Guillermo Arosemena: La responsabilidad histórica del presidente

Guillermo Lasso Mendoza tiene responsabilidad histórica, de él dependerá que el próximo gobierno no esté en manos de algún dirigente de la revolución ciudadana o de los indígenas herederos del socialismo incaico. Ecuador está lleno de tragedias, entre ellas, empresarios que han sido exitosos pero tienen mal desempeño en el sector público, salvo excepciones de rigor.

La ciencia de administración es una, no es que las funciones de planificar, organizar, controlar y otras, en el sector público sean diferentes a las del sector privado. ¡Son las mismas! Si el proyecto es construir escuelas o colegios hay que planificar todas las actividades y cada paso, e ir evaluando su progreso.

Hace 30 años Toyota inventó un sistema revolucionario de optimización de los recursos de la empresa; en pocos años se utilizó en comercio, hotelería, incluso en hospitales. Fui miembro de la Junta de Beneficencia, me asignaron el hospital Luis Vernaza y me propuse implementarlo, tarea titánica; había 1.500 empleados: médicos, enfermeras, tecnólogos y otros. En dos meses comenzaron a verse resultados, siendo uno el uso correcto de los costos en servicios. En Laboratorio Clínico no se optimizaba el uso del reactivo, que es un insumo muy costoso; se logró controlar el costo cuando se implementó el sistema Toyota. Los tecnólogos no llevaban ningún control; cuando el líquido del envase se agotaba, el tecnólogo lo llevaba a la bodega para reemplazarlo. Se anotó el consumo de cada examen del laboratorio. Se logró lo esperado.

Cuando un costoso radar para detectar avionetas de narcos trabajó apenas 13 días y pasaron los meses sin tomar ninguna acción, es evidencia de mala administración. Cuando hay elevada rotación de personas de cargos importantes, es señal de mala administración. Cuando se afirma algo y luego se da marcha atrás, es señal de mala administración.

Por el bien de los ecuatorianos de hoy y del futuro, el presidente debe evitar que el próximo gobierno pase a manos de personas que robaron descaradamente, ciudadanos sin moral, que afirman trabajar para los pobres cuando trabajan para propio beneficio.

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