iPod, el dispositivo de Steve Jobs que cavó su propia tumba

Apple no inventó los formatos de música digitales, ni siquiera se les puede atribuir hacerlo “portátil” porque esa misión ya la habían conseguido otras compañías dedicadas a la fabricación de Discmans que habían adherido la capacidad de leer discos con MP3 a sus reproductores, canciones descargadas algunas de ellas ilegalmente de programas como Napster o Ares.

Lo que sí hizo fue crear un aparato que podía transportar mil canciones en el bolsillo, en un dispositivo que sorprendió al mundo el 23 de octubre de 2001 y revolucionó la industria musical, pero que además reposicionó a Apple dándola a conocer a una nueva generación.

Un iPod para todos los mercados

Durante más de dos décadas, Apple comercializó en promedio 20 millones de unidades cada 12 meses para un total de más de 400 millones en el periodo de vida del iPod. ¿Cómo logró estas cifras?

Una de las cosas por las que son identificados los productos de la compañía de la manzana es por el estatus que ofrecen. La gente los desea y están dispuestas a pagar el precio con el objetivo de pertenecer al mundo Apple, y iPod era parte de esto.

El primer iPod tuvo un costo de 399 dólares y solo tenía una capacidad de 5 gigabytes, aunque había una opción de 10 gigas. El precio no era barato, de hecho, era caro frente a otros dispositivos capaces de reproducir archivos MP3, pero la portabilidad y el diseño lo hacían deseable. Mientras las tres primeras generaciones fueron un éxito, la cuarta y la quinta fueron las que cambiaron el mercado.

Los modelos lanzados en 2004 y 2005 introdujeron importantes modificaciones: pantalla a color, capacidad de reproducir fotos y video, además de una capacidad de hasta 80 GB, un salto impresionante si se compara con lo visto cuatro años antes.

A partir de ahí, Apple empezó un modelo de diversificación para acercar el iPod a la mayor cantidad de público posible y se lanzaron versiones como la Mini, Nano, Shuffle y Touch, cada una con precio diferente partiendo desde los 50 dólares. No eran baratos, claro, pero la opción de tener un producto de Jobs era más cercana, algo que la competencia nunca pudo revertir a pesar de los esfuerzos como Microsoft o SanDisk de lanzar sus reproductores a un menor costo.

El movimiento no solo le permitía a la compañía de Steve Jobs colocarse como el referente del reproductor portátil por excelencia, sino además, acercaba a un nuevo público a Apple, a una generación que desconocía de los fracasos previos como la consola de videojuegos Pippin o la tableta Newton, deseosos de conocer más de sus productos y hacerse con ellos, porque para estos jóvenes la firma representaba innovación, era dejar atrás los discos compactos para darles la capacidad de llevar cientos de discos en un pequeño dispositivo.

Compatibilidad, un arma secreta

Apple se había distinguido durante un tiempo importante de su historia en la exclusividad de su hardware. La firma deseaba controlar todo pero iPod cambió esto. Su sincronización con computadoras con Windows a través del software iTunes resultó uno de sus mejores argumentos.

Con un simple programa la gente podía convertir sus discos compactos en archivos digitales y traspasarlos a su iPod.

iTunes se convirtió también en la punta de lanza de la música digital y en el complemento ideal para el iPod. Desde ahí la gente podía comprar canciones de forma individual o discos completos. En Estados Unidos la oferta iba de los 99 centavos de dólar por canción hasta los 10 dólares por el álbum.

Fue en ese instante cuando Apple exprimió el potencial surgido de iTunes y para muestra las estadísticas. Según datos de la Asociación de la Industria Discográfica de América para 2012 el 75 por ciento de las transacciones de la música por parte de los compradores era vía digital en el país de las barras y las estrellas, un movimiento que fue expandiéndose a otras latitudes del mundo.

La obligación de comprar un disco completo para solo disfrutar una canción se terminaba. La primera década de este tipo de formato de venta entre 2003 y 2013 revelaba que la gente prefería hacer esto con una caída en Estados Unidos de los 11 mil 800 millones de dólares a los 7 mil 100 millones 10 años después, en un momento en que la gente escuchaba más música, pero solo prefería pagar por lo que deseaban.

La firma de alianzas con artistas como U2, Rolling Stones, Black Eyed Peas entre otros puso a Apple en una posición importante en una industria que no figuraba, pero también le creó demandas al considerarle en una posición dominante que obligaba a los artistas a aceptar sus condiciones o quedar fuera.

La tienda virtual no solo fue un éxito en Estados Unidos, también en países latinoamericanos donde las tarjetas de prepago se encontraban en las tiendas, esto mientras las compañías especializadas en ventas de discos comenzaban a cerrar sus puertas.

El mismo éxito de iTunes y del iPod se convirtió en su propia tumba. La evolución de las compras digitales se transformó en los servicios de streaming con la llegada de los servicios 4G. Comprar la música ya no era necesario, simplemente pagar una suscripción a un servicio de música para acceder a millones de canciones desde el teléfono celular sin perder espacio de almacenamiento. La necesidad de un reproductor de archivos digitales resulta obsoleta hoy, salvo para un segmento que ha dado el salto a la alta resolución, un grupo tan especializado que no se compara con las ventas millonarios que logró la creación de Apple.

iPod marcó una generación y un cambio en la historia de la industria de la música, tal como lo hicieron en su momento el Walkman y el Discman. Quienes dudaron de su potencial hace dos décadas y se rieron de la posibilidad de que mataría a los discos compactos hoy deben estar lamentándose.

Fuente: Excélsior

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