FÓRMULA 1: Checo Pérez dio clase, aguantó a Max Verstappen y ganó en Azerbaiyán

El 2023 se muestra como la mayor, y tal vez última, oportunidad concreta de Sergio Pérez para ser campeón de Fórmula 1. El mexicano transita el último año de contrato con Red Bull, y si bien la puerta de la continuidad está abierta, en las últimas semanas el runrún del paddock nombró a Lando Norris y Yuki Tsunoda como posibles candidatos a la butaca de Checo, quien sonó para Alfa Romeo (Audi desde 2026). Por eso, para el corredor de Guadalajara, la 74ª temporada del Mundial, que se vive por Star+, es su gran oportunidad de quedarse con el 1. Y ese sueño se alimentó enormemente con su victoria en el GP de Azerbaiyán, cuarta cita del año (segundo éxito del ejercicio actual y sexto de su campaña).

Pérez hizo cartón lleno en Bakú: tras ganar el sprint, se quedó con la carrera principal. Y para llegar al triunfo tuvo que batallar y, claro, tener una pizca de fortuna. ¿O falla de Red Bull que lo favoreció? El mexicano largó tercero y quedó segundo tras superar a Charles Leclerc, quien picó en pole pero el ritmo de su Ferrari en carrera no está para luchar contra los autos de las bebidas energizantes. Poco después de perder la punta con Max Verstappen, el monegasco cedió la segunda plaza con Checo.

Todo parecía estabilizado, más allá que desde el team austríaco señaló varias veces que hay libertad para luchar, el neerlandés no se inquietaba. Hasta que el equipo lo llamó a boxes por caucho fresco en la 11ª vuelta, justo en el momento que el Alpha Tauri de Nyck de Vries estaba detenido en la pista. La chance del ingreso del auto de seguridad era alta, sin embargo, desde los huestes de Red Bull hicieron ingresar igual a Max. Y sí, entró el safety car y todo cambió.

El bicampeón perdió la punta en manos de Checo Pérez, quien aprovechó la ventaja, cambió neumáticos y quedó en la cima. Detrás suyo, otro beneficiado: Leclerc. Aunque el dueño de la SF-23 poco pudo contener a Verstappen y cedió rápidamente el lugar de escolta. El mano a mano quedó en pista entre los Red Bull, como antes de la neutralización, pero con el orden invertido.

De ahí en más no hubo más carrera, Checo, más allá de algún susto al rozar la pared en la curva 15, no pasó sobresaltos y se quedó con la victoria en una carrera que terminó siendo soporífera. “Creo que estábamos muy cerca con Max, hoy fuimos al máximo. Los dos hemos tocado el muro un par de veces. La forma en que Max me ha presionado durante toda la carrera ha sido muy dura, pero logré mantenerlo bajo control”, analizó el mexicano. Max, claro está, se fue con cara de pocos amigos: “Obviamente el coche de seguridad ha sido desafortunado. He intentado mantenerme muy cerca y meterme en el DRS, pero se sobrecalentaban los neumáticos cuando le seguía”.

Dos triunfos en cuatro carreras, con póker de éxitos de Red Bull y una diferencia tan pequeña en los puntos, todo indica que para Pérez se la gran chance de llegar a la corona. Hasta el mismo mexicano lo reconoció en la previa de Azerbaiyán: “Es una oportunidad muy grande que tengo, entonces es como lo estoy afrontando, pero también voy carrera a carrera pensando en cada fin de semana. Estoy cerca del primer lugar, sólo pienso en ser campeón, pero también voy carrera a carrera, ese es mi objetivo”. ¿Podrá darse? ¿Cuánto se sostendrá en el tiempo el mensaje de libertad para luchar que pregonan los popes del equipo de Milton Keynes?

Por lo pronto, Checo está dando batalla. Habrá que ver qué ocurre cuando la temporada avance y la lucha se haga más encarnizada y Verstappen pida algún ajuste de clavijas. El discurso de libre batalla de Red Bull podría seguir sobre la mesa en tanto y en cuanto el RB19 siga siendo imbatible. Algo así como Mercedes en los tiempos de batallas casi fratricidas ente Nico Rosberg y Lewis Hamilton.

En aquellos años, la ventaja gigante de las Flechas de Plata sobre el resto de la parrilla habilitaba la pelea. Por ahora, los rivales del Toro Rojo están en otra cosa. Más allá de la doble pole de Leclerc en Bakú (con el estreno de la clasificación al sprint), la Rossa no es amenaza. El monegasco ya repitió varias veces que el ritmo de carrear de Red Bull es estratosférico. Para Imola se esperan actualizaciones de Ferrari, Mercedes y Aston Martin, aunque no parece que puedan poner en aprietos serios a los austríacos.

Todo el combo, que comienza con el gran año que está teniendo Pérez, alimenta el sueño de campeonar. (D)

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