los informes de inflación de julio confirman que la fiebre inflacionaria va a terminar. El mes pasado se produjo un aumento del IPC mundial del 0,3% intermensual, gracias al debilitamiento de las presiones sobre los precios de las materias primas y los bienes básicos, algo que es probable que persista”.

Esperamos que este cambio a la baja haga caer la inflación global en el segundo semestre de 2022 por debajo del 5%. Aunque es cierto que esto supone una rebaja del ritmo de crecimiento de los precios de la mitad, el IPC aún sigue creciendo a más del doble de rápido que antes de la pandemia.

Un impacto desigual

Esta desinflación llegará de manera desigual y generar una respuesta de política monetaria divergente, según JP Morgan. “Pronosticamos que el mayor impulso desinflacionario se producirá en EEUU, donde el IPC caerá al 3% en el último semestre, gracias al mayor impacto producto del retroceso de las materias primas y la disminución de las restricciones en la cadena suministro mundial, que se magnificarán por la fortaleza del dólar y la caída de los precios mayoristas de la gasolina”.

Por otro lado, las economías emergentes también deberían disfrutar de una desinflación importante, en parte debido a una moderación sustancial en la inflación de los precios de los alimentos. Aunque todas las regiones deberían contribuir a este descenso, “anticipamos que el CE-4 (República Checa, Hungría, Polonia y Rumania) finalizarán el año en la parte superior de la tabla de clasificación de inflación mundial con unos IPC medios superiores al 13% en el segundo semestre”, auguran los analistas de JP Morgan. Dos fuerzas clave que mantienen más alta la inflación CE-4 (el aumento de los precios del gas natural y la depreciación del euro) también deberían limitar cualquier moderación en Europa occidental, donde JP Morgan espera que el IPC promedie un 7,7% anual.

Los expertos de JP Morgan creen que la desaceleración de la inflación se basará en dos factores recientes. Primero, el rápido aumento de las materias primas energéticas, que fueron impulsoras clave de este fenómeno, ha comenzado a revertirse. Los precios del petróleo crudo han bajado un 20% desde su pico y los precios de los alimentos de la FAO han bajado un 11% durante junio y julio. “Nuestros modelos apuntan a una fuerte desaceleración en la inflación mundial de alimentos a un 6% anual en cuarto trimestre de 2022 de subir un 14,5% en el último trimestre”. Por otro lado, estos expertos esperan que el IPC de energía se estabilice en los próximos trimestres.

La zona euro sufrirá una inflación alta por más tiempo

“En segundo lugar, la demanda de bienes globales ha disminuido en los últimos meses. Además de moderar la potencia de precios para los productos terminados, las limitaciones globales de la cadena de suministro han disminuido. Con los tiempos de entrega reduciéndose y los costes de envío disminuyendo, es probable que la inflación de los bienes duraderos se reduzca a la mitad del ritmo actual”, sostienen el informe de JP Morgan.

EEUU pasará de al final del ranking de la inflación. Tras haber sido el epicentro de este fenómeno que ha tomado forma en 2021, “ahora está listo para ver la desinflación más rápida entre las principales economías”. La caída de los precios del petróleo crudo debería tener un impacto particularmente grande en el IPC americano.

Por otro lado, el dólar estadounidense ha subido aproximadamente un 10% en términos ponderados con el resto de grandes parejas comerciales, un hecho que ya parece estar cambiando el rumbo de los precios de importación. Finalmente, la inflación en EEUU ha estado impulsada por un fuerte aumento en los precios de los coches en los últimos 18 meses. Ahora, el precio de los vehículos parece haberse congelado.

Europa seguirá sufriendo

Por otro lado, la inflación de Europa se mantendrá relativamente alta, muy cerca del 8%. “Si bien esperamos que la inflación estadounidense caiga bruscamente, Europa se enfrenta a una presión continua por los aumentos de los precios del gas natural. Mientras que los productos de petróleo crudo y refinado (gasolina estadounidense) y los precios agrícolas de productos agrícolas han bajado del 15% -20% desde sus niveles de junio, los precios europeos del gas natural (TTF) han aumentado un 143% durante el mismo período”, explican los autores del informe de JP Morgan.

Parte de los aumentos de precios de gas natural aún tienen que trasladarse a los precios de los servicios minoristas, además la reducción del suministro de gas natural ruso persistirá durante un tiempo notable. Por todo ello, “la inflación europea permanecerá elevada durante algún tiempo muy elevada. De hecho, al mismo tiempo que prevemos que el IPC energético en EEUU caiga aproximadamente un 25% interanual en los próximos tres meses hasta septiembre, esperamos que el IPC energético de la zona del euro aumente aproximadamente un 15%”, sentencian los analistas del banco americano.

Fuente: Revista El Economista

Compartir esta noticia

Facebook
Twitter
Scroll al inicio