Francia e Italia se preparan para incumplir las nuevas reglas fiscales

La reforma de las reglas fiscales de la UE afronta esta semana una fecha determinante. Una semana en la que se decidirá si se aprueban de forma definitiva antes de que termine esta legislatura europea, algo que tiene todos los visos de suceder. Pese a haberse terminado los años de barra libre de gasto y haber entrado en un periodo de fiscalidad restrictiva, Italia y Francia se preparan incumplir esta nueva gobernanza económica europea al dibujar su déficit una trayectoria al alza cuando Bruselas pide que sea descendiente

Hace unos días Francia daba un vuelco a sus cuentas. Si a finales de marzo, el Ejecutivo galo estimaba que cerrará el 2024 con un déficit del 4,4% sobre el PIB, sustancialmente por debajo del 5,5% con el que cerró el 2023, el ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, revisaba esta cifra al alza. París terminará el año con un déficit del 5,1%, según las nuevas cuentas.

Por lo pronto, tratará de recortar unos 10.000 millones de euros de gasto público para reducir el déficit en un intento por responder a las presiones del mercado y no ver repercutida su calificación crediticia. Se suma a ello otro recorte de 10.000 millones de euros anunciado ya a principios de este año. La perspectiva es que en 2025 el déficit galo se contraiga al 4,1% sobre el PIB y al 2,9% en 2026.

No es que París haya cumplido siempre con los umbrales que fijan las reglas fiscales de la UE: que el déficit no debe superar niveles del 3% sobre el PIB y la deuda del 60% sobre el PIB. Pero justo este año se vuelven a aplicar las normas de la gobernanza económica que fueron suspendidas por la pandemia. Es decir, si durante el COVID dejaron de aplicarse las normas de déficit y deuda para poder dar manga ancha al gasto y superar el golpe económico, el 2024 se articulaba como el año en que se volvería a la restricción fiscal. Un ejercicio en el que Bruselas ya avisó que analizará las cuentas de los Estados miembro de cerca.

Y no es solo que Francia no mantenga el déficit en esa senda descendiente que pedía la Comisión Europea sino que lo ha elevado. Pero no es el único. Otra de las grandes economías del euro, Italia, seguirá una deriva similar. Roma prevé cerrar el 2024 con un nivel de déficit del 4,3% sobre el PIB, aunque el paquete de incentivos dispuesto para contener los altos precios de la energía pone en riesgo el cumplimiento de las cuentas del Ejecutivo de Giogia Meloni y podría empujarlas al alza.

Medidas correctivas

De hecho, el ministro de Economía y Finanzas italiano, Giancarlo Giorgetti, ya ha reconocido que lo más probable es que Bruselas abra a Roma un procedimiento por déficit excesivo. “Está garantizado que la Comisión Europea recomendará al Consejo de la UE que abra un procedimiento por déficit excesivo contra nosotros, así como contra varios otros países”, dijo Giorgetti en una comparecencia parlamentaria. “Nosotros, Francia y otros 10 más”, entre los que podría encontrarse España, que cerró el 2023 con un déficit del 3,6% sobre el PIB. No obstante, la intención del Gobierno de rebajarlo al 3% en 2024.

El procedimiento por déficit excesivo obligaría a los países a recortar su déficit estructural en un mínimo del 0,5% del PIB al año. El plan presupuestario de Roma, anunciado el pasado mes de septiembre y que se revisará en abril, ya cumple los requisitos de la UE de recortar el desfase fiscal con el paso del tiempo. No será hasta junio que Bruselas realice esta evaluación.

En marzo, el Banco de España puso en duda que España vaya a cumplir con las reglas fiscales por el aumento del gasto público del 4%, superior al 2,6% que pedía Bruselas el pasado año. Las nuevas reglas fiscales tienen en cuenta el desvío del gasto primario neto a la hora de aplicar medidas correctivas a los países.

Calificación crediticia de la UE

Preguntado por la situación de las otras dos grandes economías del euro y sus posibles repercusiones en la calificación crediticia de la UE, el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, indicó hace unos días que las cifras que arrojan algunos Estados miembro “respaldan la necesidad de unas reglas fiscales” para rebajar los niveles de déficit y de deuda “a medio plazo” y “defender unas finanzas públicas sostenibles”. En un paso más, el alemán aseguró que conoce a sus colegas y que confía en su palabra “de trabajar por unas finanzas públicas sostenibles”. Sin embargo, sí que ha matizado que “los últimos acontecimientos muestran que no podemos dar por sentado” que los países registren “menores déficits”.

Semana clave para la nueva gobernanza económica

El de las reglas fiscales era uno de los expedientes legislativos más importantes que se negociaron bajo la presidencia española del Consejo de la UE, en el segundo semestre de 2023. No faltó esfuerzo para cerrar un acuerdo a nivel de los Veintisiete países antes de terminar el año, pero el voto en el pleno del Parlamento Europeo de este semana será definitorio para sacar adelante una nueva gobernanza económica antes de las elecciones europeas.

“Se requiere una senda gradual para reducir los latos niveles de déficit y de deuda”, señaló ante el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, hace dos semanas en Luxemburgo, preguntado por las últimas cifras de París y Roma. El comisario italiano se mostró confiado de que la Eurocámara sacará adelante las reglas fiscales, que se articularán como base para tener planes de reducción de deuda a medio plazo.

De superar el nuevo Pacto de Estabilidad y Crecimiento el último trámite para su aprobación, los países tendrán que presentar ya en septiembre sus planes estructurales a cuatro años, ampliables a siete, para que sean sometidos a evaluación por Bruselas. Esto si las reglas fiscales salen adelante, en caso de que el último pleno de Estrasburgo no las ratifique, los Estados miembro deberán delinear sus programas de estabilidad que, normalmente, se presentan en abril ante la Comisión Europea.

Todo apunta a que el pleno del Parlamento Europeo respaldará la revisión de la gobernanza económica y, por tanto, dará el último paso para su aprobación definitiva antes de las elecciones de la UE. Ya en mayo del año pasado, Bruseas llamó a adoptar una posición fiscal restrictiva, teniendo en consideración que en 2024 volverían a aplicarse las reglas fiscales. Al final, este año se articulará como año de transición y no será hasta 2025 cuando se prevé que entren definitivamente en vigor las normas. La reforma incluye planes individualizados para cada país a cuatro años, que serán extensibles a siete años en caso de que se comprometan reformas e inversiones que lo justifiquen.

Fuente: Revista El Economista

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